Ingenieros del MIT están trabajando para crear baterías de tamaño celular

Alberto Payo

Periodista

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Los ingenieros de MIT Yet-Ming Chiang, Angela Belcher y Paula Hammond
Los ingenieros de MIT Yet-Ming Chiang, Angela Belcher y Paula Hammond

En los últimos años se ha reducido notablemente el tamaño de las baterías de dispositivos tecnológicos, mientras estas se hacen más potentes y ofrecen más autonomía. Pero ¿y si en un futuro no muy cercano estas pudieran tener un tamaño casi microscópico?
Unos ingenieros del MIT han desarrollado una manera de crear e instalar pequeñas microbaterías de aproximadamente la mitad del tamaño de una célula humana y que estarían creadas con virus.

El equipo responsable cuenta en las actas de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS) de la semana pasada cómo ensamblar y probar con éxito dos de los tres componentes clave de una batería y cómo una completa está en desarrollo.

"Hasta donde sabemos este sería el primer caso en el que se ha usado la impresión por microcontacto para fabricar y colocar electrodos de microbatería y el primer uso de ensamblaje basado en virus en un proceso de este tipo", explican las profesoras del MIT Paula T. Hammond, Angela M. Belcher y. Yet-Ming Chiang.

Otra ventaja es que su 'fabricación' sería bastante sencilla, no implicaría ningún equipo costoso y se podría hacer a temperatura ambiente, según ha destacado Belcher.

Cómo funcionan las microbaterías

Las baterías constan de dos electrodos opuestos, un ánodo y un cátodo, separados por un electrolito. En el trabajo actual, el equipo del MIT creó tanto el ánodo como el electrolito. Primero, en un material transparente y gomoso, el equipo usó una técnica común llamada litografía blanda para crear un patrón de pequeños postes de cuatro u ocho millonésimas de metro de diámetro. Sobre estos postes, después, depositaron varias capas de dos polímeros que juntos actúan como el electrolito sólido y el separador de la batería.

Lo siguiente fue usar virus que se autoensamblan sobre las capas de polímero en los postes, formando finalmente el ánodo. En 2006 las profesoras Hammond, Belcher y Chiang ya habían informado de cómo hacer algo parecido.

El resultado final es un sello de pequeños postes, cada uno cubierto con capas de electrolito y el ánodo de óxido de cobalto. "Luego le damos la vuelta al sello y transferimos el electrolito y el ánodo a una estructura de platino" que, junto con la lámina de litio, se usa para las pruebas, ha comentado Hammond.

El equipo está desarrollando en este momento la tercera parte de una batería completa, el cátodo mediante la técnica de ensamblaje viral y están probando un sello para usarse en superficies curvas. Según han reconocido, también están planteando cómo integrar las microbaterías con organismos biológicos.

Gracias a este hallazgo se abre un sinfín de posibilidades para el sector TIC. Estas futuras microbaterías combinadas podrían otorgar una gran duración a algunos gadgets. Además, suponen un gran avance para la tecnología médica, pudiendo alimentar una gran variedad de dispositivos en miniatura para la exploración, la sensorización y la curación.