Si actualmente la ciberseguridad es un desafío para la mayoría de las empresas y estados, en una carrera casi obligada hacia la digitalización en la que las medidas de prevención y seguridad van detrás de las embestidas de los piratas informáticos, ¿qué puede suceder con la tecnología espacial? Hasta el momento no conocemos métodos de protección “infalibles”, y las estructuras críticas se han convertido en uno de los blancos favoritos de los ataques, en especial cuando hay conflictos geopolíticos de por medio.
Al mismo tiempo, los avances científicos y tecnológicos permiten el incremento de las misiones espaciales tripuladas y no tripuladas, como es el caso de Artemisa, el programa de la NASA que busca volver a llevar a la humanidad a la Luna, así como establecer una presencia sostenible en la superficie y la órbita lunar.
A finales de abril, en lo que fue el primer simulacro espacial de piratería ética, investigadores de la empresa de ciberseguridad Thales intentaron interrumpir el funcionamiento del nanosatélite OPS-SAT de la Agencia Espacial Europea (ESA). Los expertos lograron hackear el satélite, accediendo a su sistema de posicionamiento global, explican desde 20bits. Si bien desde la ESA aseguran que tuvieron en todo momento el control del OPS-SAT, el equipo de Thales encontró vulnerabilidades que permitieron infectar los sistemas con malware.
Los hackers éticos fueron capaces de introducir un código malicioso que habilitó la modificación de las imágenes capturadas por la cámara que se enviaron a Tierra, y también lograron ocultar las maniobras que realizaban a los ojos de la ESA.
Sumado a esto, Gregory Falco, profesor de la Universidad Johns Hopkins, ubicada en Maryland, Estados Unidos, llamó la atención sobre la falta de seguridad cibernética aplicada en los próximos trajes espaciales que usarán los astronautas de la misión Artemisa. En un artículo presentado ante la Conferencia Aeroespacial IEEE, dijo que un error en el sistema puede poner en riesgo la vida de las personas que estén a bordo de la nave.
“La ciberseguridad de los vehículos que se envían al espacio está atrasada”, sostiene el profesor asistente de ingeniería civil y de sistemas. Si Falco está en lo correcto, existe la posibilidad de que una nave tripulada sufra un ciberataque, y la prueba de Thales lo confirma.
A la vez, en un informe del año 2021, la NASA ha registrado cerca de 2000 ciberataques a sus sistemas terrestres, que representan una pieza clave en la comunicación con el espacio exterior. Falco cree que el objetivo final de estas embestidas podría ser tomar el control de misiones de naves tripuladas.
Si bien el principal interés de estos ataques sería robar información secreta, propiedad de empresas privadas y agencias, estas acciones podrían poner en riesgo la vida de las personas a bordo de las naves, al dirigirse a sistemas críticos, como los filtros de aire. Esto podría afectar a las tripulaciones o a los futuros turistas espaciales.
En su artículo, Falco señala que las amenazas podrían provenir de personas que han tenido contacto con los instrumentos de las misiones, que hubieran instalado, por ejemplo, malware o ransomware en la computadora interna de la nave.
Hasta ahora, o al menos que se haya hecho público, no ha habido ciberataques que pongan en riesgo la vida de las personas en las misiones tripuladas. No obstante, Falco ha puesto el tema sobre la mesa y recomienda realizar cambios significativos en el hardware, software y en las políticas sobre seguridad.
“La ciberseguridad de los vuelos espaciales humanos requiere una mayor atención por parte del sector espacial, ya que las amenazas cibernéticas a estos sistemas aumentan a la par de las misiones con personas a bordo”, concluye el profesor de la Universidad de Hopkins.