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Ciberseguridad

40 años de cárcel por la mayor filtración de datos de la historia de EE.UU.

El caso de Schulte ha puesto de relieve la vulnerabilidad de las instituciones frente a amenazas internas y plantea preguntas sobre la seguridad de la información clasificada.

Experto en migraciones y analista internacional.

3 minutos

Imagen de archivo de Joshua Schulte.

Joshua Schulte, ex empleado de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, ha sido condenado a 40 años de prisión después de ser declarado culpable de realizar la mayor filtración de datos en la historia de la agencia. Esta condena, anunciada por la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York, marca el fin de un caso que ha captado la atención nacional e internacional por la magnitud de la filtración y la naturaleza sensible del material involucrado.

Schulte, quien trabajó como ingeniero informático en el Centro de Inteligencia Cibernética de la CIA, fue acusado de proporcionar una cantidad significativa de datos clasificados a WikiLeaks en 2016. Años después, su condena en 2022 se produjo por fin tras ser hallado culpable de varios delitos graves, incluyendo la recopilación y transmisión ilegal de información poniendo en peligro la defensa nacional norteamericana, así como la obstrucción de una investigación criminal y procedimientos de un gran jurado. A estos cargos se sumó, en 2023, una condena por recibir, poseer y transportar material de pornografía infantil.

El caso de Schulte es particularmente notorio debido a su perfil y a las implicaciones que han tenido sus acciones. Como ingeniero informático en la CIA, tenía acceso a herramientas cibernéticas avanzadas diseñadas para recolectar datos de manera encubierta. Sin embargo, según la fiscalía, Schulte utilizó su posición y sus conocimientos para extraer y difundir ilegalmente información sensible, comprometiendo la seguridad nacional en un acto descrito por la fiscalía como una venganza contra la CIA por cómo manejaron violaciones de seguridad previas mientras él estaba empleado.

Además de la filtración de datos, las autoridades describieron el comportamiento de Schulte después de ser descubierto como “particularmente preocupante”. Se informó que intentó continuar dañando la seguridad nacional incluso desde la prisión, participando en lo que él mismo denominó una "guerra de información" al publicar información clasificada. Paralelamente a las filtraciones de información clasificada, mantenía una colección de material de abuso infantil, lo que agregó gravedad a su perfil delictivo.

El caso de Schulte comenzó a desarrollarse en 2015, cuando tuvo serios conflictos con sus superiores y compañeros en la CIA. Estos problemas personales y profesionales escalaron de tal manera que culminó con su participación directa en la filtración de datos a WikiLeaks, una acción que se presume fue parcialmente motivada por sus resentimientos hacia la agencia. La situación se agravó aún más cuando, en un intento de encubrir sus actividades, borró evidencias de su acceso a los sistemas informáticos de la CIA, lo que complicó la investigación.

El caso de Schulte ha puesto de relieve la vulnerabilidad de las instituciones frente a amenazas internas y plantea preguntas sobre la seguridad de la información clasificada. Su arresto, y condena subrayan la gravedad con que se tratan estos asuntos en el ámbito de la seguridad nacional norteamericana. La sentencia de 40 años refleja la magnitud de los delitos cometidos y el daño potencial a los intereses de seguridad de Estados Unidos.

El expresidente norteamericano George Bush atiende a la prensa en las instalaciones de la CIA. Fuente CIA.

Este caso, al igual que el del Capitán de Fragata italiano Walter Biot, que ha sido condenado a 20 años de prisión por vender información clasificada (secretos) a los rusos aprovechando su puesto temporal en el Cuartel General de la OTAN de Nápoles, sirve como un recordatorio de las consecuencias legales y éticas de la filtración de información clasificada y el abuso de posición y acceso dentro de organizaciones de seguridad nacional u organismos internacionales.