La salida progresiva de Occidente de África no ha sido solo en el ámbito militar y estratégico, también en el muy importante mundo económico. El continente cuenta con grandes recursos como minas de oro, uranio o hidrocarburos, que además suelen ser explotados por terceros Estados.
Moscú y Pekín quieren hacerse con el control de la riqueza, lo que genera una confrontación geopolítica. De hecho, China ya controla una cuarta parte de todos los puertos de África.
Rusia, por su parte, ha desbancado en los últimos años a los países occidentales extendiendo su dominio sobre gran parte del territorio, muy especialmente en el Sahel. El aumento de su influencia se basa en haber conseguido la lealtad de sus principales líderes. Gracias a esta circunstancia, tanto particulares como empresas rusas han obtenido acceso a recursos naturales y contratos opacos.
En el caso de la República Centroafricana, Rusia acordó la entrega de armas, la participación de mercenarios y la ayuda de una fuerza de protección a cambio del acceso a las minas de diamantes y oro.
Igualmente, y a cambio del despliegue de sus mercenarios sobre el terreno, Rusia pidió a Malí tres minas de oro ubicadas en el sur del país, que eran operadas por compañías canadienses y australianas, para pagarse lo pactado inicialmente con las autoridades de transición: 10 millones de dólares al mes por el despliegue de unos 1.200 soldados sobre el terreno.
África, la 'moneda' con la que Rusia financia su invasión de Ucrania
Lo cierto es que Rusia financia su guerra en Ucrania con el expolio que hace en países como Malí, Burkina Faso o Sudán de sus minas de oro. Según algunas fuentes, como el Informe Blood Gold, Moscú habría obtenido 2.500 millones de dólares de oro en África desde que comenzó la contienda en territorio ucraniano. El acceso del Grupo Wagner a las minas en Sudán, Malí y República Centroafricana ha llenado las arcas rusas.
La presencia militar rusa es también para proteger a estas golpistas que se perpetúen en el poder a cambio de la explotación de sus recursos, lo que implica el desplazamiento de las empresas occidentales. Aparte de hacerse con el control de los recursos, Rusia pretende hacer chantaje energético a Europa.
Rusia ha cerrado acuerdos de cooperación militar con 43 países africanos y es un importante proveedor de armas. Esta cooperación no está vinculada a compromisos democráticos. De hecho, en varias naciones que han sufrido golpes de Estado, Moscú continuado o fortalecido su protección.
Además de su fuerte presencia en los mercados mineros y energéticos, en particular a través de concesiones a empresas asociadas a Wagner, Rusia ha firmado pactos de cooperación nuclear con 20 países, con planes para construir plantas en Egipto y Nigeria.
África sin empresas europeas
Por lo que respecta a la salida de empresas occidentales, los negocios son asumidos por Rusia. En el Sahel tampoco entran nuevas compañías europeas. Países como Burkina Faso están nacionalizando gran parte de sus recursos y echando a los occidentales para que el gran beneficiario sea el propio país y no un tercer Estado. Esta estrategia se basa en el principio de soberanía nacional, pero viene ligada a la idea de que Francia se considera, en gran parte de África y no solo en el Sahel, el enemigo de África. Rusia es vista como un gran aliado frente a otros países de Europa, a los que relacionan con Francia.
Rusia se beneficia de todas estas alianzas con los distintos países africanos porque estrecha lazos militares y económicos. Así despliega sus limitados recursos estratégicamente para desafiar a EE.UU. y a la Unión Europea por la influencia en el vulnerable flanco sur de la OTAN.
La que se está librando en África todavía no es una guerra fría, sino una guerra de influencia. Aunque puede estar cambiando: el Ejército Nacional Libio, liderado por Haftar, y un cuerpo militar ruso trasladan sus fuerzas a Hamada para Níger, Malí y Burkina Faso. Esta acción forma parte del plan ruso para crear un corredor estratégico entre Libia y el Golfo de Guinea y de esta forma conectar el Mediterráneo con el Atlántico.
Rusia y China principalmente se expanden de forma incontrolada por toda África en todos los ámbitos (militar, económico, estratégico), sin encontrar oposición. En el país donde entran previamente han echado a un socio occidental. Mientras en Europa se pretende parar los pies a Rusia, ¿quién lo hará en África, incluyendo a China? ¿Cuáles serán las consecuencias para África y para Occidente? El resultado lo veremos a muy corto plazo.