La relación entre la industria de los videojuegos y el reclutamiento militar ha ido evolucionando rápidamente en los últimos años, con estrategias de las fuerzas armadas para captar a jugadores que poseen habilidades directamente transferibles al entorno militar. El crecimiento de la industria del videojuego está convenciendo a los estrategas militares de que el sector debe integrarse más y aprender de él, y la pregunta que tiene el ejército para los aficionados a los videojuegos es si simplemente quieren seguir siendo jugadores o si prefieren utilizar esas habilidades para crear y desarrollar una carrera en el ejército.
Declaraciones como las de John Healey, secretario de Defensa del Gobierno del Reino Unido dan buena cuenta de la importancia y creciente relación entre los gamers y el reclutamiento en el ejército: “Si tienes pasión por el ciberespacio, si eres bueno en los videojuegos, entonces es posible que tengas las habilidades que el ejército británico necesita”.
Se necesitan pilotos para drones
A pesar de que ser militar es ya un trabajo física y mentalmente exigente, la innovación tecnológica ha obligado a buscar urgentemente nuevas capacidades relacionadas con el ciberespacio. Como se ha podido comprobar en los últimos tiempos, los ejércitos modernos han comenzado a depender en gran medida de drones y sistemas de defensa cibernética. El mercado de drones militares ha crecido en los últimos años, hasta alcanzar los 14.000 millones de dólares en 2023 y se proyecta que llegue a los 47.200 millones de dólares para 2032. Esto significa que, además de necesitar aparatos no tripulados, se precisan pilotos que les puedan sacar todo el rendimiento en sus diferentes tipos de misiones y objetivos.
Muchos gamers, debido a su exposición a la operación con sistemas complejos y la gestión de interfaces digitales, desarrollan habilidades directamente transferibles a la operación de drones, es decir, son probablemente expertos en tecnología y adaptables (juegos como Call of Duty o Battlefield).
Por esta razón, los reclutadores militares están ya buscando jugadores para ocupar estos roles, que ahora mismo se cubren con escuelas de drones para militares.
¿Qué gana el ejército con los videojuegos?
A decir verdad, los propios videojuegos le están facilitando una parte muy importante del trabajo a los militares, y es que el hardware se desarrolla y actualiza constantemente, lo que quiere decir que las simulaciones militares actuales corren prácticamente a cuenta de los videojuegos. NVIDIA, junto con sus competidores, desarrolla y lanza constantemente nuevas unidades de procesamiento gráfico, lo que permite simulaciones de entrenamiento más realistas y precisas. Esto se logra al proporcionar imágenes de alta calidad a altos fotogramas por segundo. Si sumamos los cascos de realidad aumentada (AR) o realidad virtual (VR), obtenemos una capa adicional de realismo, permitiendo entrenamientos más realistas.
También el software de simulación bélica permite a los militares simular diversos escenarios, con la prueba de estrategias y tácticas que luego pueden aplicarse en situaciones reales. El software de videojuegos permite un proceso de entrenamiento más fluido debido a su practicidad, sin inconvenientes potenciales como la fatiga física, y como ejemplo se puede citar Command: Modern Air/Naval Operations.
Principales desafíos del reclutamiento militar
Existe competencia laboral y percepción pública negativa. Hoy en día, el servicio militar tiene que competir con carreras tecnológicas en el sector privado bastante mejor pagadas y afronta obstáculos como la publicidad negativa en torno a la cultura militar. Estos factores dificultan cumplir con las metas de reclutamiento, como lo demuestra el déficit de 41.000 reclutas reportado por el Departamento de Defensa de EE.UU. en 2023.
Con esos problemas para encontrar soldados entre las nuevas generaciones, el reclutamiento militar a través de videojuegos representa un enfoque innovador y estratégico, que por el momento está liderado principalmente por Estados Unidos. Tanto el ejército como la marina han incorporado el gaming en su estrategia de captación, aprovechando la popularidad de plataformas como Twitch, YouTube e Instagram para atraer a jóvenes familiarizados con el entorno digital y la tecnología. Este tipo de campañas permiten a las fuerzas armadas presentarse en espacios donde los jóvenes ya interactúan, capitalizando la popularidad de títulos como Fortnite y Valorant. El Reino Unido también ha adoptado iniciativas similares, aunque otros países solo han explorado el uso de videojuegos como una herramienta complementaria dentro de sus campañas de reclutamiento.
Sin embargo, este enfoque también está generando críticas por su ética, debido a que se orienta principalmente a una audiencia de menor edad, en etapas de formación y madurez. El uso de videojuegos puede crear una imagen simplificada de la vida militar, enfocándose en aspectos lúdicos y omitiendo los desafíos físicos y psicológicos asociados al combate y la exposición a situaciones extremas. A su vez, estas campañas pueden generar expectativas que no se ajustan completamente a la realidad de un entorno militar, como la exposición a riesgos y el desgaste físico que implica el servicio.
España y el reclutamiento de gamers
En nuestro país el reclutamiento militar no ha adoptado todavía un enfoque orientado a captar a jóvenes mediante videojuegos o equipos de eSports, como ocurre en los países anglosajones. Pero sí que las Fuerzas Armadas están adaptando sus estrategias para atraer a la generación Z, que se caracteriza por su uso intensivo de tecnología y redes sociales. Para conectar mejor con este grupo, las campañas de reclutamiento están comenzando a emplear plataformas populares entre los jóvenes, como Instagram, YouTube y TikTok, en un intento por modernizar la imagen de las fuerzas armadas y captar el interés de aquellos con habilidades técnicas y digitales. Esta táctica busca responder a la disminución del grupo demográfico joven en el país, que complica la captación de nuevos talentos ante la competencia del sector privado.
Aunque esta modalidad de reclutamiento es efectiva (y llamativa) para atraer a los más jóvenes, plantea la necesidad de establecer una comunicación mucho más realista sobre las implicaciones del servicio militar. Las fuerzas armadas deberán evaluar de cerca el equilibrio entre las campañas de reclutamiento digital y la responsabilidad de ofrecer una imagen clara y precisa de las demandas y compromisos del servicio, especialmente al dirigirse a una audiencia joven y en formación de todavía escasa edad. Y definitivamente, si los ejércitos quieren gamers especializados manejando caras plataformas digitales militares, tendrán que revisar su política de sueldos, que la milicia, en general, paga mal.