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Opinión

Marruecos acelera su "ofensiva" contra Argelia

Ex militar y experto en Seguridad.

En plena "ofensiva" diplomática, política y en medios de comunicación vergonzosamente cercanos al Dar al-Majzén de Rabat (aquí manda el dinero), el medio promarroquí Sahel Inteligence publica esta semana una "noticia" que no dudo que otros medios afines a Marruecos (muchos de ellos españoles) no tardarán en darle eco.

Según esta "noticia", cito textualmente, "Argelia, bajo la presidencia de Abdelmadjid Tebboune, está tratando de ejercer influencia sobre los Hermanos Musulmanes en Egipto para que abran fronteras y apoyen un ataque contra Israel.

Ante los enormes desafíos en Cabilia, los movimientos de liberación en el sur de Argelia, así como las tensiones en las fronteras de Libia con el mariscal Khalifa Haftar y los recientes acontecimientos con Mali, el régimen de Tebboune intenta desviarse utilizando la crisis en Oriente Medio para afirmar su liderazgo en el mundo árabe y musulmán.

Esta maniobra no es más que un intento de desviar la atención de los problemas internos de Argelia y de pretender, en otros lugares, reforzar una improbable posición geoestratégica del régimen militar, bajo el mando del general Saïd Chengriha".

En resumen, Argelia no tendría mejor idea que pedir a Egipto que abra sus fronteras para que el ejército argelino ataque al ejército israelita. Este planteamiento implicaría, por ser más gráficos, que parte del 27º ejército más poderoso del mundo, el argelino, tendría que desplazarse casi 3.000 kilómetros para traspasar las fronteras del 15º ejército más poderoso, el egipcio, y una vez allí atacar al ejército israelí, el 18º más potente del mundo, por el conflicto de Gaza.

Desde el conflicto argelino-marroquí en la guerra de las arenas, y una vez que la monarquía alauita asumió la teoría del gran Marruecos como eje de su política exterior, es constante el intento de cerco mediático y político que ejerce Rabat sobre Argel. Sobre todo, focalizado en los dos máximos obstáculos que tienen con vender su idea del Sahara marroquí: el presidente Abdelmadjid Tebboune y, aún más, el general Saïd Chengriha.

Me limito a contar noticias y no a dar mi opinión, pero para mí hay dos realidades que son incuestionables. La primera es que quien ante el mundo árabe debe dar cuentas de sus excelentes relaciones con el llamado enemigo sionista es Rabat, no Argel. Y la segunda, en términos de vecindad pura y dura, y más como español, es que Argelia es un vecino que cumple las reglas de la comunidad y no reclama más plazas de garaje o zonas exclusivas en la piscina, mientras que Marruecos enseña en sus colegios y forma a sus ciudadanos con la idea de que todos sus vecinos (incluido España) les roban terreno.

Llamada de atención para todos estos medios (mauritanos, franceses y españoles) tan pro-Rabat a golpe de transferencia, aunque a nosotros nos exijan Ceuta, Melilla y Canarias.