Ayer se presentaron, en rueda de prensa online, las conclusiones del estudio “Impacto del Covid-19 en la inversión tecnológica de España”, realizado por IDC Research Spain. Ya a principios de año, la consultora presentó sus “Predicciones 2020” para el sector de la tecnología, calculando un gasto por parte de las empresas españolas de 49.300 millones de euros en dicho año, un 1,01% más que en el ejercicio anterior.
Las partidas más cuantiosas se destinarían a inteligencia artificial, IOT y 5G. Pero, contra todo pronóstico, llegó luego la pandemia provocada por el coronavirus y esas estimaciones no solo se han resentido, sino que incluso se han invertido. Razón por la cual IDC ha querido medir estos cambios a través de encuestas que ha realizado a 130 empresas, entre el 6 y el 24 de este mismo mes. El trabajo se ha desarrollado en paralelo a otra iniciativa similar puesta en marcha en toda Europa.
“En realidad, los datos de España son una continuación de la iniciativa europea”, aclaraba Jose Antonio Cano, director de Análisis y Consultoría de IDC Research Spain, al comenzarla presentación del informe. “Estos datos - afirma Cano - suponen un primer corte, que hacemos público ya mismo en nuestra web. Hasta el final del confinamiento, tenemos previsto hacer dos más. En concreto, haremos otra actualización a finales de mayo, desglosando ya los números por industrias".
"Hoy, la visión que anticipamos es la situación por categorías de gasto y para ello, hemos contado con esta muestra de 130 empresas que, a través de sus decisores en TI, nos han respondido, sobre todo responsables directos en el tema y directores generales, con procedencia variada: administraciones públicas, retail, servicios profesionales, etc.", detalla.
Y la conclusión no ha traído sorpresas: “a día 1 de abril, la desaceleración de las inversiones tecnológicas en España ha sido de un punto, pasando del 1,9% que preveían a un 0,9%, algo mayor a la caída europea, donde aún así los gastos en TI se han reducido a la mitad”.
En este panorama de crisis sanitaria quizás podría haberse esperado mejor comportamiento de las organizaciones empresariales; más aún si nos atenemos al punto de partida: el 83% tiene un nivel de madurez digital que se corresponde con un estadio 2 o 3, “es decir, tienen una estrategia definida en temas digitales y al menos un producto o servicio de esta naturaleza”, aclara Cano. “Cierto que las circunstancias en las que nos encontramos podrían haber servido de impulso y catalizador para reforzarse en lo tecnológico, pero esto ha sido muy desigual. Hay que tener en cuenta que las prioridades de todo negocio ahora son la eficiencia en operaciones y las soluciones que permitan su continuidad”.
Migrar a la nube ha sido una prioridad para las empresas
No obstante, la caída de un punto en este tipo de inversiones varía según la categoría tecnológica en que nos fijemos. Hardware, servicios TI y business services han sufrido más el impacto y el recorte, frente a todo lo que es software, desarrollo de apps y sobre todo cloud. El experto subraya lo mucho que se ha fortalecido esta última solución. "Migrar a servicios en la nube ha sido una prioridad para las empresas. Al igual que durante las primeras semanas del confinamiento se disparó el gasto en herramientas de colaboracón y dispositivos, puesto que no todos estaban preparados de igual forma para el homeworking. También cabe destacar el impacto relativo que está teniendo este escenario en las tecnologías emergentes, como la Inteligencia Artificial o la virtualización, que apenas se han resentido”.
El gran descalabro que todas las empresas encuestadas reconocen ha sido en ventas. “El 73% de ellas así nos lo ha comunicado. Es más, en la mitad de los caso se ha debido a que se han pospuesto pedidos ya firmes, en un 30% a que se ha procedido a la cancelación de estos, y el porcentaje restante ha sido motivado por reajustes a la baja de lo que se había comprado. Aproximadamente, estimamos la media de ese descenso en ventas en un 20%, lo que hace entendible que la primera medida en todos los casos haya sido congelar inversiones inmediatamente”.
En cuestión de seguridad tecnológica este recorte puede ser arriesgado. El descenso tanto en software como en hardware se considera que ha sido de un 45%, “algo complicado al ponerse ahora más a prueba que nunca la ciberresilencia de las organizaciones. Para el personal que se ocupa de la seguridad se han roto todas las rutinas de trabajo al dispersarse las plantillas. No puede ejercer el mismo control para realizar sus inventarios, actualizar equipos, testar las políticas y detectar las amenazas”.
En la presentación del informe, han resaltado que esta “necesaria transformación digital" que casi exige el Covid-19 no está exenta de dificultades, principalmente en lo que al teletrabajo se refiere. “Ni todos los empleados tienen en casa equipos para ello, ni por supuesto la experiencia y la cultura en la materia. Por no hablar de las insuficiencia del ancho de banda, como quedó de manifiesto en los primeros días tras decretarse el estado de alarma. Un 10,2% de los encuestados aún manifestaba su preocupación por la correlación que hay entre el teletrabajo y la productividad; sin olvidar las actividades que no son viables mediante homeworking”, indica Jose A. Cano.
Desde IDC, sin embargo, han constatado tres grandes ventajas que la mayoría encuentra en esta fórmula de trabajo: incremento de la eficiencia, “al evitarse desplazamientos, poner el foco en la automatización y reducirse costes”; trabajo por objetivos, priorizándose metas, lo que supone más flexibilidad y evolución hacia organizaciones más ágiles, que dan una respuesta más rápida al mercado, mejorando por tanto sus ventas; y sin duda, la mejora de la conciliación entre vida laboral y familiar.
Esta adaptación empresarial a la nueva realidad pandémica habrá tenido que hacerse por sorpresa y a marchas forzadas, “pero está capacitando a las empresas de cara al futuro, para poder mantenerse si hubiera nuevas crisis. Es clave este descubrirse digitalmente”.
¿En qué quedará todo lo aprendido cuando se normalicen las cosas? En IDC consideran que es pronto para aventurar, pero sí están convencidos de que hay cambios que se quedarán para siempre. “Otra cosa es que vayan a producirse en un nivel masivo, como en lo concerniente al teletrabajo. En cualquier caso, sí será suficiente como para que se replanteen los espacios físicos y muchas organizaciones decidan reducir metros en sus sedes e incluso trasladarse a otras más pequeñas”.
El informe “Impacto de Covid-19 en la inversión tecnológica de España” hace todas las previsiones en base a dos escenarios, contemplados por la OCDE y por el Banco de España. En el más optimista, la caída de las inversiones al final del confinamiento se espera en torno a un 6/8% y las que se hacen en un supuesto más negro hablan de un porcentaje del 13%. En cuanto a la recuperación, en el primer caso esta se esperaría en forma de 'V', según empiece 2021, y para la hipótesis pesimista, sería en forma de 'U' y refiriéndose siempre a la segunda mitad de ese mismo año.