Hace unos años, a nadie se le habría ocurrido mandar una foto suya desnud@ por vía postal, y se tenía muy en cuenta aquello de "lo escrito permanece, las palabras se las lleva el viento".
El distanciamiento emocional que experimentan muchas personas a la hora de usar la tecnología les hace perder la perspectiva y la mínima prudencia para sobrevivir en un universo lleno de lobos. Y ocurre en todo el mundo.
Según un informe del FBI difundido por Cyberscoop, los ciberdelincuentes y chantajistas telemáticos extorsionaron a sus víctimas y consiguieron un botín de 8 millones de dólares en Estados Unidos en lo que va de año. El método: amenazaban a sus víctimas con hacer públicas imágenes sexuales suyas.
En el último boletín del FBI bulletin publicado el pasado jueves se detalla que más de 16.000 víctimas han denunciado, y más de la mitad de ellas son mujeres con edades comprendidas entre los 20 y los 39 años. Se considera que el número de denuncias es muy pequeño con respecto a los casos reales. La mayoría de las víctimas no denuncian por miedo a represalias de sus extorsionadores o porque creen que la policía puede hacer muy poco para ayudarles.
Aún así, ha habido un importante incremento de denuncias frente a periodos anteriores. En el 2020 se produjeron más de 76.000 intentos de extorsión de todo tipo, que incluyen también la denominada sextortion. 23.000 personas fueron víctimas de lo que se denomina romance scam, una estafa en la que una persona finge sentir amor por otra con el fin de estafarle y obtener la mayor cantidad de dinero posible e ella. Hay equipos criminales que se turnan para contestar y escribir mensajes amorosos durante las veinticuatro horas del día.
Los chantajistas suelen utilizar apps de citas para establecer los primeros contactos antes de proceder al ataque directo o "sextortion"
El último informe del FBI informa que a veces, los sextorsionadores utilizan métodos parecidos para ganarse la confianza de sus víctimas. Pero aquí el contacto es real, usan apps como Tinder y otras webs de citas. Más tarde el ciberdelincuente pide a su amigo o amiga que se traslade a otra plataforma, y ahí comienza el infierno. Tras pedir el intercambio de imágenes sexuales para motivarse mutuamente, enseñan finalmente la patita, y piden dinero para no hacerlas públicas o entregárselas a personas de su familia o asu grupo de amigos.
A veces, el chantajista y la víctima no han mantenido relación. De una forma u otra, el ciberdelincuente se hace con las fotos comprometidas de la víctima utilizando desde sus redes sociales hasta snapchat. El pasado mes de agosto un hombre fue condenado a tres años de prisión por un tribunal federal de Nueva York por hackear decenas de cuentas de estudiantes para conseguir fotos de ellos desnudos para comerciar con ellas.
En ocasiones el extorsionador solo se limita a pedir a su "amigo" o "amiga" que pose para él. Difundir esas imágenes es un delito tanto en España como en Estados Unidos, pero las posibles víctimas suelen ser las perjudicadas y no está de más que desconfíen, incluso de sus parejas. Solo hay que recordar el triste caso de la mujer de IVECO que llegó a suicidarse tras las difusión entre sus compañeros de trabajo de imágenes comprometidas.