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Opinión

La amnesia, una estrategia adoctrinadora de los progresistas

Psicopolitólogo.

Resulta inquietante la amnesia que sufren los seguidores de ciertas formaciones políticas en nuestro país, a propósito de hechos relevantes de nuestra Historia. Me referiré a los líderes, votantes y seguidores de las formaciones de izquierdas que se autodefinen como “progresistas” y los acontecimientos de la guerra civil. Esta reflexión se basa en observaciones concretas y datos objetivos al alcance de cualquier ciudadano que se proponga investigar sobre estos temas. La amnesia se define como la pérdida parcial o completa de la memoria ya sea derivado de un daño cerebral o un trauma psicológico, entre otras razones. Pues bien, el objetivo de esta breve reflexión está relacionado con la amnesia que se detecta entre los seguidores, votantes y fervientes defensores de la izquierda política en España, y que comparten también a los nacionalistas periféricos, a propósito del segundo republicanismo español.

Cuando hablas, debates o polemizas con ellos sobre nuestra guerra civil, sus luces y sombras, sorprende el listado extenso y detallado de las sombras que exhiben los progresistas a propósito del franquismo, frente a su parquedad a la hora de recordar los desaciertos republicanos. La memoria progresista para criticar a sus antagonistas es extraordinariamente activa, pero su capacidad para autocriticarse o asumir su pasado imperfecto o incluso aceptar responsabilidades compartidas, se paraliza y se convierte en una suerte de amnesia profunda que desemboca en la negación, el silencio o incluso el insulto. Esta reacción no es fruto del azar sino de una estrategia.

Cuando repaso diariamente la prensa digital de diversas tendencias, observo cómo alguna prensa progresista ofrece sistemáticamente relatos aislados de la guerra civil con episodios degradantes, humillantes o crueles del bando ganador, pero nada de autocrítica sobre los excesos de los “rojos”. No cuestiono su veracidad o falsedad, simplemente observo cómo esta prensa va lanzando píldoras informativas como una suerte de lluvia fina, para que cale en el lector. La consecuencia final es que la prensa progresista remarca de forma calculada, la brutalidad de los vencedores como si en esa lucha fratricida solo una parte, los nacionales, hubiesen hecho cosas que avergüenzan a quienes las leen. Su objetivo, revivir los horrores de sus adversarios y olvidar, amnesia selectiva, los horrores de sus milicias populares.

Eso nos induce a pensar que, en el caso de la amnesia progresista, no estamos ante una disfunción clínica o física de los cerebros de los individuos implicados, sino una táctica política llena de cálculo, intencionalidad y fruto de un plan de ingeniería social sutil pero detectable. Lo anterior sólo es verosímil si conectamos esta amnesia con planes de propaganda y de adoctrinamiento político que las izquierdas aplican en nuestra sociedad de forma sistemática. Esta información sesgada e impregnada de sus valores, es absorbida fácilmente por sus seguidores, pero adicionalmente, puede ser asimilada por otros incautos ciudadanos que no son conscientes de que sus conciencias están siendo manipuladas.

“Como nos recuerda Orwell, es imprescindible reconstruir el pasado para controlar el futuro y hacerlo en su beneficio exclusivo”

Lo anterior nos informa que la progresía política dispone de un programa de ingeniería social y de adoctrinamiento, explícito o silente, que controla sus planes de influencia social definiendo una estrategia global. ¿Qué lugar ocupa la amnesia en este contexto? Sirve básicamente para olvidar u omitir aquellos acontecimientos, eventos, sucesos o personajes que comprometerían la pureza o fortaleza de sus mensajes. De esta forma, legitiman su futuro, obviando sus propios errores del pasado. En otras palabras, como nos recuerda Orwell, es imprescindible reconstruir el pasado para controlar el futuro y hacerlo en su beneficio exclusivo. Veamos algunos ejemplos de esta amnesia selectiva de las izquierdas que debemos denunciar:

Amnesia y golpismo: Las deslealtades de la izquierda con la II República

Al día siguiente de la proclamación de la II República, el 15 de abril de 1931, los oradores comunistas en una algarada celebrada en Bilbao, declararon sus intenciones revolucionarias, advirtiendo que no querían esta república burguesa, sino otra república campesina y obrera y dieron mueras a la burguesía. Así daban la bienvenida a la nueva democracia amparada por la II República. Los acosos desde la izquierda contra al régimen republicano continuaron, pero el de mayor relevancia tuvo lugar entre el 5 y 18 de octubre, en la denominada revolución de 1934. Consistió en una acción violenta contra la República que incluía huelgas, manifestaciones, acciones violentas y asesinatos de carácter político o religioso. Estuvo organizada por el PSOE, PCE, UGT, CNT, FAI y contó con el apoyo de Izquierda Republicana, entre otros partidos. Tuvo especial relevancia en Asturias, Cataluña y otras cuencas mineras de Castilla y León. En total los rebeldes dieron muerte a entre 85 y 115 personas. Las fuerzas gubernamentales dieron muerte a 88 personas, en combate murieron 256 militares y más 903 fueron heridos. Mandaban las fuerzas del gobierno de la República encargadas de sofocar la rebelión, los generales Franco y Godet. En total se cifran en torno a los 1.500 los muertos, y en cerca de 25.000, los detenidos por las fuerzas de seguridad y del ejército republicano.

Amnesia y cristianofobia: La persecución de la iglesia católica en la II República.

Apenas había transcurrido un mes de la creación de la II República, cuando comenzó la persecución contra la Iglesia Católica por parte de las izquierdas. En concreto desde el 10 al 17 de mayo, toda España se vio sacudida por una ola anticlerical sin parangón, precedida por unas declaraciones de Azaña que afirmaban: "Todos los conventos de Madrid no valen la vida de un republicano". Especial virulencia tuvo este hecho en Málaga donde prácticamente no quedó iglesia o convento sin incendiar o sin acción violenta, produciendo decenas de muertos y heridos. Los daños materiales e incluso artísticos fueron incalculables. No se pueden basar estos asesinatos en un impulso espontáneo de una masa ignorante, sino que obedeció a un plan premeditado alimentado durante un lustro por una demagogia interesada y anticatólica de políticos de izquierda. Como consecuencia, al final de la guerra civil, en el bando republicano había asesinado a 4.184 sacerdotes, 2.365 frailes y religiosos, 283 monjas y más de 3.000 seglares. En total, unos 10.000 muertos por el hecho de ser católicos y no renegar de ello. Hay que destacar que más de 3.000 fueron asesinados entre julio y agosto de 1936. Las cifras son elocuentes de por sí.

Amnesia y asesinato de civiles: El bombardeo de Cabra.

Cabra es una ciudad cordobesa de 20.000 habitantes en aquellos tiempos, que fue atacada por tres bombarderos bimotores Tupolev SB-2 denominados Katiuska, de fabricación soviética y al servicio de la fuerza aérea republicana, en la mañana del 7 de noviembre de 1938. Produjo 109 muertos y más de 200 heridos de todo tipo, en su gran mayoría civiles y trabajadores. El bombardeo afectó al centro de Cabra, en la plaza del mercado, y de manera especial al barrio obrero de la ciudad. Cada avión llevaba alrededor de dos toneladas de explosivos, lo que supuso en total seis toneladas en una sola incursión. Este bombardeo no pudo ser accidental sino planificado, tal como Antonio Arrabal lo argumentó en una investigación en su libro: El bombardeo de Cabra. El Guernica de la Subbética, (Málaga, 2012). El autor lo deduce por varias razones: primera, por la lejanía del frente de guerra, que en esos momentos estaba en el Ebro, a unos 1.000 kilómetros; segunda, Cabra no era una ciudad de interés estratégico ni militar; tercera, por los tres reconocimientos aéreos republicanos sobre la ciudad en días anteriores; y en cuarto lugar, por los bombardeos republicanos de similares pero menos letales, ejecutados semanas antes en Aguilar, Baena y Córdoba capital. Como contrapunto cabe recordar que el bombardeo de Guernica, muy próxima al frente y con instalaciones militares en la periferia, se realizó el 26 de Abril de 1937 por parte de la Legión Cóndor, con una estimación de 126 muertos y 300 heridos.

Amnesia y literatura: El asesinato de escritores y poetas

Un poeta fusilado por los republicanos al inicio de nuestra Guerra Civil fue José María Hinojosa Lasarte (Campillos, Málaga, 17-10-1904), amigo de García Lorca. Hinojosa despuntó como poeta español de la Generación del 27, introductor en España de la poesía surrealista y codirector en 1929 de la revista “Litoral“ (Madrid, 1928). Publicó  Orillas de la luz (Málaga, 1928) y la La flor de Californía (Madrid, 1928). En 1931 sacó su último libro, La sangre en libertad, también surrealista. Pero el 22 de agosto de 1936, José María Hinojosa, su padre y su hermano; Luis Altolaguirre, hermano del escritor Manuel Altolaguirre, y cuarenta seis detenidos más, fueron fusilados ante la tapia del cementerio de San Rafael por un grupo de milicianos republicanos que habían asaltado previamente la Prisión Provincial, como represalia por los bombardeos de los depósitos de CAMPSA, efectuados por la aviación sublevada. De la misma manera que calificamos el asesinato de García Lorca por los nacionales el 19 de agosto de 1936, como una vileza y una monstruosidad, la izquierda debería asumir que el asesinato de José María de Hinojosa y de otros escritores más, fue un acto de la misma calaña, pero ejecutado por sus milicias revolucionarias.

Amnesia y persecución: Las checas

Durante la implantación del régimen comunista en la URSS, las actividades de oposición, rechazo o disidencia de individuos o colectivos contra el régimen soviético, fueron perseguidos, reprimidos y liquidados por una red de organizaciones policiales, políticas o para policiales, con la colaboración de tribunales públicos al servicio del Estado soviético. Se trataba de centros de detención y tortura conocidos como checas. Entre 1936 y 1939 la II República amparó a la creación y existencia de estas checas para que actuasen en la retaguardia contra los enemigos de los republicanos. Jiménez los Santos en su obra Memoria del Comunismo, cita en total 395 checas en toda España de las que 90 eran anarcosindicalistas, 89 comunistas y 49 socialistas. El resto pertenecían otros partidos del Frente Popular e instituciones republicanas de diversa índole. En total se calcula que más de 12000 personas fueron torturadas y posiblemente, después asesinadas. En Madrid las cifras de torturados o asesinado oscilarían entre 1800 o 3600, según que autores.

Son cinco ejemplos de la amnesia como estrategia calculada desde los agentes adoctrinadores de los partidos progresistas, pero la manipulación adoctrinadora no concluye aquí. La ingeniería social aporta nuevas estrategias, ya no sólo el olvido, sino dar un paso más allá: borrar y prohibir con leyes lo que no complazca a la progresía para reconstruir nuestra historia a su gusto, este es el caso de la ley sobre la Memoria Histórica la ley de la Memoria Democrática. Además, ahora quieren blanquear los asesinatos de la banda terrorista ETA, socio emergente del socialismo supuestamente democrático. Se trata de ser doctrinalmente hegemónicos con hechos, héroes y mártires exclusivamente vinculados a su ideología. Si es necesario se lavan los crímenes del terrorismo vasco y se presentan como un error derivado de una democracia imperfecta, por franquista, como es la española.

Con estas leyes, se prohíben y borran de la vida social a sus adversarios políticos del pasado, se reconstruye el relato de los acontecimientos recientes a la medida de sus objetivos políticos y se crea una verdad oficial manipulada, que servirá de palanca para el adoctrinamiento futuro de las nuevas generaciones a través del control del sistema educativo. Pero además de olvidar, borrar y prohibir, estos grupos ideológicos, avanzan otro paso más en su proyecto adoctrinador, destruyendo como sea, las tradiciones heredadas de nuestros antepasados, legislando desde un feminismo radical que odia a los hombres y los enfrenta a las mujeres; destruyendo la tauromaquia desde un animalismo antinatural; estimulando la cristianofobia y lo que es peor aún, movilizando un odio infundado contra lo español, la hispanofobia. Los ingenieros sociales progresistas quieren nuestros cerebros debidamente adoctrinados: ignorantes de la huella nefasta de la II República; intoxicados de las maldades del franquismo; amnésicos de nuestra Historia; dependientes de su ideario político; reluctantes de nuestra identidad cultural; aborrecedores de nuestro idioma común y sumisos seguidores de sus valores sociales excluyentes.

Olvidar, borrar y legislar para destruir todo valor social, tradición o huella molesta, es la clave de los planes de la ingeniería social del progresismo político. Para ello se recurrirá al adoctrinamiento político a través de la hegemonía mediática, a las instituciones bajo su control, e incluso a legislaciones “ad hoc”. Todas estas acciones desembocan en un clima social de imposición de valores de diseño artificial, ajenos a la naturaleza humana y alineados con el proyecto de ingeniería social progresista, afín a la agenda 2030. ¿Esto es lo que nos espera?

 

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  • Pérez Velasco, V.M. (2016) “Psicología y adoctrinamiento político”.
  • Pérez Velasco, V.M. (2013) “Pastoreando conciencias. El adoctrinamiento político en la Transición.”