Santiago Carbó (Funcas): “Es contraproducente que se limite o prohíba el pago en efectivo”

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Llueve sobre mojado. Las dudas sobre cómo hacer pagos en pleno estado de alarma han resucitado el eterno debate sobre el futuro del dinero en efectivo. Llevamos elucubrando sobre el fin de sus días desde hace medio siglo, sin embargo, según Deutsche Bank “durante siglos - en plural -  la gente ha desarrollado una confianza muy arraigada en el papel y las monedas, especialmente en tiempos inciertos”; unas declaraciones realizadas justo después de que en Alemania se hubieran doblado las retiradas de dinero contante y sonante en las primeras semanas de marzo y de que Beermann, miembro de la junta del Bundesbak, tuviera que salir a calmar a la opinión publica diciendo que “el efectivo no se va a acabar”.

Precisamente la incertidumbre, protagonista de este escenario de pandemia provocado por el Covid-19, ha generado en España mensajes confusos en torno al riesgo de contagio a través del cash, y un cruce de órdenes y contraórdenes, que solo expertos del sector financiero y/o sanitario pueden clarificar.

Santiago Carbó, director de Estudios Financieros de Funcas, trata de arrojar un poco de luz en un tema sobre el que, de cuando en cuando, le toca pronunciarse. Y de nuevo se rinde a la evidencia: “el efectivo sigue siendo el método de pago minorista más utilizado, sobre todo entre los segmentos más jóvenes y de mayor edad. Se prefiere por su comodidad, permitir un mejor control de gasto, su rapidez y menos coste”.

“No se debe olvidar que el dinero en efectivo es el 'plan B' en muchas situaciones”

Debatir qué forma de pago es más adecuada es un temarecurrente, ¿no? Y esta vez ha sido el coronavirus el que ha vuelto a sacarlo ala palestra.

Así es. Ni es la primera vez que surge el tema, ni será laúltima. Ha habido distintas ocasiones en las que el efectivo se ha puesto en“el foco”, casi siempre por ir ligado al anonimato y, por tanto, asociarse a laeconomía sumergida y evasión de impuestos. Esa suele ser la 'excusa'. Cuando sedesarrolló, por ejemplo, el Área Única de Pagos en euros, el interés principalfue promover pagos electrónicos intraeuropeos con las mismas condiciones deprecios y comisiones.

Además, en algunos países la estrategia de modernización serelaciona con una reducción directa de los pagos en efectivo, como es el casode Corea del Sur desde hace más de veinte años. Y en España, efectivamente, esuna discusión recurrente, pero como he dicho, siempre unida al fraude.

¿Tiene fundamento esa creencia? ¿Acabar con el cashpondría coto al fraude financiero?

No podemos obviar que las actuaciones fraudulentas se estánextendiendo también a los pagos electrónicos (el fraude con tarjetas). La claveestá en vigilar más la práctica en sí que estar pendiente del medio de pagoespecífico. Hay muchos tipos de fraude en todos los medios. Por ejemplo, el de“tarjeta no presente”, que es el que se produce cuando se roba la identidad ose usan las credenciales de una tarjeta sin tenerla si quiera en posesión porparte del defraudador. También hay problemas con medios como los criptoactivos.Lo importante es que los canales sean eficientes y que haya variedad y libertadde elección. 

¿Saldremos de esta pandemia con nuevos hábitos de pago,obligados por las circunstancias de confinamiento?

Respecto a si cambiarán los hábitos de pago, no está claro.Por un lado, algunos habrán aprendido ahora a utilizar contactless. Por otro,los sectores de población que más usaban efectivo seguramente lo han seguidoutilizando. Para muchos ciudadanos, que se limite o prohíba el pago en efectivoen algunos establecimientos es contraproducente y les excluye. Si hay un cambiosignificativo, sólo lo sabremos cuando se vuelva a la normalidad, pero laconocida persistencia de billetes y monedas seguirá para muchos sectores depoblación.

¿Se refiere a la población mayor, ya de por síespecialmente afectada por los estragos de este virus?

Es evidente, las personas de tercera edad y las más jóvenesson los segmentos que siguen prefiriendo en más alto porcentaje el efectivocomo método de pago minorista. Les supone seguridad, comodidad y por supuestoprivacidad; hay que tener en cuenta que muchos no están familiarizados conotros instrumentos.

Además, no se debe olvidar que el efectivo a veces es lasolución o el “Plan B” en muchas situaciones en las que es imposible pagar deotra manera, como caídas de electricidad, pagos a proveedores agrícolas y deotros sectores, o pagos entre particulares en situaciones de necesidad.Cuestiones que, en situaciones como la actual, cobran todavía más peso.

Entonces, ¿es ciencia ficción hablar de la desaparicióndel efectivo?

La desaparición del efectivo no se divisa, aunque se produzca una paulatina reducción. De hecho, en el contexto de bajos tipos de interés, la demanda de billetes y monedas ha aumentado en muchas jurisdicciones en los últimos años. En países donde el efectivo se ha reducido bastante, como en los nórdicos (entre otras cosas por cuestiones climáticas y de densidad poblacional), ha habido quejas de algunos sectores como el agrícola hacia iniciativas que pretendían prohibirlo. No es nada sencillo. Muchos sectores necesitan aún del efectivo. Muchos países optan por establecer mínimos de pago a partir de los cuáles hay que identificarse si se puede pagar con él. De este modo, se reduce el fraude, pero no se invita a utilizar otro medio de pago necesariamente.

Santiago Carbó, director de Estudios Financieros de Funcas. (Foto: Europa Press).

Otro tema confuso es el del supuesto contagio de virus através de monedas y billetes. Desinformación, algún bulo, mensajescontradictorios... ¿Qué intereses provoca esto?

Los intereses no los conozco, pero cada cual tendrá los suyos. Ha habido una cierta polémica en torno a los pagos “con contacto”. Entre ellos, claro, el efectivo. Sin embargo, todos los pagos con tarjeta que impliquen un contacto físico tienen el mismo riesgo. En todo caso, instituciones como el Banco de Pagos Internacionales (BIS) han aclarado que no existe un riesgo significativo en el uso de efectivo y el contagio del Covid-19. Cuando salimos y hacemos transacciones o tenemos roce con productos, barandillas, pomos de puerta y otros muchos contactos, lo importante luego es lavarse las manos adecuadamente y seguir el resto de recomendaciones sanitarias.

"ha aumentado la demanda de billetes y monedas y, en términos efectivos, casi nadie utiliza un solo medio de pago"

También recientemente, el Banco de España ha señalado que“por el momento no hay evidencia de que el coronavirus se haya propagado através de los billetes de euro” y el BCE se ha manifestado en términossimilares. Incluso la OMS ha matizado su recomendación inicial de reducir suuso.

Sí, las autoridades supervisoras e institucionesmultilaterales han salido al paso, sobre todo al tomar consciencia de que elelevado uso de efectivo en todo el mundo es demasiado importante como paraestablecer que no puede usarse sin un análisis exhaustivo. Lo que debeprevalecer siempre es la prudencia e higiene. En muchas jurisdicciones, como enla eurozona, las cuestiones de sanidad en billetes y monedas llevan muchos añossiendo consideradas.

¿Qué datos puede aportar que ayuden a hacer unaradiografía de las preferencias de los consumidores al afrontar sus pagos?

El Banco de España, en su Encuesta Nacional Sobre Uso deEfectivo, publicada en 2019, hace esa foto: el 53% de los ciudadanos manifiestaque utiliza el efectivo como medio de pago más habitual (un 57% en municipiospequeños), mientras que el 43% muestra preferencia por el uso de la tarjeta decrédito.

A pesar de ese cambio relativo en las preferencias, haaumentado la demanda de billetes y monedas y, en términos efectivos, casi nadieutiliza un solo medio de pago, sino que se combina el uso según lascircunstancias y la conveniencia.

Vamos a aprender mucho de esta crisis del Covid-19 y losmedios de pago no serán excepción. Por supuesto, los instrumentos “sincontacto” pueden aportar ventajas en contextos como el que estamos viviendo,pero todos los medios son importantes cuando se afrontan situaciones deespecial tensión.