Rafael Harillo

Opinión

El espacio en tiempos del Covid-19

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Rafael Harillo_Bufete Mas y Calvet (002)
Rafael Harillo_Bufete Mas y Calvet (002)

La importancia del sector aeroespacial en nuestros días es indiscutible. Sus aspectos económicos, técnicos y sociales son de enorme envergadura y afectan directamente a millones de personas de forma que difícilmente se pueden disociar de las actividades diarias de una sociedad moderna como la nuestra.

Y como no puede ser de otra manera, en estosconvulsos tiempos de la pandemia del Covid-19 que nos ha tocado vivir, esta significaciónha mostrado sus dos caras: la de inevitable coadyuvante en la expansión de la mismaa través del fenómeno de tráfico aéreo internacional, y la de enorme paliativo desus efectos, gracias a ese mismo tráfico aéreo que ha proveído de ayuda, equiposy material para contrarrestarla, así como la vital ayuda de las tecnologías espacialespara el mantenimiento de comunicaciones, (tanto meramente sociales como en apoyodel teletrabajo), proveer de entretenimiento e información a la población confinada,control por imagen, análisis de software, seguimiento geoespacial, observación deaspectos relacionados con la contaminación ambiental, el propio seguimiento delconfinamiento social, el cierre de instalaciones, etc.

Tal es la relevancia en este ámbito, que la conexión del sector aeroespacial con la gestión de pandemias como desafío estratégico ha venido mereciendo continuada atención destacada en el ámbito de la seguridad nacional. En 2017 ya la Estrategia de Seguridad Nacional, heredera de los textos de 2013 y 2011 hizo previsión de esta necesidad y la reciente creación del Consejo Nacional de Seguridad Aeroespacial, en marzo de 2020, viene a situarlo como organismo especializado, organizado en base a lo establecido por la Ley de Seguridad Nacional 36/2015 de 28 de septiembre, complementando al Consejo Nacional de Seguridad, órgano colegiado de gobierno dirigido y liderado directamente por el presidente del Gobierno.

Es precisamente destacable que la previsión deuna línea de acción estratégica de seguridad nacional, consistente en la constituciónde una red de alerta contra riesgos epidemiológicos contemplada en el texto de 2013,se convierta en uno de los “desafíos” esenciales a tener en cuenta específicamenteen la estrategia aeroespacial de marzo de 2019 bajo el epígrafe “epidemias y pandemias”,junto a elementos tan significativos como los conflictos armados, el terrorismo,el crimen organizado, la proliferación de armas de destrucción masiva, el espionaje,las ciberamenazas, las emergencias y catástrofes derivadas del medio natural, seaterrestre o derivada de la “meteorología espacial” y la contaminación atmosféricay acústica.

Los principios rectores que la estrategia deseguridad aeroespacial define son la unidad de acción, la anticipación, la eficienciay la resiliencia. Planificación y anticipación son claves, ya que la improvisaciónen un sector tan tecnológicamente complejo es difícilmente compatible con la obtenciónde resultados adecuados a las necesidades.

Es el propio texto legal es que claramente exponeque “El Estado está obligado a asegurar la disponibilidad de los elementos quese consideren necesarios para la nación, mejorando su protección contra amenazasy desafíos”

Ello denota claramente la interconexión que existey la necesidad de que, estando delimitado el desafío, se refuercen los protocolospara aplicar de manera eficiente todos los recursos y capacidades que desde el espaciopueden venir a combatirlo. Deben ser considerados como objetivos esenciales la potenciaciónde los ya existentes y la creación de nuevos, apoyando a la industria nacional delsector, brillante y capacitada, para que haya autosuficiencia y capacidad de respuestaen momentos críticos.

La sociedad actual es altamente dependiente delos sistemas espaciales para muchos de sus elementos clave de funcionamiento diarioen todos los segmentos de actividad. La correcta utilización de estos en caso decrisis y su disponibilidad son críticos y si en circunstancias normales un falloes perjudicial, en momentos de especial vulnerabilidad puede resultar catastrófico.Por ejemplo, una caída prolongada de los sistemas satelitales de comunicacionesque afectara a telefonía, internet y transmisión de datos, con la mayoría de lapoblación confinada y teletrabajando, impidiendo las comunicaciones de voz,imagen y email entre empresas, profesionales y particulares, llevaría sin lugara duda, a un entorno altamente complicado a todos los niveles. 

Tanto los sistemas espaciales clásicos como los de naturaleza más ágil e inmediata que el NewSpace puede aportar (hardware especifico de rápida satelización; aplicaciones ad hoc derivadas de datos obtenidos desde órbita; optimización de constelaciones para que no existan territorios sin cobertura en comunicaciones; Internet of Things (IoT), etc), deben convertirse en parte esencial de la solución en situaciones de crisis como la que ahora nos ocupa.

Afortunadamente, se disponen de capacidades nacionales en todos los segmentos y en algunos otros, como el de pequeños lanzadores, se está trabajando a buen ritmo para disponer de ellos. Los emprendedores y el tejido empresarial han apostado decididamente por poner a nuestro alcance toda una serie de tecnologías y aplicaciones que, desde organizaciones con un alto valor añadido en lo humano y tecnológico, viene a mejorar nuestra calidad de vida en circunstancias normales y a protegerlas en las excepcionales. Y dichas tecnologías no solo requieren de las adecuadas soluciones técnicas: la adecuación a la legalidad en materia de protección de datos, derechos fundamentales, o una rápida adecuación contractual para poner en marcha operaciones de emergencia que impliquen la tecnología espacial y sus aplicaciones, devendrían esenciales.

El apoyo a las empresas que trabajan el sectorno solo se convierte en un elemento de oportunidad económica evidente, sino quelo puede hacer claramente bajo la cobertura que supone estar contribuyendo a laseguridad nacional.

  • Rafael Harillo Gómez-Pastrana es abogado, especialista en Derecho Espacial de Bufete Mas y Calvet