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Opinión

¿Es necesario un Comisario de Defensa en la UE?

Coronel de Ejército de Tierra (R).

En fechas recientes hemos asistido expectantes al acuerdo de los 27 y de una parte de las familias políticas europeas sobre la designación de los key leaders que regirán los destinos de la Comisión y el Consejo Europeo en los próximos cinco años. Los lideres elegidos de Portugal, Alemania (de nuevo) y de Letonia lo han sido gracias al acuerdo de las familias políticas europeas de populares, socialistas y liberales. Queda para después del verano la distribución entre los países de los Comisarios que conformaran la próxima Comisión Europea, dirigida nuevamente por Ursula Von der Leyen.

Entre los nuevos Comisarios, desde hace varios meses, se baraja la creación de la figura del Comisario de Defensa, cuestión ésta que la dirigente política de la CDU alemana ya había anunciado para el caso de ser reelegida para el cargo. Von der Leyen conoce en profundidad los entresijos de la defensa europea, no en vano fue ministra del ramo de su país natal entre los años 2013 al 2019, años del impulso de la Defensa europea dado por Mogherini con su Estrategia Global de Política Exterior y Seguridad de la UE (sustitutiva de la de Solana, 2003), por lo que en su subconsciente ya anidaba la idea de la creación de esa nueva Comisaría como medida estelar para relanzar la maltrecha Política Común de Seguridad y Defensa de la UE (PSCD). Una PCSD que el nuevo Comisario de Defensa deberá recomponer tras la crisis de europeísmo que, tanto la invasión rusa de Ucrania como el conflicto palestino-israelí, ha puesto en evidencia a pesar del impulso dado inicialmente por la Brújula Estratégica aprobada por el Consejo escasos días antes de la invasión rusa de Ucrania.

Para ello, el Comisario de Defensa de la nueva Comisión deberá sin duda continuar gestionando con éxito el apoyo a las fuerzas armadas ucranianas mediante la financiación y el suministro de equipos y formación militares del Fondo Europeo de Ayuda a la Paz (FEAP), a través del cual la Unión ha renovado su apoyo a Ucrania para 2024 con 5.000 millones de euros y que se alargará de forma anual hasta el 2027 gracias a la iniciativa del Alto Representante Josep Borrell, basada en una petición previa del Parlamento,  a pesar de los esfuerzos de Hungría por bloquear los intentos de aumento de financiación del FEAP para el apoyo a Ucrania.

En este sentido y debido a la alta intensidad con que los combates se están produciendo, el suministro de municiones al ejército ucraniano fue vital desde un primer momento. Por ello, el nuevo Comisario deberá colocar en su agenda de prioridades el denominado "Plan de tres vías" que los Estados Miembros han ido acordando desde que se inició el conflicto. En una primera vía, los Estados acordaron suministrar 1.000 millones de euros en munición de sus propias reservas, mientras que en una segunda preveía pedidos de munición conjuntos por otros 1.000 millones. La tercera vía se materializó el pasado año mediante Ley Europea de Apoyo a la Producción de Municiones (ASAP), por la que la UE destinará 500 millones de euros de sus fondos en 2024 para reforzar las capacidades de producción de las empresas y hacer frente a los "cuellos de botella" en un entorno de "crisis de suministro de munición" que ha hecho perder la incipiente iniciativa que Ucrania había comenzado a tener en la guerra.

En ese sentido, el nuevo Comisario deberá continuar impulsando la capacidad de Misión de Asistencia Militar de la Unión Europea en apoyo a Ucrania (EUMAM) creada en 2022 y por la que los países de la UE, en colaboración con el Servicio de Acción Exterior de la Unión, han instruido a más de 30.000 soldados ucranianos el pasado año pretendiendo doblar esa cifra en el presente 2024, lo que sin duda obligará a un esfuerzo de adaptación en la ampliación de ofertas, sincronizando las ya existentes en sus módulos de formación con las lecciones aprendidas de procesos precedentes con el fin de atender adecuadamente las necesidades de las Fuerzas Ucranianas.

Cuestión clave en la financiación de la UE extraída en la guerra de Ucrania ha sido la necesidad del reforzamiento de la Agencia Europea de Defensa. El nuevo Comisario deberá impulsar políticas que permitan gestionar mejor y más rápidamente la I+D+i y el desarrollo de capacidades estimulando la contratación pública de los Estados miembros con el fin de reforzar la Base Industrial y Tecnológica de la Defensa Europea, pero sin negar la contratación allende las fronteras de la Unión. Para ello, es capital la reforma de la política de préstamos del Banco Europeo de Inversiones a pesar de la puesta en marcha del Mecanismo de Capital para la Defensa, con 175 millones de euros para estimular el desarrollo de tecnologías de doble uso, así como las nuevas normas sobre los déficits presupuestarios a los Estados miembros que permitan un gasto militar adicional tras la invasión rusa de Ucrania.

"Al Comisario de Defensa le esperan todo tipo de actuaciones de las que sin duda la maltrecha PCSD, en su faceta de Defensa, está huérfana"

 

Pero además de emplearse a fondo en la guerra de Ucrania, al Comisario de Defensa le esperan todo tipo de actuaciones de las que sin duda la maltrecha PCSD, en su faceta de Defensa, está huérfana. En particular la reforma del sistema de toma de decisiones es una asignatura pendiente utilizándose limitadamente las cláusulas pasarela del TUE que prevén la modificación procedimiento legislativo inicialmente previsto de seis ámbitos políticos específicos (entre ellos la PESC para flexibilizar la toma de decisiones), por lo que la labor del Comisario deberá ir encaminada a "convencer" al Consejo para una adopción gradual de votaciones por mayoría cualificada al menos en aquellos ámbitos que no tengan implicaciones militares, cuestiones éstas que corresponden al ámbito intergubernamental.

Pero el nuevo Comisario no estará solo. La prevista creación de la Comisión de Seguridad y Defensa del Parlamento (actualmente tiene rango de Subcomisión), que se va a constituir como de pleno derecho en el seno del Parlamento, apoyará sin duda en su cometido con la supervisión conjunta de un presupuesto específico y sustancial de la Unión de Defensa en materia de Defensa. También el nuevo Comisionado deberá impulsar la Capacidad Militar de Planificación y Ejecución (MPCC), creada en 2017 para un pleno uso del enfoque integrado de la Unión en la gestión de crisis desde el nivel estratégico-militar "de Bruselas" hasta el táctico "sobre el terreno". En este sentido, la decisión el pasado año de instituir también una Capacidad de Despliegue Rápido (CDR) con una fuerza militar de 5.000 efectivos de alistamiento exclusivo por parte de los Estados miembros, ocupará una buena parte del trabajo del nuevo Comisario ya que debe estar operativa para el 2025, fecha para la que se espera se reorganice también el propio Estado Mayor de la UE de acuerdo con lo establecido en la Brújula Estratégica.

Sin ser exclusivas, las mencionadas en los párrafos presentes, serán sin duda las principales e inmediatas asignaturas pendientes de la UE en materia de defensa que el próximo Comisario del ramo deberá abordar de manera prioritaria como responsable de una efectiva Europa de la Defensa. En todas las cuestiones relacionadas con ella y en una clara división de responsabilidades con el Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, cargo que lamentablemente deja el español Josep Borrell después de cinco años de trabajo intenso muy centrado en sus tareas en el ámbito de la defensa de la UE, el nuevo Comisario de Defensa tendrá sin duda un papel más que protagonista en el devenir de Europa.