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Defensa

Enjambres de drones militares: entre su desarrollo o evitar su proliferación

La capacidad de esta tecnología de convertirse en arma estratégica plantea un debate sobre su utilización.

Experto en migraciones y analista internacional.

8 minutos

El uso de enjambres de drones plantea dudas.

Como continuación natural al impresionante y acelerado desarrollo de los drones aéreos militares en sus diferentes facetas (inteligencia, reconocimiento, ofensivos, defensivos…), los enjambres de drones se podrían convertir a medio plazo en armas estratégicas, es decir, que podrían tener la capacidad de influir de manera significativa en el equilibrio de poder entre Estados o en el curso de un conflicto.

Al fin y al cabo se trata básicamente de ir integrando estos drones aéreos y sus capacidades en enjambres comunicados entre sí, abriendo una nueva era en los sistemas de armamento modernos. Pero, a pesar del enorme potencial que representan, la proliferación de estos sistemas no será uniforme ni inmediata, y como está ocurriendo con otras tecnologías disruptivas, mientras que algunas naciones pueden apresurarse a desarrollar enjambres de drones masivos y armados, otras podrían no alcanzar nunca esa capacidad militar avanzada.

¿Qué es un enjambre de drones?

Los enjambres de drones son más que una simple agrupación de vehículos aéreos no tripulados (UAV, por sus siglas en inglés). Son sistemas que coordinan sus acciones de forma autónoma para alcanzar objetivos compartidos. Esto permite que operen de manera más eficiente y en mayor cantidad, lo que les otorga una ventaja significativa en combate. En lugar de depender de un solo dron con capacidades limitadas, un enjambre puede desplegarse para realizar misiones complejas y diferentes, como vigilancia, interferencia electrónica y ataques directos.

El auge en el mundo

Los enjambres coordinan su actuación de forma autónoma.

Hoy en día países como Estados Unidos, China, Israel y Rusia, y por supuesto Ucrania, están trabajando en programas de enjambres de drones. Aunque casi todos los países occidentales están avanzando rápidamente en el desarrollo de estos sistemas, no todos cuentan con las mismas capacidades tecnológicas y financieras para desarrollarlos (o comprarlos) e integrarlos eficazmente en sus ejércitos.

En Estados Unidos, el Pentágono ha estado trabajando en el proyecto AMASS (Autonomous Multi-Domain Adaptive Swarms-of-Swarms), cuyo objetivo es desplegar miles de drones aéreos, marítimos y terrestres en formaciones autónomas para superar defensas aéreas y destruir objetivos críticos. Este proyecto busca revolucionar el campo de batalla con la capacidad de desplegar drones de bajo coste que puedan operar de manera coordinada para derrotar las defensas de un enemigo.

Otro ejemplo del Tío Sam es el programa OFFSET, que ha demostrado el uso de hasta 250 drones colaborativos en ejercicios militares urbanos. China por su parte ha invertido de manera brutal en enjambres de drones. Uno de los proyectos más destacados fue la demostración de un enjambre de drones aéreos que lograron “autosanarse” tras perder comunicación debido a interferencias. Estos drones, equipados con inteligencia artificial, lograron continuar su misión de forma autónoma, lo que destaca su avanzada capacidad​.

Israel fue el primer país en utilizar esta tecnología en combate real. En 2021, un enjambre de drones fue empleado para recolectar inteligencia sobre posiciones de militantes de Hamás, lo que permitió ataques más precisos. A través de la alianza AUKUS con EE.UU. y el Reino Unido, Australia ha estado colaborando en el desarrollo del dron MQ-28A Ghost Bat, que puede operar de manera autónoma o en coordinación con aviones tripulados. Este dron se utilizará como un activo desechable en misiones ofensivas, lo que lo convierte en parte integral de los futuros enjambres militares.​

Ventajas de los enjambres de drones

Una de las mayores ventajas de los enjambres de drones es que proporciona “tropa barata”, o sea, que los ejércitos pueden desplegar grandes cantidades de drones a un coste relativamente bajo. Tenemos el claro ejemplo de la guerra en Ucrania, donde Rusia ha utilizado extensamente drones baratos para atacar la infraestructura crítica ucraniana y aunque muchos de estos drones fueron derribados, Moscú obligó a Ucrania a utilizar costosas defensas antiaéreas contra ellos, por lo que estas pérdidas materiales se convirtieron en un éxito táctico.

Otra ventaja es la enorme autonomía que permiten, porque que los drones que operan en formaciones complejas y coordinadas pueden tomar decisiones de forma autónoma sin necesidad de un operador humano para controlarlos directamente. Esto reduce la carga de trabajo humano en el campo de batalla y, potencialmente, los riesgos, pues no es necesario enviar soldados a zonas peligrosas. Además, los enjambres distribuyen la complejidad: uno solo puede realizar múltiples funciones simultáneamente, como localizar y destruir objetivos, interferir con las comunicaciones enemigas y proporcionar reconocimiento en tiempo real.

Mando y control de los enjambres de drones

El primer país en utilizar esta tecnología en combate real fue Israel, en 2021.

Este es un aspecto crucial para garantizar su operatividad y efectividad. Veamos algunos de los métodos más destacados para controlar enjambres de drones, basados en el uso de tecnologías avanzadas de comunicación y algoritmos inteligentes:

1. Control centralizado.

Implica que un operador humano o un sistema de control principal dirigen cada uno de los drones en el enjambre. Todos los drones reciben instrucciones desde un centro de mando central. Si bien es efectivo para pequeños grupos, su principal desventaja es la sobrecarga de información y el riesgo de colapsar ante un fallo del sistema central. Esto limita su escalabilidad y es vulnerable a ataques electrónicos o interferencias​.

2. Control distribuido.

No hay un controlador central. Los drones se comunican entre sí, compartiendo datos de posición, velocidad y objetivos. Este tipo de control hace que el enjambre sea más resistente, porque si uno o varios drones fallan, el resto puede continuar la misión. El desafío es la necesidad de algoritmos avanzados de inteligencia artificial y coordinación en tiempo real.

3. Control jerárquico.

Combina aspectos de control centralizado y distribuido. En este sistema, los drones se organizan en subgrupos, cada uno con su propio líder que coordina a los demás drones de su grupo. Estos líderes se comunican con un comando central o entre ellos. Este modelo mejora la escalabilidad y la resiliencia frente a fallos​.

4. Enjambre autónomo basado en inteligencia artificial.

Este es el enfoque más avanzado. Los drones usan algoritmos de aprendizaje automático para tomar decisiones por sí mismos sin necesidad de intervención humana continua. Analizan su entorno, coordinan sus movimientos, y ajustan sus tácticas en tiempo real. Esto les permite adaptarse rápidamente a cambios en el campo de batalla, siendo altamente efectivos en misiones dinámicas​

Como de costumbre, cada uno de estos métodos tiene sus ventajas y limitaciones. La elección del método adecuado dependerá de la misión, los recursos disponibles y las capacidades tecnológicas de la nación o la entidad que lo utilice.

Aplicaciones militares de los enjambres de drones

Una de las ventajas de este sistema es que se pueden desplegar grandes cantidades de drones a un coste relativamente bajo.

Tienen aplicaciones potenciales en una amplia gama de misiones militares. Pueden ser utilizados en operaciones anfibias, en la guerra submarina, y para superar las defensas antiaéreas de un enemigo. Se cree que Estados Unidos está interesado en usar enjambres de drones para penetrar en las defensas aéreas chinas, donde grandes cantidades de drones podrían abrumar los sistemas de defensa y permitir ataques más efectivos.

El impacto de estos enjambres también podría ser disruptivo en conflictos donde se busca alterar el equilibrio estratégico. Un enjambre de drones desplegado de manera efectiva podría paralizar una infraestructura clave o eliminar defensas críticas, alterando rápidamente el curso de una batalla.

Uno de los mayores temores es su potencial para hacer que la guerra remota sea aún más posible y accesible. Dado que estos sistemas reducen el riesgo de bajas humanas, los Gobiernos podrían verse tentados a involucrarse en conflictos más rápidamente o con menos consideración por las consecuencias a largo plazo. También existe una preocupación ética considerable: a medida que más países desarrollan enjambres de drones autónomos, surge la pregunta de si estas armas pueden tomar decisiones éticamente correctas sobre la vida y la muerte. Las leyes de la guerra exigen la discriminación entre combatientes y no combatientes, pero la capacidad de un enjambre de drones para cumplir con esas reglas sigue siendo incierta.

También plantean preocupaciones técnicas por supuesto, y es que a medida que aumentan en tamaño, es posible que su fiabilidad disminuya. Un enjambre compuesto por miles de drones podría volverse impredecible si incluso uno de ellos comete un error. Por ejemplo, si un dron ataca por error un objetivo civil, otros drones del enjambre podrían seguirlo, amplificando el fallo. Estas dudas sobre la fiabilidad aumentan el riesgo de que los enjambres se conviertan en armas de destrucción masiva en lugar de sistemas de ataque quirúrgico.

Contramedidas y vulnerabilidades de los enjambres de drones

La naturaleza coordinada de los enjambres de drones también los hace vulnerables a interferencias y ataques cibernéticos. Dado que dentro de un enjambre dependen de la comunicación entre sí, un adversario podría intentar bloquear o manipular esas comunicaciones. Esto podría hacer que el enjambre actúe de manera errática, atacando objetivos erróneos o incluso dañando a sus propias fuerzas. La investigación sobre contramedidas para enjambres de drones está en marcha, pero desarrollar defensas eficaces para contrarrestar grandes enjambres sigue siendo un verdadero desafío.

Otra vulnerabilidad importante es la logística. Para mantener un enjambre de drones operativo, los ejércitos necesitan la capacidad de reabastecer y mantener grandes cantidades de drones en el campo de batalla. En el conflicto entre Rusia y Ucrania, se estima que Ucrania perdió hasta 10.000 drones por mes. A menos que los países tengan la capacidad de producir y reemplazar drones rápidamente, su efectividad se verá limitada en guerras prolongadas.

Dado el peligro que representan los enjambres de drones en manos de Estados no responsables o incluso de actores no estatales, es hora de pensar en medidas para controlar su proliferación. Los controles de exportación y las normas internacionales podrían ayudar a reducir el número de Estados que pueden adquirir esta tecnología, pero este tipo de restricciones puede ser difícil de aplicar. Los enjambres de drones requieren principalmente software avanzado, lo que podría transferirse fácilmente a través de medios digitales y ser difícil de rastrear. A medida que más países desarrollan la tecnología, el riesgo de que se propague de manera descontrolada aumenta exponencialmente.

Además de los controles de exportación, algunos expertos sugieren que la creación de normas internacionales podría reducir la demanda de enjambres de drones, especialmente de aquellos armados y autónomos. El miedo sobre la fiabilidad y la ética podrían provocar que algunos Estados decidan no desarrollar estos sistemas, o al menos limitar su uso a operaciones de inteligencia en lugar de ataques armados.

Los enjambres de drones están transformando la guerra moderna, porque ofrecen ventajas muy importantes en el campo de batalla. Pero estas ventajas vienen acompañadas de riesgos demasiado serios como para ignorarlos. La falta de fiabilidad, las preocupaciones éticas y las vulnerabilidades técnicas podrían hacer que estos sistemas sean difíciles de manejar y peligrosos de desplegar.

Aunque algunos países se apresuran a desarrollar enjambres de drones (principalmente Ucrania e Israel por su situación de conflicto bélico), la proliferación global será lenta y desigual. A medida que esta tecnología continúa evolucionando, el desafío será encontrar un equilibrio entre aprovechar sus capacidades y controlar los riesgos que plantea. El futuro de los enjambres de drones no solo dependerá de los avances tecnológicos, sino también de las decisiones políticas y éticas que los gobiernos tomen en los próximos años, porque igual que ocurre con las armas nucleares y las hipersónicas, debe preocupar más el control de su proliferación descontrolada que el desarrollo de esta tecnología en sí.