La ley de amnistía podría tener truco, o trampantojo, algo que ERC supo antes de la firma gracias a un soplo realizado a tiempo que provocó que finalmente el PSOE tuviera que registrarla en solitario este pasado lunes en el Congreso de los Diputados. Como ya se sabe, la intención de los socialistas era que estamparan su firma el resto de grupos políticos que van a apoyar la investidura de Pedro Sánchez, pero las diferentes revisiones lo impidieron. Aunque hay más que eso.
Y es que al igual que “hay personas que cuando tienen un pequeño cargo se transforman”, tal y como afirmó Pilar Jericó en El País (20-11-2017), al revés sucede exactamente lo mismo: “Si quieres saber lo fiel que te es fulanito, quítale el carguito”.
Eso es exactamente lo que ha sucedido en esta ocasión, que algunos de los que han perdido su cargo tras las elecciones municipales y autonómicas están “rajando” del partido y de los compañeros.
Esas indiscreciones, según nos cuentan fuentes cercanas a Moncloa, son precisamente las que han hecho que el PSOE haya registrado la proposición de ley de la amnistía en solitario y que Félix Bolaños esté a la busca y captura de quien ha infiltrado a ERC que esta es una Ley con trampantojo.
El trampantojo consiste, por lo visto, en que esta proposición de ley –con gran parte de protagonismo del propio Bolaños y del matrimonio Ceaucescu, como se denomina irónicamente en círculos judiciales a Cándido Conde-Pumpido y a su esposa Clara Martínez de Careaga, él presidente del Constitucional y máximo referente jurídico del PSOE, y ella, magistrada de la Sala de lo Militar del Supremo y vocal del CGPJ- es fácilmente revocable, y tiene puerta trasera, por lo que una vez consolidado el Gobierno de Sánchez esa teoría de Puigdemont del examen diario se caería por su propio peso, ya que Junts dependería de que el PSOE se mantuviera en el gobierno para evitar la llegada del Partido Popular y la más que segura anulación de dicha ley. Esa es la espada de Damocles de la puerta trasera con la que los socios catalanes de Pedro Sanchez se han encontrado a última hora.
Esta maquiavélica estrategia tiene su fundamento en la idea de los actuales líderes socialistas de que la unidad de España depende de gobernar el país con un PSOE fuerte al que sus propios socios no pueden traicionar, de un Bildú que gobierne la Eusko Jaurlaritza con el apoyo del PSE Euskadi, y de un ERC que haga lo propio en la Generalitat con el apoyo del PSC, dejando fuera del tablero a un PP que consideran que está enfrentando en su “españolidad” a todos.
Según los socialistas, nos explican, Junts es un partido llamado a la desaparición –como CIU tras Pujol- en cuanto acabe la fase Puigdemont y el PNV está destinado a la “nostalgia” vasca. E incluso van más allá: confían en que la ley de amnistía y las distintas concesiones realizadas a Cataluña y el País Vasco tengan una importante influencia en el electorado cara a las autonómicas catalanas y vascas, donde el PSOE podría terminar de “atar” a sus socios y acabar siendo el partido de referencia cara a la gobernabilidad regional.