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Defensa

La futura corbeta europea, un buque de guerra a la carta

El proyecto European Patrol Corvette (EPC) se inscribe en la Cooperación Estructurada Permanente (PESCO) de la UE.

Experto en migraciones y analista internacional.

4 minutos

Corbeta europea según Naviris.

El proyecto de la Corbeta de Patrulla Europea (European Patrol Corvette, EPC) es una iniciativa de cooperación en defensa dentro del marco de la Cooperación Estructurada Permanente (PESCO) de la Unión Europea en 2019. Su objetivo es diseñar y desarrollar una nueva clase de buques de combate de superficie que puedan reemplazar a diversas clases de navíos, desde patrulleros hasta fragatas ligeras de las armadas de los países participantes.

El proyecto EPC, que comenzó bajo la iniciativa PESCO, cuenta con la participación de las armadas de Italia, Francia, España y Grecia, que han definido conjuntamente los requisitos para un buque de combate de superficie de aproximadamente 110 metros de eslora y 3.000 toneladas de desplazamiento. Este buque estaría destinado a reemplazar en el futuro a varias clases de buques, desde patrulleros hasta fragatas ligeras. Además de estos países, Noruega y Dinamarca apoyan el proyecto mediante la participación de su industria nacional.

La corbeta europea ha avanzado de manera importante con la formación de un consorcio para su segunda fase de desarrollo. Este consorcio está compuesto por los astilleros europeos Navantia (España), Fincantieri (Italia) y Naval Group (Francia), junto con Naviris (una empresa conjunta entre Fincantieri y Naval Group) e Hydrus (Grecia).

Personalización

El proyecto lleva consigo un enfoque revolucionario: la modularidad. Este concepto permite una personalización sin precedentes, partiendo de una estructura básica que combina eficiencia y adaptabilidad. El diseño inicial contempla un monocasco de entre 100 y 110 metros de eslora, un calado inferior a cinco metros y una capacidad de desplazamiento de hasta 3.500 toneladas. Propulsada por dos motores diésel y otros dos eléctricos, la corbeta alcanzará una velocidad máxima de 24 nudos, asegurando un rendimiento óptimo en distintas condiciones operativas.

En la popa, el buque incluirá una cubierta de vuelo para helicópteros y un área dedicada a la operación de vehículos aéreos no tripulados, reflejando su versatilidad para misiones modernas. Este diseño común servirá como base para que cada país incorpore los sistemas específicos que considere necesarios según sus requerimientos estratégicos.

Por ejemplo, para las versiones de patrullera de largo alcance, uno de los requisitos clave es la autonomía. Los motores deberán garantizar 8.000 millas náuticas a una velocidad crucero de 14 nudos, permitiendo a la corbeta operar hasta 45 días sin necesidad de reabastecimiento. Este alcance ampliado hace que estos buques sean ideales para misiones críticas en zonas alejadas, como las operaciones de la Armada en el Golfo de Guinea o los esfuerzos internacionales contra la piratería en el Océano Índico.

En cuanto a las variantes orientadas al combate, la diferencia estará en su armamento. Cada país tendrá libertad para equipar sus corbetas con los sistemas de armas que mejor se alineen con sus necesidades tácticas, consolidando a las EPC como una solución innovadora que equilibra interoperabilidad y soberanía nacional.

El proyecto de la Corbeta de Patrulla Europea avanza con la previsión de que las primeras unidades sean entregadas en las siguientes fechas:

Italia. Se espera que reciba sus primeras unidades en 2027 (poco realista).

Francia. Tiene prevista la recepción de sus primeras corbetas en 2030.

España. Aunque participa activamente en el proyecto, no se han especificado públicamente fechas concretas de entrega para sus unidades.

La Armada Española ha manifestado su intención de adquirir seis unidades de estas corbetas, denominadas oficialmente Buques de Protección Marítima (BPM), con el objetivo de reemplazar a los patrulleros de altura de la clase Serviola y a las antiguas corbetas de la clase Descubierta, actualmente transformadas en patrulleros.

Corbeta europea según Navantia.

Participación española

Además de Navantia, otras empresas españolas como Sener, Universidad de Vigo, Das Photonics, Instituto de Astrofísica de Canarias y el Centro de Láseres Pulsados (CLPU) de Salamanca participan en proyectos relacionados con el EPC, aportando su experiencia en áreas tecnológicas específicas.

Para España, la participación en el proyecto EPC ofrece oportunidades significativas. Navantia se beneficiará de la creación de un producto con potencial exportador, además de fortalecer su presencia y competitividad en el mercado europeo. La colaboración permite mejorar la base industrial y tecnológica en España, especialmente en lo que respecta a la tecnología naval modular y la integración de sistemas de armas avanzados. No obstante, la cooperación internacional también significa que algunos aspectos de diseño y fabricación se compartirán con otros países, lo que podría limitar la autonomía en ciertos componentes y decisiones estratégicas para la industria nacional.

Antigua corbeta española de la clase Descubierta F-31. Foto: Navantia

En la Armada Española, la Corbeta de Patrulla Europea (European Patrol Corvette, EPC) podría reemplazar a algunos modelos de patrulleros y buques de combate ligeros en las próximas décadas, como a los Patrulleros de la clase Serviola y la clase Descubierta:

Patrullera Serviola. Foto: Ministerio de Defensa.

Patrulleros Oceánicos de Vigilancia (BAM). Los BAM de la clase Meteoro, aunque son relativamente nuevos, podrían encontrar en las EPC un complemento o incluso un eventual sustituto para ciertas misiones en un horizonte de tiempo más largo, dado que las EPC contarán con una mayor capacidad modular y multirrol que les permitirá adaptarse a varias misiones de combate y protección de infraestructuras.

BAM de la clase Meteoro. Foto: Navantia.

Fragatas ligeras. Aunque España tiene actualmente las modernas fragatas F-100 y las F-110 están en desarrollo, las EPC podrían asumir algunas misiones que hoy ocupan las fragatas en escenarios de menor intensidad o en operaciones de apoyo a otras fuerzas navales, lo que contribuiría a optimizar el uso de las unidades mayores.

La futura corbeta europea representa un paso muy importante hacia la consolidación de una capacidad naval europea común, ya que promueve la estandarización y la interoperabilidad entre las armadas de los Estados miembros, y fortaleciendo la industria de defensa europea, y por ende, de la OTAN.