El modus operandi de las guerras y conflictos en el mundo ya no es el mismo. Los conflictos ahora se libran de maneras innovadoras y radicalmente diferentes. Y aunque la guerra hibrida no es un concepto nuevo, consigue que cada vez sea menos necesaria la fuerza letal para desestabilizar países o sociedades. Si escuchas los términos “sabotaje” “ataque cibernético”, “desinformación” o “terrorismo” debes de saber que se tratan de herramientas hibridas, y por lo tanto, podrían pertenecer a una campaña de guerra híbrida de algún Estado.
¿Qué es la guerra híbrida?
El lector puede imaginar un conflicto en el que no se lanzan misiles ni se envían tropas al campo de batalla, pero un país logra desestabilizar a otro usando herramientas menos visibles pero igual de efectivas. Por ejemplo, campañas masivas de desinformación, ataques cibernéticos a infraestructuras críticas, o incluso apoyando a grupos locales para generar caos desde dentro de la organización o país. Este es el núcleo de la guerra híbrida: combinar estrategias tradicionales con tácticas modernas no convencionales.
Un ejemplo conocido fue la anexión de Crimea por Rusia en 2014. En lugar de una invasión militar directa, Rusia empleó "hombrecitos verdes" (fuerzas especiales sin insignias oficiales), desinformación masiva en redes sociales, y aprovechó la división interna en Ucrania para lograr su objetivo sin iniciar un conflicto abierto. La guerra híbrida sigue siendo un concepto discutido y no existe una definición universalmente aceptada.
¿Por qué la guerra híbrida es diferente?
Dos características hacen que la guerra híbrida sea única:
Los conceptos de paz y guerra se diluyen
En este tipo de conflictos es difícil saber cuándo empieza una guerra. Un ejemplo es cómo un país puede utilizar desinformación para sembrar dudas entre la población de otro sin disparar una sola bala.
Ambigüedad y dificultad de atribuir culpables
Los ataques híbridos están diseñados para confundir. Un ciberataque que paralice una red eléctrica puede parecer obra de hackers independientes, pero en realidad podría estar orquestado por otro país. Esto dificulta la respuesta, ya que no está claro a quién culpar o atribuir el golpe.
Por ejemplo, es mucho más fácil patrocinar y fomentar la desinformación en colaboración con actores no estatales que enviar tanques al territorio de otro país o desplegar aviones de combate en su espacio aéreo. Los costos y riesgos son marcadamente menores, pero el daño es real.
La pregunta clave es: ¿puede haber una guerra sin que ocurra ningún combate directo o confrontación física?
La Zona Gris
La "zona gris" es un concepto clave en los conflictos modernos. Solo se debe de imaginar un terreno intermedio entre la paz y la guerra, donde las tensiones crecen, pero no de manera que parezcan un enfrentamiento militar abierto. Es como un juego de ajedrez en el que las piezas se mueven estratégicamente, evitando provocar una respuesta directa pero buscando debilitar al oponente.
Este término describe acciones cuidadosamente planificadas por países o grupos para dañar a sus rivales sin cruzar el límite que haría evidente un ataque. Todo ocurre de forma sutil, pero con consecuencias muy reales.
Impacto de la guerra híbrida
La guerra híbrida no solo busca debilitar la capacidad militar de un país, sino también erosionar la confianza entre su gobierno y sus ciudadanos. Esto puede hacerse promoviendo divisiones sociales, atacando la economía, o desacreditando instituciones clave. En democracias, donde la legitimidad del gobierno depende de la confianza del pueblo, esto puede ser especialmente devastador.
Un ejemplo, las campañas de desinformación en redes sociales pueden polarizar a la sociedad, dividir opiniones y debilitar la capacidad de los líderes para tomar decisiones efectivas. Si un Estado pierde la confianza de su gente, su capacidad para gobernar queda comprometida.
Para ello, y como ya se ha apuntado, la guerra híbrida combina diversas tácticas para desestabilizar a un adversario, incluyendo ciberataques, desinformación, sabotaje y terrorismo. Aunque es difícil asignar porcentajes exactos a cada componente debido a la naturaleza variable de estos conflictos, se pueden identificar tendencias generales:
- Ciberataques: Representan una parte significativa de las operaciones híbridas. Por ejemplo, de los casi 6.000 millones de documentos robados en los últimos años, aproximadamente 4.000 millones (73%) fueron resultado de hackeos.
- Desinformación: Ha alcanzado niveles sin precedentes en la Unión Europea, intensificada por eventos como la pandemia de COVID-19 y la guerra en Ucrania. La UE está desarrollando un "escudo contra la desinformación" para combatir este fenómeno.
- Sabotaje: Aunque menos frecuente, el sabotaje sigue siendo una táctica relevante. Por ejemplo, la rotura del cable submarino C-Lion1 entre Finlandia y Alemania ha aumentado la preocupación respecto a la guerra híbrida.
- Terrorismo: Identificado por el 70% de los jóvenes en un estudio internacional como la mayor amenaza, seguido de ciberataques y desastres naturales.
Algunos eventos clave en la guerra híbrida del último siglo
- 2007, Estonia: Estonia sufrió una serie de ciberataques masivos que paralizaron sus principales infraestructuras, incluyendo bancos, medios de comunicación y el gobierno. Estos ataques se consideran uno de los primeros ejemplos de guerra híbrida a gran escala y mostraron el poder de los ciberataques como herramienta de desestabilización.
- 2014, Crimea: Durante la anexión de Crimea, Rusia empleó tácticas de guerra híbrida como la desinformación masiva en medios y redes sociales. Además, desplegó "hombrecitos verdes" (fuerzas sin insignias) para ocultar su implicación directa, fomentando divisiones internas en Ucrania.
- 2016, Estados Unidos: En las elecciones presidenciales de 2016, se registraron ciberataques dirigidos a partidos políticos y campañas masivas de desinformación en redes sociales. Estas tácticas buscaron influir en el proceso electoral, polarizar la opinión pública y sembrar dudas sobre la legitimidad de los resultados.
- 2018, Reino Unido: El envenenamiento del exespía ruso Sergei Skripal y su hija en Salisbury es un ejemplo de operaciones encubiertas combinadas con desinformación. Rusia negó repetidamente su implicación, mientras desplegaba campañas mediáticas para confundir y manipular la percepción pública.
- 2022, Ucrania: Durante la invasión a gran escala de Ucrania, Rusia combinó ataques militares con ciberataques dirigidos a infraestructuras críticas y campañas de desinformación para debilitar la moral, polarizar a la población y desestabilizar al gobierno ucraniano.
¿Cómo combatir las amenazas híbridas?
La clave para enfrentar estas amenazas está en la confianza. Construir relaciones sólidas entre el Estado y sus ciudadanos, basadas en transparencia y sentido de pertenencia, es fundamental. Además, es necesario que las comunidades trabajen juntas para resistir los intentos de desinformación y manipulación.
Es crucial educar a la población para que pueda identificar noticias falsas y resistir la polarización. Esto fortalece tanto a la sociedad como al Estado, creando una defensa más sólida contra los actores híbridos.
Pero, ¿cuáles son las herramientas hibridas y quienes son los principales actores que las están usando hoy en día? A esta pregunta responderemos en un próximo artículo.