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Ciberseguridad

El ejército español, objetivo de los ciberdelincuentes: así pueden espiarlo y atacarlo en la red

En pleno S.XXI, las batallas no solo se libran sobre el terreno. Internet se ha convertido en otro campo de duros enfrentamientos donde agentes externos intentan atacar y mermar las capacidades de las diferentes fuerzas armadas, también la española.

Periodista especializado en tecnología, ciberseguridad e innovación.

4 minutos

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En un mundo cada vez más digitalizado, las amenazas no solo provienen de armas convencionales, sino que también pueden atacar desde el ciberespacio. El ejército español, al igual que otras fuerzas armadas del mundo, ha adoptado la tecnología como parte fundamental de su operación diaria.

Sin embargo, esta transformación digital lo expone a ser objetivo de ciberdelincuentes y actores hostiles. Los ciberataques dirigidos al ejército pueden tener consecuencias devastadoras, ya que comprometen información confidencial, la seguridad nacional e incluso la infraestructura militar.

El espionaje cibernético: el gran objetivo

El espionaje es uno de los principales fines de los ciberdelincuentes cuando atacan a organizaciones militares. En el caso del ejército español, los ciberdelincuentes podrían estar interesados en obtener datos confidenciales, como información sobre despliegues de tropas, estrategias militares, tecnología armamentística, y planes de defensa nacional. Esta información es extremadamente valiosa para gobiernos hostiles, grupos terroristas o incluso para actores individuales con fines de lucro o ideológicos.

Los métodos más comunes para realizar espionaje cibernético incluyen acciones como el phishing. Aquí, los ciberdelincuentes envían correos electrónicos falsos que parecen ser de remitentes de confianza, engañando a los destinatarios para que revelen información confidencial o descarguen malware. Si un miembro del ejército cae en este tipo de trampa, podría exponer credenciales importantes o acceder involuntariamente a sistemas internos.

También, los ciberdelincuentes pueden introducir software malicioso en los sistemas del ejército para robar información o interrumpir sus operaciones. Algunos de los tipos de malware más utilizados son los troyanos, que permiten a los atacantes tomar el control de los sistemas infectados, y los keyloggers, que registran cada pulsación de tecla, recopilando contraseñas e información sensible.

Los sistemas militares dependen de una amplia gama de proveedores y contratistas. Los ciberdelincuentes pueden atacar a estas empresas más vulnerables, comprometiendo su seguridad para infiltrarse en los sistemas del ejército a través de la cadena de suministro.

Ciberataques directos: sabotaje y desinformación

Además del espionaje, los ciberdelincuentes también pueden realizar ataques directos contra el ejército con el objetivo de interrumpir sus operaciones, sabotear sistemas críticos o sembrar desinformación entre las filas militares y la población. Unos de los más populares son los ataques de denegación de servicio (DDoS)

Mediante este tipo de ataques, los ciberdelincuentes inundan los servidores del ejército con un volumen masivo de tráfico, lo que provoca que los sistemas se ralentizen o colapsen. Un ataque DDoS a los sistemas de comunicación militares podría interrumpir la coordinación de operaciones o la gestión de recursos en momentos críticos.

Por otro lado, los ejércitos modernos dependen de sistemas digitales para controlar la logística, gestionar operaciones y supervisar equipamiento. Un ciberataque dirigido a estos sistemas podría interrumpir el suministro de combustible, municiones o alimentos a las tropas, lo que afectaría directamente su capacidad operativa en momentos clave.

Los sistemas militares están conectados a infraestructuras críticas, como redes de telecomunicaciones, energía y transporte. Un ataque coordinado podría afectar la capacidad del ejército para movilizar tropas, operar sus bases o incluso afectar los sistemas de defensa antiaérea o los satélites de comunicación.

El papel del ciberespionaje extranjero

Uno de los mayores riesgos para el ejército español proviene de actores estatales, como potencias extranjeras que buscan obtener información militar valiosa. Países como Rusia, China y Corea del Norte han sido señalados en múltiples ocasiones por lanzar ciberataques sofisticados a infraestructuras militares y gubernamentales de otros países.

Estas naciones cuentan con unidades de ciberespionaje altamente capacitadas que emplean técnicas avanzadas para infiltrarse en redes militares, utilizando métodos como el "spear-phishing" (una versión más dirigida del phishing), la explotación de vulnerabilidades en software y la creación de malware diseñado específicamente para atacar sistemas militares.

Medidas de defensa cibernética del ejército español

El ejército español no está indefenso ante estas amenazas. En los últimos años, el Ministerio de Defensa ha intensificado sus esfuerzos para proteger sus redes y sistemas de información mediante el desarrollo de capacidades cibernéticas avanzadas. Entre ellas, destacan:

Creación del Mando Conjunto de Ciberdefensa (MCCD). Este organismo es responsable de proteger los sistemas informáticos de las Fuerzas Armadas y de coordinar la defensa ante ciberataques. El MCCD supervisa las redes del ejército y responde rápidamente a incidentes de ciberseguridad.

Implementación de medidas de ciberseguridad avanzadas. El ejército español ha adoptado tecnologías de seguridad, como firewalls, sistemas de detección de intrusiones y cifrado avanzado para proteger la información confidencial. Además, realiza simulaciones periódicas de ataques cibernéticos para evaluar y mejorar su capacidad de respuesta.

Capacitación del personal militar. La seguridad cibernética no solo depende de la tecnología, sino también de las personas que la utilizan. El ejército ha puesto en marcha programas de capacitación para que sus miembros puedan identificar intentos de phishing, utilizar contraseñas seguras y seguir las mejores prácticas de seguridad en línea.

El ejército español también colabora con sus aliados de la OTAN y de la Unión Europea en materia de ciberdefensa. Estas alianzas permiten compartir información sobre amenazas y ataques, coordinar respuestas y desarrollar nuevas tecnologías de defensa cibernética.

La OTAN, en particular, ha puesto en marcha el Centro de Excelencia en Ciberdefensa Cooperativa, donde los países miembros comparten conocimientos y recursos para hacer frente a las amenazas cibernéticas. España, como miembro activo, se beneficia de estas iniciativas para fortalecer su ciberdefensa.