La Guardia Civil ha anunciado que ha conseguido desarticular una organización criminal que se dedicaba al tráfico ilícito internacional de vehículos y al blanqueo de los beneficios a través de criptomonedas.
En un comunicado, explica los detalles de la operación, denominada 'Vallota' y coordinada por Europol. En total se ha detenido a 21 personas, 18 hombres y 3 mujeres de distintas nacionalidades entre los que se encuentra el líder del grupo. Todos ellos están acusados de los delitos de pertenencia a organización criminal, tráfico ilícito internacional de vehículos, blanqueo de capitales, estafa, falsedad documental, tenencia ilícita de armas, delito de daños, usurpación de identidad y receptación.
Los agentes también realizado nueve entradas y registros -cinco en el municipio de Madrid, otro en Villaviciosa de Odón y otros tres en las localidades toledanas de Yeles, Magán y Seseña- en los que han intervenido 64 coches de alta gama, valorados en más de cuatro millones de euros, y "multitud" de dispositivos electrónicos aplicados a la anulación de sistemas de seguridad y en el encendido y arranque de los vehículos que superan los 700.000 euros. Asimismo, en el domicilio del líder de la trama, los agentes han incautado un rifle, una pistola táser y dos armas cortas de fogueo que estaban modificadas para usar munición real.
Una organización "altamente especializada"
Según indica el comunicado, la investigación comenzó en 2022 a raíz de que varias personas interpusieran denuncias en la zona de Las Rozas en las que declaraban haber sido víctimas del robo de vehículos de alta gama. En todos los casos, se trataba de coches de gran cilindrada y con sistemas antirrobo "sofisticados y complejos", si bien se tiene acreditada la actividad delictiva de la organización desde el año 2019, iniciándose la explotación de la denominada 'operación Vallota', que ha resultado en su desmantelamiento.
La Guardia Civil explica que la actividad del grupo consistía en sustraer vehículos en Suecia y España, para lo que siempre seguían el mismo modus operandi. Tras elegir el coche que iban a robar, le colocaban un dispositivo de seguimiento para saber su ubicación exacta y esperar a cuando estuviera estacionado. En ese momento, procedían a cometer el robo, consiguiendo hacerse con el vehículo en menos de un minuto al valerse de tecnología avanzada relativa a la anulación de sistemas de seguridad y de apertura y arranque.
"La sofisticación en los dispositivos electrónicos de última generación utilizados para los robos hizo sospechar a los investigadores de que se trataba de una organización criminal altamente especializada", apunta el Instituto Armado.