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Defensa

Marruecos se prepara para pasar de comprador a productor de armas

Quiere un trozo del enorme pastel económico y estratégico que supone convertirse en productor de sistemas de armamento y similares.

Experto en migraciones y analista internacional.

4 minutos

Ilustración de un helicóptero militar de combate..

En los últimos cinco años, Marruecos ha incrementado su presupuesto de defensa en un 78%, pasando de 34.400 millones de dírhams (3.500$ millones) en 2018 a 61.800 millones (casi 7.000$ millones) en 2024. En este 2024 se ha asignado $12 mil millones a la industria de defensa, lo que representa un aumento de más de $484.7 millones en comparación con el año pasado.

Marruecos se une a la “fiebre del oro” internacional y quiere un trozo del enorme pastel económico y estratégico que supone hoy en día convertirse en productor de sistemas de armamento y similares, y no se conforma ya con solo ser un mero comprador, ya que por un lado se deja el dinero en el extranjero, y, por otro, hace que muchos aspectos seguridad nacional dependan de otros Estados. Aunque el aumento de presupuesto militar no tiene por qué significar un empuje a la industria de defensa nacional, el pasado 1 de junio el Rey Mohammed VI presidió un Consejo de Ministros para la aprobación de proyectos de leyes orgánicas y decretos dedicados al sector militar y una de las medidas clave discutidas durante la reunión fue el establecimiento de dos zonas de aceleración industrial de defensa posicionadas para acomodar las crecientes industrias de defensa. Además, el artículo 37 del proyecto de ley de finanzas de 2024 señala que los fondos asignados se centrarán en la adquisición y reparación de materiales para las Fuerzas Armadas Reales (FAR) y en apoyar el desarrollo de la industria de defensa.

Todos estos movimientos, tanto económicos como políticos, demostrarían una tendencia constante del aumento de inversión en el sector de defensa y un compromiso con mejorar las capacidades militares y garantizar la seguridad nacional, además de los acuerdos que ha afirmado y asentado con potencias militares como Estados Unidos o Israel. Rabat sigue invirtiendo fuertemente en la modernización de su sector militar y se ha convertido en uno de los mayores importadores de armas del mundo ante la mirada desconfiada de España y, especialmente, Argelia, sin contar con la región del Sahara.

Marruecos ha adquirido tecnología militar de vanguardia en los últimos años, incluidos drones, aviones de combate y sistemas de defensa; adquisiciones notables incluyen el sistema de misiles “HIMARS” y lanchas rápidas de los EE.UU.

A principios de este año, la Agencia de Cooperación en Seguridad de Defensa de los EE. UU. (DSCA) anunció la adquisición por parte de Marruecos de 24 avanzados aviones de combate F-16 Viper.

Y el mes pasado, el Departamento de Estado de los EE.UU. aprobó la venta de $260 millones de 612 misiles Javelin y 200 unidades de lanzamiento a Marruecos.

Los misiles, conocidos por su precisión y efectividad, estarán acompañados por equipos relacionados y provisiones de apoyo, incluidos programas de entrenamiento para el personal militar marroquí.

Rabat, ¿de comprador a productor?

Marruecos ya ha comenzado los pasos necesarios para convertirse en productor de sistemas de armamento. Pero nuestro vecino del sur debería tener en cuenta las fases que determinarán la velocidad y la calidad de su futura Industria de Defensa.

La primera de ellas es la de Inversión y expansión de infraestructura, que ya está haciendo Rabat mediante la construcción de instalaciones de defensa de última generación. Esto implica compromisos financieros significativos, establecer centros de fabricación de defensa de alta tecnología y mejorar la infraestructura existente para satisfacer las complejas necesidades de la manufactura de defensa moderna. Después de esto, necesitará la tecnología necesaria, ya sea propia o transferida de otros Estados, por lo que requerirá de alianzas estratégicas supranacionales para este fin.

Asimismo, en algún momento (lo antes posible) se tendrá que desarrollar una capacitación y especialización del personal, pues como hemos aprendido en nuestro país, esta industria exige una cualificación media-alta, por lo que habrá que establecer planes de estudio y formación para estas profesiones.

Luego, además de adaptarse a las normas internacionales, tanto de comercio como de fabricación armamentística, Marruecos deberá dar un impulso importante a la investigación e innovación, con toda la inversión y dedicación que ello implica.

Y, por último, una vez conseguidas y asentadas todas estas fases, llegarían las necesidades de promoción de los productos de defensa marroquíes que tendría que exhibir en las ferias y exposiciones del sector alrededor del mundo, el posicionamiento en un mercado global que le permita vender los productos hechos en Marruecos, que a estas altura debería de tener un mínimo de reconocimiento internacional para que otros Estados las adquirieran e integraran en sus sistemas de armas.

Dicho esto, también es cierto que de la teoría a la práctica va un mundo y que el camino a recorrer por Marruecos será largo y tedioso. Pero es verdad también que la geopolítica y la aparición casual de cisnes negros geopolíticos y económicos podrían acelerar la carrera de Marruecos para convertirse en un Estado con una industria de Defensa importante. Solo hay que mirar hacia México, donde la guerra comercial entre Estados Unidos y China está beneficiando de sobremanera a al país, haciendo crecer la industria automovilista y otros sectores debido al nearshoring.

De una manera u otra, Rabat se ha hecho de “muy buenos amigos” con EE.UU. e Israel y tiene ganada ya algunas de las fases que hemos comentado para convertirse en una potencia en Industria de Defensa.