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Opinión

Vigilantes, los grandes ignorados de la seguridad

Presidente de la Asociación Nacional de Vigilantes de Seguridad Privada.

Una vez más, una nueva agresión a un vigilante de seguridad mutila un órgano vital y deja al descubierto las carencias de un sector cada día más vulnerable y expuesto.

Personalmente me he puesto en contacto con TMB para saber más sobre lo ocurrido este pasado domingo, cuando un vigilante tuvo que ser hospitalizado y ha perdido un ojo tras la brutal paliza que recibió al intentar mediar en una pelea en la estación de Pobleneu, de la línea 4, del metro de Barcelona, y además de decirme que desconocen el asunto, cuando he profundizado sobre la incidencia se han escudado en que no pueden facilitar datos y han mostrado un desdén y una desnaturalización desmesurada sobre la incidencia.

Uno siente impotencia y rabia cuando agreden a un compañero y las consecuencias físicas y síquicas son muy graves. Esa misma impotencia y rabia la sentimos cuando pensamos que los clientes, las empresas de seguridad y el propio Ministerio del ramo miran para otro lado mientras la sangre de nuestros compañeros sigue derramándose impunemente.

Todo pasa por un endurecimiento del Código Penal en caso de agresiones y de la implementación del concepto de Agente de Autoridad. Todo pasa por contar con unos elementos de autoprotección acordes al riesgo y verificados por un director de seguridad.

Contamos con un Reglamento con más de treinta años, caduco y obsoleto. Con una Ley 5/2014 que se queda corta en muchos aspectos. Y padecemos un Código Penal que lejos de endurecer las penas a los agresores parece invitarles a la impunidad más absoluta.

Somos los grandes ignorados de la seguridad. Una oscura bruma cae como un gran manto sobre nuestra profesión y hace que a los ojos de los demás seamos totalmente invisibles. Un sector que genera casi seis mil millones de euros debe contar con el respeto de las empresas, con la consideración del cliente y con la protección del Ministerio que nos habilita.

Pero ninguna de estas tres cuestiones se produce y somos considerados personal de baja cualificación y bajo el “paraguas” de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, en colaboración y cooperación con las mismas, desarrollamos nuestras funciones.

Pedimos penas más severas para los agresores. Un hecho tan lamentable como el ocurrido este pasado domingo, algo que que se produce con más asiduidad de lo que se podría pensar, no debe ser considerado como un delito de lesiones solamente. Debe considerarse como homicidio en grado de tentativa: “El homicidio en grado de tentativa se produce cuando un sujeto intenta matar a otro pero no lo consigue, por causas ajenas a su propia voluntad. Es decir, dicho sujeto tiene la intención de matar y actúa en consecuencia, pero no consigue el resultado que espera”.

A mi humilde entender, este sujeto tenía esa intención, ya que golpeó al compañero con un puño de hierro. Es urgente y necesario que el propio Gobierno realice una campaña de pedagogía y concienciación acerca de nuestro trabajo y que la sociedad conozca y valore esta profesión.

Debemos recordar que detrás de esa placa ovalada hay una persona que está para preservar la seguridad de una sociedad ávida de una protección cada día más necesaria y que nuestra sangre es igual de roja que la de los demás.