TecnoTest, una herramienta que detecta las adicciones TIC de los adolescentes

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A menudo se considera que los jóvenes son nativos digitales, pero en la práctica muchos carecen de competencias digitales
A menudo se considera que los jóvenes son nativos digitales, pero en la práctica muchos carecen de competencias digitales

Los expertos en adicciones relacionadas con las nuevas tecnologías no dan abasto. Cada vez hay un mayor número de personas, sobre todo entre los jóvenes, con trastornos adictivos similares a los que produce el consumo de determinadas sustancias. Y las diferencias por sexos son importantes. Mientras ellas pueden matar por un ‘like’, porque están mucho más (de)pendientes del móvil y las redes sociales, los chicos se decantan por los videojuegos, planazo donde los haya a la hora de relacionarse con sus amigos (aunque hablemos de amistad online).

Con el fin de analizar este tipo de adicciones entre los adolescentes y con el objetivo de crear herramientas de evaluación que detecten este tipo de adicciones emergente, la Fundación Mapfre ha elaborado, junto con la Universidad de Valencia, el informe ‘Detección temprana y prevención de adicciones tecnológicas en adolescentes’. En él, a través de una exhaustiva investigación realizada a 2.808 estudiantes entre 11 y 20 años, se han analizado las diferencias entre chicas/os y también, por grupo de edad.

Aunque con la llegada de los smartphones los teléfonos móviles cumplen infinidad de funciones, lo cierto es que la principal es la comunicación con los demás, ya sea a través de las llamadas, redes sociales o las aplicaciones de mensajería instantánea. Su uso está muy extendido entre los adolescentes, al margen de años y sexos, pero, según este informe, es entre la población femenina donde existe una mayor adicción, 8,2% frente a un 3,2 % de los chicos, y también mayores conductas de riesgo - 24,7  frente al 12,0 % -. Este uso indebido del móvil se da sobre todo durante la adolescencia media y tardía - entre los 15 y los 20 años -, etapa en la que los jóvenes dependen más de la comunicación con los iguales.

En cuanto al uso que le dan, también encontramos diferencias entre sexos, pues mientras ellas lo utilizan más como vía de interacción social, ellos lo usan tecnologías para demostrar habilidades, competir y ganar. En cuanto a las redes sociales, cabe destacar que las chicas también presentan una tasa más alta de adicción y riesgo de adicción que los chicos, 8, 9 y 25 % frente al 4,2 y 13,1 %, respectivamente.

Según los expertos, esta tendencia más alta entre las chicas puede deberse a que ellas muestran “mayor dependencia al grupo” y “conformidad con las normas”, necesitan la “aprobación” y estar presentes en la comunidad virtual. De ahí que el informe revele que la autoestima de muchas de ellas depende de la cantidad de “likes” que obtienen o de los comentarios de aceptación de su grupo.

El WhatsApp es la principal herramienta de comunicación que utilizan los adolescentes.

Por otro lado y aunque suene a tópico, los videojuegos parecen seguir siendo ‘cosas de chicos’, pues tanto el uso como el riesgo de adicción es mucho mayor entre ellos, un 7,1 frente a un 2,3 %. Además, se inician muy temprano, por lo que el riesgo se acentúa, ya que es mayor en la primera adolescencia y en la media, donde la adicción puede alcanza el 13%. En la adolescencia tardía, entre los 16 y los 20 años, los videojuegos van siendo sustituidos por otras tecnologías que permiten una mayor socialización.

Los que optan por este tipo de ocio suelen decantarse por videojuegos de rol en modalidad multijugador masivo, que es potencialmente más adictivo que el juego offline. En esta adicción a diferencia de lo que ocurre con las redes sociales y le móvil, sí existen diferencias en función de la renta familiar, y es mayor el riesgo de adicción cuando el nivel de renta es mayor.