En los últimos años, Marruecos ha experimentado un notable incremento en actividades relacionadas con el cibercrimen, subiendo ya al tercer puesto como el país africano con mayor incidencia en este ámbito, solo por detrás de Mauricio y Botsuana.
Según el Índice Global de Fraude Digital para el año 2024, elaborado por primera vez por la fundación estadounidense SumSub, especializada en cuestiones de seguridad, esta realidad plantea preguntas sobre el impacto de estas actividades en los países vecinos, especialmente en España, debido a la proximidad geográfica y las relaciones históricas entre ambos.
Crecimiento del cibercrimen en Marruecos
El auge de la digitalización en Marruecos ha traído consigo un incremento en las actividades delictivas en el ciberespacio. Entre los principales ataques destacan los intentos de phishing, troyanos bancarios y ransomware, que han afectado tanto a usuarios individuales como a empresas e instituciones gubernamentales.
Este panorama se debe en gran medida al acceso masivo a herramientas tecnológicas por parte de grupos organizados y ciberdelincuentes individuales, así como a la falta de concienciación y protección en determinados sectores.
Marruecos ha desarrollado importantes capacidades cibernéticas en los últimos años. A través de la Dirección General de Seguridad de Sistemas de Información (DGSSI) y los equipos de respuesta a incidentes cibernéticos, el país ha implementado medidas para proteger su infraestructura digital.
Sin embargo, esta infraestructura también se ha convertido en una base potencial para que actores maliciosos operen sin ser detectados.
Relación con España, ¿existe una amenaza directa?
La proximidad entre Marruecos y España hace que cualquier desarrollo en el ámbito cibernético marroquí tenga implicaciones potenciales para España. Aunque no existe evidencia concluyente de ataques organizados dirigidos desde Marruecos hacia España, no se puede descartar la posibilidad de que actores individuales utilicen Marruecos como plataforma para sus operaciones. Los sectores más vulnerables suelen ser empresas con infraestructura crítica, entidades financieras y sistemas gubernamentales.
A pesar de estos riesgos, Marruecos no figura -al menos oficialmente- entre las principales amenazas cibernéticas para España. En cambio, ambos países han mostrado interés en colaborar para abordar desafíos compartidos en ciberseguridad y luchar contra el creciente número de ataques en la región.
A pesar del aumento del cibercrimen, Marruecos ha sido reconocido por sus esfuerzos en mejorar su ciberseguridad. El país ha implementado políticas efectivas y realizado inversiones significativas en la formación de expertos en ciberseguridad.
Además, Marruecos ha participado activamente en foros internacionales para abordar estas amenazas de manera global. Esto demostraría un compromiso claro por fortalecer la protección de su infraestructura digital.
Esta colaboración también se extiende a España, con quien Marruecos comparte intereses estratégicos en la región. En los últimos años, ambos países han intercambiado información para prevenir ciberataques y han explorado iniciativas conjuntas en materia de ciberdefensa.
España debe ser cauta
El crecimiento del cibercrimen en Marruecos es un recordatorio de la importancia de fortalecer las defensas tanto a nivel nacional como regional. Las amenazas cibernéticas no reconocen fronteras y pueden tener un impacto global.
Por ello, es fundamental que los gobiernos, las empresas y los ciudadanos tomen medidas proactivas para protegerse. Entre estas medidas se incluyen la implementación de tecnologías avanzadas, la educación en ciberseguridad y la cooperación internacional.
Marruecos ha escalado posiciones en términos de cibercrimen, convirtiéndose en un actor destacado en el panorama africano. Sin embargo, no hay pruebas concluyentes de que estos ataques estén dirigidos directamente a España de manera organizada. Aun así, la creciente sofisticación de los ciberataques exige una vigilancia coordinada para abordar las amenazas y garantizar la seguridad digital de nuestro país.