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El acuerdo de seguridad de EEUU, Reino Unido y Australia despierta el fantasma nuclear en la región del Indo-Pacífico

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El nuevo acuerdo a tres bandas anunciado esta semana por las autoridades de Estados Unidos, Reino Unido y Australia con el que buscan desarrollar una asociación en materia de seguridad y combatir el dominio de China en la región del Indo-Pacífico, ha provocado innumerables reacciones, si bien cabe destacar las furibundas palabras del gigante asiático, que ha escenificado su malestar por una noticia que supondrá que la Armada Real australiana podrá contar con acceso a tecnología necesaria para la fabricación, por primera vez, de submarinos de propulsión nuclear.

En conferencia de prensa, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Zhao Lijian, ha afirmado a este respecto que la cooperación submarina de propulsión nuclear "ha socavado gravemente la paz y la estabilidad regionales, intensificado la carrera armamentista y socavado los esfuerzos internacionales de no proliferación".

Además de acusar a los tres países firmantes de incumplir el Tratado sobre la No Proliferación de Armas Nucleares (TNP), y parte del Tratado de la Zona Libre Nuclear del Pacífico Sur, el portavoz chino ha señalado que este acuerdo evidencia el uso de Estados Unidos y Reino Unido para obtener beneficios geopolíticos a costa de elevar la tensión nuclear, algo que calificó de “extremadamente irresponsable”.

En el caso de Japón, tal y como recoge el diario DefenseNews, el ministro de Asuntos Exteriores japonés, Toshimitsu Motegi, habría recogido con satisfacción el establecimiento de este acuerdo marco y los "esfuerzos continuos de los tres países para lograr una región Indo-Pacífico libre y abierta", según ha señalado su homóloga australiana, Marise Payne, encargada de comunicarle la nueva. No obstante, el representante nipón evitó hacer cualquier referencia expresa a la decisión de Australia de adquirir submarinos de propulsión nuclear.

En cambio, Indonesia, país con el que Australia ha tenido disputas relacionadas con la seguridad en el pasado, ha sido más crítico y sí ha expresado su preocupación por una carrera armamentista regional. El gobierno de este país ha instado a "Australia y las otras partes" a sentarse a dialogar para resolver pacíficamente las diferencias.

La inaplazable necesidad de una Unión Europea de Defensa

Este acuerdo a tres bandas, bautizado con las siglas AUKUS -acrónico del nombre de los tres países en inglés- permitirá a las tres naciones compartir tecnología con el fin de garantizar la seguridad cibernética, la inteligencia artificial, los sistemas submarinos y sistemas de largo alcance con el fin de "defender los intereses comunes en el Indo-Pacífico" y así "hacer frente a los desafíos del siglo XXI", tal y como señalaron los firmantes en el comunicado de presentación.

En el caso de Europa, esta noticia ha vuelto a poner sobre la mesa la necesidad de una Unión Europea de Defensa para, entre otras razones, no tener que elegir entre Estados Unidos y China en un entorno cada vez más tenso. En Bruselas la sorpresa de este anuncio ha sido tal que el español Josep Borrell, Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, se disponía a presentar en rueda de prensa la propia estrategia del Indo-Pacífico de la UE, cuando se vio obligado a responder a preguntas sobre esta alianza: “Lamentamos no haber sido informados, no haber sido parte de estas conversaciones. Entiendo lo decepcionado que estará el gobierno francés”, manifestó.

Y es que en Francia, donde literalmente se ha definido el acuerdo trilateral como "puñalada por la espalda", AUKUS pone fin al contrato que la naviera francesa Naval Group tenía con el país oceánico para la fabricación de submarinos de diseño francés, valorado en 66.000 millones de dólares (56.000 millones de euros), hecho que ha supuesto que Emmanuel Macron haya llamado a consultas a sus embajadores en Estados Unidos y Australia.

Por último, en lo que se refiere a nuestro país, no se espera que dicha alianza tenga consecuencias de tipo comercial. Cabe recordar que el departamento de Defensa australiano firmó hace apenas una semana el certificado de aceptación del AAOR Stalwart, el segundo de los buques de aprovisionamiento que Navantia ha construido para la Marina de este país.

Estas embarcaciones de guerra no están destinadas a uso nuclear. Su diseño está basado en el BAC “Cantabria” (A 15) construido para la Armada española, y están preparadas para aprovisionar en alta mar hasta tres barcos a la vez con materias como combustible, agua, víveres, municiones u otros materiales. Además, su capacidad para transportar contenedores y el gran volumen de sus tanques los habilita para desempeñar misiones de ayuda humanitaria y sanitaria en catástrofes.

La comercialización internacional de la fragata multimisión F-100, de los buques de desembarco anfibio con capacidad aérea basados en el BPE Juan Carlos I español, o del nuevo submarino S-80, fabricados también por Navantia, no debería verse afectada.