Los Mossos d'Esquadra, la Policía Nacional y la Policía Judicial Portuguesa han detenido a 54 personas de un grupo criminal que estafó más de dos millones de euros a al menos 84 ancianos –de entre 70 y 90 años– en España.
Así lo han explicado en rueda de prensa este martes el jefe del Área Central de Delitos Económicos de los Mossos, el subinspector José Ángel Merino; la jefa de la Sección de la Brigada Provincial de la Policía Judicial de la Policía Nacional, la inspectora Eva María Segura, y el coordinador de Investigación Criminal de la Policía Judicial Portuguesa, Joaquim Trindade.
Merino ha explicado que se ha detenido a 54 personas –aunque esperan detener a más– por los delitos de pertenencia a grupo criminal, delitos de estafa, blanqueo de capitales y robo con violencia e intimidación.
La investigación se inició a principios de 2023 y finalizó el 4 de junio de este año, con el registro de 19 domicilios en Tarragona, Sevilla (Andalucía) y Faro (Portugal), una investigación coordinada por el Juzgado de Instrucción 3 de Reus (Tarragona).
Durante las entradas se encontró joyas, más de 20.000 euros en efectivo, equipos informáticos y documentación vinculada "directamente con los hechos investigados" y, tras pasar a disposición judicial, siete ingresaron en prisión y el resto quedaron en libertad con cargos.
Víctimas y 'modus operandi'
Las víctimas –ancianos que vivían solos– recibían una llamada de una persona que se hacía pasar por un trabajador de una entidad bancaria y conseguía convencer a la víctima de que había un grupo de personas que la estaban siguiendo y que querían apropiarse de sus objetos de valor o sus claves de acceso.
Después, los estafadores se presentaban al domicilio de las víctimas y se hacían pasar por un trabajador del mismo banco o por un policía, para que la víctima les diera todos sus objetos "convenciéndolas de que las llevaría a un lugar seguro de la entidad bancaria" e incluso conseguían que les hicieran transferencias de dinero.
"Manipulación y engaño"
"Los estafadores jugaban a un enorme papel de manipulación y engaño", ha lamentado Merino, y ha detallado que los miembros que hacían las llamadas estaban ubicados en Portugal y los que estaban en Catalunya y Andalucía visitaban a las víctimas haciéndose pasar por trabajadores o policías.
Esta modalidad, llamada vishing, es "una variante especialmente peligrosa por la afectación a la ciudadanía, y es una estafa que puede ir en aumento próximamente".
Blanqueo de dinero
Si conseguían dinero físico, lo transportaban físicamente en vehículo hasta Portugal o utilizando agencias de envío de dinero, mientras que las transferencias bancarias fraudulentas las recibían otros miembros y las reenviaban a cuentas corrientes controladas por la cúpula del grupo.
Otra manera de blanquear los beneficios era comprar productos electrónicos de alta gama, como teléfonos móviles y ordenadores portátiles, o incluso compraban lingotes de oro, que les permitía su "fácil transporte y ocultación".
Por su parte, Segura ha destacado que la investigación se ha podido realizar en coordinación con la Europol, y ha asegurado que la organización tenía una estructura "firme y jerarquizada".
"La investigación ha servido para controlar a las personas que reciben el dinero de las cuentas de las víctimas", ha añadido Trindade, y ha asegurado que los principales miembros del grupo criminal están detenidos.
Además, Merino ha recalcado la "preparación, profesionalidad y persuasión" de los estafadores, que conseguían engañar a las víctimas muy bien, en sus palabras, y ha recomendado que, en caso de recibir una llamada de este tipo, se confirme que el interlocutor es quién dice ser.
Dos casos
Merino ha explicado un caso en el que los detenidos visitaron el domicilio de una víctima en varias ocasiones para conseguir "exprimirla económicamente", y realizaron un fraude de más de 400.000 euros.
También otro detenido se hizo pasar por policía y se quedó a dormir en el domicilio de una víctima de 74 años hasta que pudo abrir con una radial su caja fuerte.