El pasado 16 de noviembre en el Reino Unido una revolución biotecnológica llamada CRISPR aterrizó oficialmente en el planeta tierra cuando Londres autorizó el primer tratamiento “corta y pega” molecular para curar dos enfermedades sanguíneas muy mortíferas. El tratamiento llamado Casgevy es un medicamento de terapia génica celular que utiliza la tecnología CRISPR/Cas9 para el tratamiento de la betatalasemia y la drepanocitosis.
Pero este milagro de la ciencia, que se espera salve millones de vidas en un futuro no muy lejano, podría tener una versión orientada hacia la seguridad y defensa de un país. Y es que el congreso de Estados Unidos ya avisó en el año 2022 en un informe para el congreso sobre las tecnologías disruptivas emergentes que la biotecnología podría convertirse en una amenaza a la seguridad nacional porque la edición genética de CRISPR-Cas9 tiene el potencial de "alterar genes o crear ADN para modificar plantas, animales y humanos. Dichas biotecnologías podrían ser utilizadas también para mejorar (o empeorar) el rendimiento de los soldados en combate. La proliferación de la biología sintética, utilizada para crear código genético que no existe en la naturaleza, puede aumentar el número de actores capaces de crear armas químicas y biológicas" y además podría posibilitar la creación de camuflaje adaptativo, dispositivos de ocultamiento, o armaduras corporales y de vehículos más ligeros, más fuertes y, potencialmente, auto reparables.
Qué es la tecnología CRISPR
La tecnología genética CRISPR (Clustered Regularly Interspaced Short Palindromic Repeats) representa una de las innovaciones más significativas en biotecnología. Este método, descubierto en la primera década del siglo XXI, permite modificar el genoma de organismos vivos con una precisión y facilidad sin precedentes. CRISPR funciona como una especie de "tijeras moleculares" que pueden cortar y alterar secuencias específicas de ADN.
La biología sintética podría posibilitar la creación de camuflaje adaptativo, dispositivos de ocultamiento, o armaduras corporales y de vehículos más ligeros, más fuertes y, potencialmente, auto reparables.
CRISPR se basa en un sistema que las bacterias utilizan para defenderse de virus. Este sistema detecta y corta el ADN de los virus invasores. Los científicos adaptaron este mecanismo para poder cortar cualquier secuencia de ADN en un punto específico. La herramienta CRISPR más conocida y utilizada es CRISPR-Cas9, donde "Cas9" es el nombre de la enzima que realiza el corte.
El proceso general de CRISPR-Cas9 comienza con la identificación de la secuencia de ADN objetivo dentro del genoma. Luego se diseña una pieza de ARN guía que se une a esta secuencia específica. Cuando el ARN guía se introduce en una célula junto con la enzima Cas9, dirige a Cas9 al lugar exacto del corte deseado en el ADN. Una vez que Cas9 corta el ADN, la célula intenta repararlo. Durante este proceso, los científicos pueden introducir cambios genéticos, como la eliminación, inserción o reemplazo de secuencias de ADN.
CRISPR ha abierto un abanico de posibilidades en múltiples campos. En medicina, ofrece potencial para tratar enfermedades genéticas, combatir el cáncer y desarrollar nuevas terapias. En agricultura, permite la creación de cultivos con mejores características, como mayor resistencia a enfermedades o mejor valor nutricional. También se investiga su uso en la corrección de mutaciones genéticas en embriones humanos, lo que plantea importantes debates éticos.
Además de sus aplicaciones, CRISPR ha generado controversias. Los aspectos éticos de la edición genética, especialmente en humanos, son motivo de intenso debate. Existen preocupaciones sobre posibles efectos imprevistos, como cambios genéticos no deseados, y sobre las implicaciones de modificar el genoma humano, que podrían incluir desde la cura de enfermedades hasta la creación de "bebés a la carta".
A pesar de estas preocupaciones, el potencial de CRISPR es indiscutible. Esta tecnología continúa desarrollándose y ya ha transformado la investigación biomédica, prometiendo revolucionar muchas áreas de la ciencia y la medicina en los próximos años.
CRISPR como arma disruptiva del futuro
La llegada de la tecnología CRISPR-Cas9 ha abierto una nueva era en biotecnología, ofreciendo posibilidades inimaginables en diversos campos, incluido por supuesto el de la defensa y seguridad militar. La capacidad de editar genomas con precisión y eficiencia plantea tanto oportunidades como desafíos éticos y de seguridad en el contexto militar.
Veamos algunas posibilidades:
Desarrollo de Capacidades Defensivas Mejoradas
Uno de los aspectos más prometedores de CRISPR en defensa es el desarrollo de soldados mejorados física y cognitivamente. La edición genética podría potenciar habilidades como la fuerza, la resistencia, la agudeza visual y la capacidad de recuperación frente a lesiones o condiciones ambientales extremas. Además, podría ser clave en la mejora del rendimiento cognitivo, aumentando la capacidad de concentración y reduciendo la necesidad de sueño.
Defensa Contra Amenazas Biológicas
CRISPR también podría ser fundamental en la protección contra amenazas biológicas. La tecnología permite la rápida identificación y neutralización de agentes patógenos. Los militares podrían desarrollar vacunas y tratamientos en tiempos récord frente a brotes de enfermedades naturales o ataques bioterroristas.
Desarrollo de Armas Biológicas
El lado oscuro de CRISPR en el ámbito de seguridad y defensa es el potencial desarrollo de armas biológicas que tiene. La capacidad de alterar o crear virus y bacterias podría conducir a la creación de armas biológicas más letales y específicas, capaces de afectar a poblaciones específicas o ecosistemas enteros.
Desafíos Éticos y Jurídicos
La edición genética de soldados plantea importantes cuestiones éticas. ¿Hasta qué punto es ético modificar genéticamente a seres humanos para fines militares? Además, existen preocupaciones sobre el consentimiento y los efectos a largo plazo de tales modificaciones. A nivel internacional, el uso de CRISPR como arma biológica podría violar tratados como la Convención sobre Armas Biológicas.
La tecnología CRISPR es una de esas tecnologías emergentes que se desarrollaran de manera rápida en el ámbito civil, y que por lo tanto tendrá pronto su uso equivalente en el marco de Seguridad y Defensa porque presenta un horizonte de posibilidades revolucionarias en este campo. Sin embargo, es fundamental abordar con cautela y responsabilidad sus aplicaciones, considerando tanto las implicaciones éticas como las consecuencias a largo plazo. La cooperación internacional y la creación de marcos regulatorios sólidos serán clave para asegurar que el uso de esta poderosa tecnología se oriente hacia la seguridad y el bienestar global, y no hacia una nueva carrera armamentística o el surgimiento de conflictos éticos y humanitarios. Por el momento la comunidad científica internacional y la organización mundial de la salud han tomado cartas en el asunto limitando el desarrollo y pruebas en seres humanos, pero el éxito y la aprobación mundial del medicamente Casgevy será el punto de partida para seguir probando y ensayando la edición genética en animales, plantas y humanos.
La cuestión es que los “malos”, actores estatales o no estatales, no descansan y no les importaría hacerse con una tecnología que podría fabricar armas biológicas terroríficas y de destrucción masiva, y ya de paso, usar esa misma tecnología para hacerse ellos inmunes a las armas que fabriquen.