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Opinión

Los ataques terroristas del 17-S en Bamako no fueron fruto de la casualidad

Experta en Terrorismo Internacional y en la lucha contra Daesh.

La fecha y el lugar elegidos para los ataques llevados a cabo por los terroristas en Bamako el 17 de septiembre no fueron casualidad. En cuanto a la fecha, los actos terroristas tuvieron lugar un día después del primer aniversario de la Alianza de Estados del Sahel, que reúne a Mali, Burkina Faso y Níger, tres países que se enfrentan a la expansión yihadista y están sumidos en una grave crisis de seguridad. Los tres países estan presididos por regímenes militares, que han liderado una sucesión de golpes de Estado desde 2020, rompieron con Francia y se han volcado militar y políticamente hacia otros socios, en especial hacia Rusia.

Los objetivos señalados para realizar los atentados  fueron dos, atacados casi simultáneamente. Los enfrentamientos se registraron por primera vez en una escuela de entrenamiento de gendarmería en Faladié, que alberga una unidad de élite de las fuerzas especiales a la que pertenece el coronel Goïta. El segundo objetivo fue la Base Aérea 101, una instalación gubernamental y militar situada en el perímetro sur del aeropuerto internacional civil Modibo Keita de Sénou donde se encuentra Wagner.

Al atacar estrictamente objetivos militares y no civiles, JNIM manda un claro mensaje para diferenciarse de la junta militar, a la que acusa con frecuencia de matar a civiles junto a Wagner.

El ataque en Bamako es otra victoria más a sumar de JNIM en Mali, después de la humillante derrota de las tropas malienses y rusas en Tinzaouaten a finales de julio. Los grupos terroristas en Mali, al menos JNIM, podrían haber llegado a un acuerdo de facto con los tuaregs del norte de Mali para luchar contra las fuerzas armadas malienses y contra los rusos. La batalla de Tinzaouaten en julio es un claro ejemplo de ello pero también el asalto a Bamako de esta semana.

Lo sucedido en Bamako representa un claro aviso a la Junta militar de lo que pueden hacer los terroristas y de los graves fallos de seguridad que podrían traer como consecuencia más inmediata la caída de Goitia.

La agresión simboliza el fracaso de Goita a la hora de combatir adecuadamente la violencia terrorista que crece dentro de las fronteras de su país y donde no es capaz ya ni de defender la propia capital del país.

Durante estos meses la ayuda militar rusa al Gobierno de Bamako en la lucha contra el terrorismo tampoco ha conseguido frenar a los terroristas; hace unos años también llegaban hasta la base militar de Kati en las afueras de Bamako.

Ante el aumento de ataques terroristas durante los últimos meses habría que preguntarse cuáles pueden ser los escenarios futuros posibles y si Mali puede seguir el mismo camino que Afganistán después de la salida de las tropas internacionales. ¿No existe el riesgo en Mali de que Rusia sufra la misma derrota que en Afganistán?

En el supuesto de que hubiera más ataques yihadistas sobre la capital esto podría suponer la caída de Bamako, donde habría que considerar la posibilidad de una rápida intervención internacional o no, pero lo que sí está claro que ocurriría es la caída de la junta gobernante

Si Bamako cayera y no hubiera ninguna intervención militar externa, nos podríamos encontrar con un escenario parecido al afgano con la salida previa de todas las fuerzas internacionales, que es el caso actual. En esa circunstancia, JNIM usaría Mali como plataforma de lanzamiento para cometer más ataques terroristas a países limítrofes.  

Este escenario es altamente complicado por lo que supone controlar una ciudad de 3 millones de habitantes como Bamako, elemento también a tener en cuenta ya que es bastante difícil que JNIM tenga suficientes combatientes como para ocupar y mantener Bamako.

Sin embargo, el último ataque es un aviso a las autoridades malienses de que puede haber nuevos ataques a pesar de Wagner.

No es previsible a corto plazo que los terroristas se pueden hacer con el control de Bamako por la falta de capacidades, pero si es posible que puedan golpear de forma más leve, pero de forma más continua. Ya lo hacen a lo largo y ancho de todo el pais y si no tienen ningún obstáculo, como en el caso de Kati, golpearán más veces y más fuerte en Bamako

Es probable que JNIM continúe invadiendo el territorio que rodea Bamako, ejerciendo gradualmente presión sobre la capital mediante incursiones violentas similares, así como mediante ataques en las principales carreteras que conducen a la ciudad.

El gobierno maliense tiene la capacidad de defender mejor la capital, pero hacerlo puede ser a costa de desproteger otros sitios de importancia estratégica en el país

Sin una estrategia clara en la lucha contra el terrorismo que actúe en todos sus frentes: militar, ideológico y social es imposible vencer al yihadismo que seguirá extendiéndose por todo el Sahel sin oposición.

No se trata solo de la ayuda externa, también de utilizar todos los elementos de que dispone el Estado para vencer el terrorismo y hacer uso de todas sus capacidades involucrando a la población civil para frenar esta grave amenaza.

En última instancia son los países del Sahel los que tienen que luchar contra el terrorismo yihadista y son ellos los que tienen que capacitar a su Policía, sus jueces y sus Fuerzas Armadas para que esta lucha sea eficaz desde todos los ambitos.

Si los países del Sahel no hacen esto los terroristas seguirán ganando territorio como lo hacen ahora desde el Sahel a los países del norte del Golfo de Guinea y será cuestión de tiempo aprovechando la salida de las fuerzas internacionales que en el Sahel se proclame el nuevo califato.

El terrorismo yihadista es un desafío constante en el Sahel. La situación en Malí es un claro recordatorio de la fragilidad de la paz en regiones vulnerables y de la necesidad imperiosa de un esfuerzo conjunto para restablecer la seguridad y la estabilidad en el Sahel.

Europa debe ser consciente de que lo que ocurre en su frontera avanzada, en el Sahel es importante para su seguridad y debe involucrarse desde distintos ambitos y en la medida que estos países acepten su ayuda.

De la seguridad en el Sahel depende nuestra seguridad. No lo olvidemos…