Las empresas españolas continúan en su camino hacia la completa digitalización. Esto es así porque, actualmente, la mayor parte de nuestras relaciones toman forma en el universo digital. Y es que, para entender hasta qué punto es decisiva la transformación tecnología, es más útil echar un vistazo a las cifras.
Un estudio de la consultora Roland Berger estima que, si el grueso del tejido empresarial invirtiera en transformación digital e innovación tecnológica en los últimos años, el valor de la economía nacional podría aumentar en 120.000 millones para 2025.
En esta misma línea, una encuesta de PwC sobre el Coeficiente Digital de las Empresas establece que las compañías españolas están protagonizando una evolución imparable con respecto a lo digital, sobre todo a raíz de la implantación a contrarreloj del trabajo colaborativo y en modalidad híbrida a raíz de la pandemia. Así, más del 55% de los directivos afirmó que el grado de digitalización de sus compañías es positivo porque están apostando por la integración de tecnologías de vanguardia como los dispositivos inteligentes IoT, la IA y la robotización. Todo ello con la finalidad de mejorar la eficiencia y la productividad.
Ejemplos en porcentajes y cifras que confirman que nuestro día a día está cada vez más digitalizado, que aquellas corporaciones que ignoren el avance tecnológico tienen más probabilidad de ver estancado su crecimiento y competitividad y que, cada vez, buscamos elevar el nivel de rentabilidad de la actividad empresarial por medio de la automatización de procesos.
Esto es así porque, con avances tecnológicos, no nos referimos únicamente a iniciarnos en el análisis de mercados a través del Big Data, a trabajar en plataformas alojadas en la nube o incluso dar uso a la Inteligencia Artificial, sino que el camino hacia la digitalización puede comenzar con cambios tan simples y útiles como la optimización de los procesos de gestión documental. Por cierto, más decisivo y relevante de lo que pueden considerarse en primera instancia. Y es que el hecho de preocuparse por garantizar la legitimidad de la documentación no impresa, la protección de datos confidenciales y las barreras de ciberseguridad es parte imprescindible de la responsabilidad de blindar la empresa con respecto al auge de los ciberataques en todo el mundo, cada vez más frecuentes, masivos y sofisticados.
Además, simplemente considerando el volumen de documentos que se manejan cada día, las herramientas de firma electrónica se posicionan como un recurso imprescindible para agilizar los procesos documentales. Pueden ser, por ejemplo, un básico en aquellos departamentos, como el de RRHH, donde la gestión, envío, firma y clasificación de documentos (muchas veces requiriendo la rúbrica de varias personas), ya sean contratos laborales, nóminas, hojas de gastos, evaluaciones o acuerdos, supone una labor diaria que requiere de tiempo, espacio, traslados físicos y un alto nivel de responsabilidad para garantizar la privacidad de la información y la no filtración o pérdida de la misma.
La digitalización de firmas y de documentos, que implica pasar documentación física a la digital, puede convertirse en una gran ventaja competitiva. Ya no solo al optimizar los tiempos por evitar que las personas firmantes tengan que trasladarse o que haya que esperar hasta que todos los participantes hayan completado el proceso, sino que la empresa estará cumpliendo con la garantía de protección de datos y estará evitando la filtración de información, la intrusión de usuarios no autorizados e incluso la pérdida de documentos. Además, la firma electrónica permitirá ahorrar en papel a largo plazo, lo que contribuye directamente a la reducción de la huella de carbono y el cumplimiento de los objetivos de sostenibilidad.
En definitiva, una práctica rentable, beneficiosa y transversal a todo tipo de departamentos, empresas y sectores que puede llegar a considerarse un punto más, clave, para la transformación tecnológica y digital.
Ante esta realidad, en Factum hemos sido capaces de responder con rapidez a través de la creación de nuestro nuevo equipo de Factum Identity, experto en soluciones de firma digital, donde somos responsables del impulso de SealSign, una herramienta cloud para la firma digital y biométrica de documentos que notifica en tiempo real la evolución del proceso y detecta cualquier actividad sospechosa que pueda significar una amenaza de ciberseguridad.
Así, atendemos a la urgencia de la digitalización y proponemos un cambio simple, como es la automatización del proceso de gestión, envío y firma electrónica, que supone un paso decisivo para cualquier corporación que pretenda adentrarse en el entorno digital de forma competitiva, eficiente y cibersegura.