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Opinión

Estrategias innovadoras contra el fraude interno

Director de Prosegur Research

El fraude interno representa hoy un desafío creciente y complejo para las organizaciones. Este fenómeno, que se ha transformado con el tiempo, exige un enfoque que vaya más allá de las meras medidas burocráticas; requiere una mentalidad estratégica y proactiva. ¿Estamos listos para enfrentar esta realidad con soluciones innovadoras?

Para ello, es necesario abordar la problemática del fraude interno desde un análisis profundo y contextual, considerando tanto el entorno inmediato de la empresa como también las tendencias globales y las características específicas de cada sector. En este sentido, la estrategia efectiva contra el fraude debe ser individualizada y adaptada a las necesidades particulares de cada organización, entendiendo la seguridad como un traje a medida.

Esta perspectiva nos lleva a la siguiente consideración: una estrategia bien planteada solo puede ser efectiva si se dispone de los recursos adecuados. Para ello, es imprescindible contar con una estructura organizativa robusta y un equipo de profesionales especializados. La integración de tecnologías avanzadas, como la inteligencia artificial, juega un papel crucial en la prevención y detección del fraude. Sin embargo, surge una pregunta fundamental: ¿estamos invirtiendo lo necesario en tecnología y talento? Esta inversión, por un lado, nos permite un mayor conocimiento de la organización gracias a las facilitades que las tecnologías nos aportan para ser más transparentes, y por otro, nos permite contar con empleados capacitados y motivados. Este último punto es claramente un factor mitigador del riesgo de fraude interno, pero sabiendo que no sólo depende de ellos, nosotros, como compañía, tenemos mucho que aportar.

Apostar por la reducción del fraude interno con garantías de éxito solo es posible desde un nuevo modelo, más completo y dinámico, como el que proponemos desde Prosegur Research, con el denominado “círculo de fraude interno”. Este sistema comprende aspectos particulares de la empresa y contextuales del entorno del empleado, abordando este fenómeno desde una visión amplia, que involucra a toda la organización en su conjunto. La erradicación de conductas fraudulentas no solo se basa en la implementación de sistemas y protocolos (como la transparencia que aporta la trazabilidad y las reglas), sino también requiere de un compromiso genuino de la empresa y de la confianza en sus empleados. La atracción y conservación del talento son elementos clave para contar con un equipo que actúe con integridad y eficiencia, lo que a su vez contribuye a una empresa más segura y próspera, previniendo conductas indeseadas en la organización

Por otro lado, una empresa sin un propósito definido tiene dificultades para inspirar a sus empleados. La creación de un ambiente de trabajo positivo, con una cultura y clima laboral saludables y flexibles, es esencial para promover las conductas prosociales y éticas dentro de la organización. ¿Cómo podemos alinear mejor los objetivos personales y empresariales para el beneficio mutuo? Cada relación empleado-empresa será distinta, aquí es donde la cultura empresarial y el propósito de la compañía se combinan para establecer líneas de acción en positivo para todas las partes involucradas. Esta alineación es la clave para superar la mentalidad individualista y construir un futuro colectivo.

En conclusión, enfrentar el fraude interno requiere de un enfoque amplio y estratégico. Solo con un diagnóstico preciso, una estrategia adaptada y recursos adecuados, las organizaciones pueden abordar eficazmente este desafío en constante cambio. La inversión en prevención y detección del fraude no solo protege los intereses de la empresa, sino que también fomenta un entorno laboral más seguro y resiliente.