Destinado en la Unidad BHELMA VI (Batallón de Helicópteros de Maniobra VI), en el norte de Tenerife, justo enfrente del aeropuerto de Los Rodeos (una zona con una meteorología singular, con numerosos días de niebla), Félix Varela Casal suele sobrevolar en un Cougar los ríos Tigris y Éufrates, en la zona que fue cuna de la civilización mesopotámica, hoy Irak. Está a punto de cumplir 1.000 horas de vuelo. Ni las tormentas de arena en pleno desierto, ni las altas temperaturas impiden el desarrollo de la misión española en este país.
ISPUHEL XVIII es la denominación de la unidad española de helicópteros desplegada en la Base Aérea de Al Asad en una misión de seis meses. Al mando del contingente está el Comandante Moreta y la unidad de vuelo dirigida por el Capitán Forner. De la unidad de mantenimiento se ocupa el Capitán Begines.
Los cuatro helicópteros Cougar de la Task Force Toro (TFT) operan dentro de la operación internacional ‘Inherence Resolve’ y tienen como cometido el transporte de personal perteneciente a la coalición, de la misión de la OTAN en Irak, incluido el desplazamiento a otras bases con destacamentos españoles. La mayoría de los integrantes de la TFT están destinados en el BHELMA VI. La unidad canaria lleva un dragón en su escudo. Uno de los lemas de los que hacen gala es “No despiertes al dragón”.
P. ¿Cuál es su hoja de servicios?
R. Ingreso en las Fuerzas Armadas el 1 de septiembre de 2004, en el Batallón de Instrucción Paracaidista en Murcia. Tras realizar la fase de instrucción básica de formación de soldado, soy destinado a Madrid, a la Compañía de Defensa Contracarro de la BRIPAC, donde permanezco cuatro años. En ese tiempo participo en la misión Libre Hidalgo II en el Líbano (2007). A mi regreso realizo el curso de Cabo. Superado el mismo y tras ser ascendido, soy destinado al Regimiento de Transmisiones 2 en Madrid, en el que permanezco dos años. En 2010 ingreso en la Academia de Suboficiales, de donde egreso como Sargento en 2012. Mi primer destino como Sargento fue en el Regimiento de Infantería Ligera 49 en Tenerife. Tras tres años efectivos como Sargento curso formación como Controlador de Tránsito Aéreo en la Escuela MATACAN en Salamanca, siendo destinado posteriormente a la Unidad BHELMA VI, de la que a día de hoy soy integrante.
P. ¿Desde cuándo en la Unidad BHELMA VI?
R. Desde marzo de 2015, en vacante de Controlador Aéreo. En toda mi carrera como militar he tenido oportunidad de realizar diferentes cursos con el Ejército del Aire. Me gusta mucho el mundo de la aviación. Al poco de llegar me surge la posibilidad de formarme como operador de a bordo y tirador de helicópteros. Soy designado para mandar el pelotón de tiradores. Ahora estoy a punto de cumplir mil horas de vuelo. Esta es mi segunda misión en Irak, estuvimos aquí en 2019, pero en una base diferente.
P. En estas casi 1000 horas de vuelo habrá habido de todo. ¿Qué experiencias destacaría?
R. La mayoría positivas, porque personalmente he tenido la oportunidad tanto en esta misión como en territorio nacional de ayudar a mucha gente. Recuerdo, por ejemplo, que se nos encomendó rescatar a un grupo de personas en Punta de Teno, en Tenerife, debido al derrumbamiento de parte de la carretera, la única vía de acceso que había a una de las playas. La alerta fue por la noche y pudimos trasladar a los que todavía permanecían bloqueados, que allí seguían con su sombrilla y su nevera de playa, con lo puesto.
Más próximo en el tiempo puedo rememorar la participación en la Operación Cumbre Vieja tras la erupción del Volcán de La Palma. Hay un componente familiar. Mi suegro es de la isla, así que había bastante sentimiento por proximidad. Son experiencias muy gratificantes, todo lo que implique ayudar a la población civil. Una de nuestras principales misiones, como el de otras unidades del Ejército de Tierra, consiste en ayudar cuando se nos requiera.
Como el peligro es inherente a cualquier actividad aeronáutica, también hay experiencias no tan buenas. Como puede ser una entrada inadvertida en condiciones de vuelo instrumental, por mala meteorología, durante la realización de un vuelo nocturno, tras la pérdida de referencias visuales y entrar en nubes. Son experiencias un poco fuera de la rutina, para las que nos preparamos durante nuestra instrucción.
P. ¿Cuál es el papel de la TFT en la operación ‘Inherent Resolve’?
R. Somos una Unidad de helicópteros española, integrada en una Brigada de Aviación de EE.UU. de la operación ‘Inherent Resolve’, que realiza misiones de apoyo de transporte de personal y carga que trabaja para la coalición, tanto civil como militar, a distintas bases. No hay mucha diferencia con el trabajo en España, salvo que estamos en Irak.
P. ¿Cómo es la vida en Irak para un soldado?
R. No es que tengamos grandes lujos, pero sí disponemos de acceso a bastantes instalaciones, lo que permite que nuestra estancia tenga algunas comodidades. Sobre todo si lo comparo con mi misión en el Líbano en 2007, donde nos daban una tarjeta de teléfono para llamar a casa. Ahora te puedes mover por la base y tienes internet en prácticamente todos los rincones. Por eso la comunicación con la familia es prácticamente permanente, vía WhatsApp o por internet. No estamos aislados ni mucho menos. La calidad de vida es buena porque tenemos muchas posibilidades de desconectar de la rutina del trabajo.
También se nota bastante que estamos en una base de Estados Unidos, que invierten mucho dinero en instalaciones. A sus militares les gusta sentirse como en casa, vivir lo más parecido a su país, como hacen también en las bases Rota o Torrejón de Ardoz. Aquí prácticamente todos los coches son americanos, hay una cafetería que se llama Green Beans, como en sus ciudades. También procuran no variar sus dietas. El gimnasio, perfectamente equipado, cuenta con una sala de esparcimiento a la que denominan USO y en la cual su personal civil se encarga de la organización de eventos y actividades para disfrutar del tiempo de ocio del personal militar en la base.
P. ¿Qué se siente volando en un Cougar?
R. Con respecto a un avión la diferencia básica es que la velocidad del helicóptero es menor pero puede mantener vuelo estacionario y hasta volar hacia atrás. Por eso la sensación de gravedad directa hacia el suelo se siente más. Experimentas ese ‘sube y baja’ que en el avión no existe porque como va a más velocidad. El vuelo es diferente.
P. ¿Cómo afecta el calor de Irak al militar y al helicóptero?
R. Nosotros en la isla de Tenerife estamos acostumbrados a un clima de prácticamente una media de 20-25 grados. El primer mes, sobre todo, notas el cuerpo raro. Intentas beber mucha agua con sales para hidratarte, aunque el cuerpo no te la demanda. Al final bebes mucho y ni siquiera eres consciente de que lo estás haciendo. Al cabo de un mes, prácticamente estás adaptado al calor, aunque se sufren sus rigores. La regulación de temperatura corporal no es como en tu lugar de origen. En esta segunda misión me noto más cómodo que en la primera, porque las sensaciones ya no son nuevas.
Y en cuanto a los helicópteros, las altas temperaturas ponen bastante al límite a las aeronaves, ya que las condiciones no son las más idóneas. Pero se adaptan perfectamente, el calor no es un obstáculo infranqueable para el cumplimiento de la misión. Los aparatos tienen unos límites: cuando hace más calor se puede llevar menos gente dentro; cuando hay menos temperatura, es posible cargar más personal y ello nos aporta más capacidad de aerotransporte.
P. ¿Cómo es la convivencia con soldados de otras naciones?
R. De lo más gratificante que hay aquí, desde luego, es trabajar con militares de otros países y compartir experiencias con ellos. Al final se vuela más o menos igual que en España, con algunas diferencias en tácticas, técnicas y procedimientos porque no sobrevolamos territorio nacional. Yo personalmente me relaciono mucho con soldados de Estados Unidos. Al tiempo que mejoro el inglés me enriquezco con sus conocimientos y experiencias.
P. ¿Qué es lo que más añora?
R. Pues como todo el mundo podrá imaginarse, los más duro es estar lejos de la familia.
P. ¿Se dedica a alguna afición?
R. Para mí es muy importante poder compaginar las actividades de vuelo con el deporte, con el ciclismo concretamente. Nuestra base dispone de unas instalaciones completas con bastante extensión de terreno, lo que me ha permitido seguir con mi rutina de entrenamientos. He representado a mi unidad en pruebas como FudeNaS, la mejor prueba ciclista en bicicleta de montaña (BTT) de Canarias, que atraviesa de norte a sur la isla de Fuerteventura. Y el año que viene intentaré formar parte del equipo de competición del Ejército de Tierra.