Rápido, fácil, pero… ¿seguro? El pago electrónico a través de tarjetas bancarias que no requieren contacto ha sido mirado con reticencias desde que hicieron su aparición. Con cierta recurrencia los informativos nos avisaban de este tipo de robos, ahora sin necesidad de meter la mano en el bolso o tirar de cartera.
Basta con aprovechar las distancias cortas, por ejemplo, enel transporte público, para que cualquier app maliciosa en el móvil (o bien undatáfono) pueda leer los datos de la tarjeta de pago. Hay quien lo asegura. Ytambién los que hablan de bulo, mito, literatura… Pero mientras vamos tomandoposiciones en uno u otro bando, van haciéndose públicas más investigaciones que, cuanto menos, obligan a agudizar lossentidos.
La consultora Juniper Research ha calculado que en un horizonte de cinco años el 53% de las compras mundiales en punto de venta se realizarán con tarjetas de crédito o débito, pero sin contacto. Tal previsión, ha provocado que el Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada salga al paso para dar a conocer sus informaciones: el 65% de los pagos totales con tarjetas se corresponde con el uso de las de ‘contactless’.
Un porcentaje importante, sobre todo, si se tiene en cuenta que desde 2015 el fraude por pagos electrónicos (con/sin contacto) ha crecido un 17%; una tendencia que prevén que “se duplicará hasta 2025, con el consiguiente impacto en la economía y en el uso de tales medios de pago, cuando el número de billetes falsos, el año pasado, cayó al nivel más bajo de los últimos cinco años”, comentan desde el Instituto Coordenadas con los datos del BCE en mano.
Juniper Research calcula que en 2025 el 53% de las compras mundiales en punto de venta se harán con tarjetas sin contacto
Coincide que, en estas semanas de confinamiento, “se hadisparado” el pago electrónico frente al empleo del dinero en efectivo. Enprincipio, un comportamiento chocante cuando los bancos centrales de variospaíses y distintas instituciones han desmentido el riesgo de contagio de esteúltimo. “El dinero es escasamente portador de virus, lo que no sucede conlas superficies de plástico”, recuerdan desde el Instituto.
Jesús Sánchez Lambás, vicepresidente ejecutivo del mismo, ha alertado de que “los niveles de inseguridad en los medios de pago electrónico y el fraude que generan irá en ascenso hasta alcanzar cotas altas los próximos años. La seguridad se incrementará, no cabe duda, pero a la par que los piratas y delincuentes afinarán su habilidad. Por ello el uso del dinero en efectivo debe mantenerse en niveles altos para compensar dichas deficiencias”.
El experto explica que el chip que llevan las tarjetas‘contactless’ contienen toda la información bancaria del usuario y sin embargo “elnivel de protección es muy reducido, lo que hace fácil interferir o piratear laseñal y los contenidos o sus accesos. Es mucho más sencillo de lo que pensamos”.Prueba del riesgo que se corre, es la recomendación hecha extensible a todo elque las usa para que se informen adecuadamente en sus entidades financierassobre los pros y contras.
El estudio del Instituto Coordenadas de Gobernanza yEconomía Aplicada, subraya que “el choque de tarjetas” es la prácticaque está teniendo un impacto más negativo por su frecuencia. Esto sucede cuandodos tarjetas, en el monedero, sin contacto, interactúan a un mismo tiempo yreflejan el cobro de un servicio. Es decir, se paga dos veces. Para evitarlo,recomiendan reducir el límite mínimo de interactuación automática de ambastarjetas, siempre con la intervención del titular que introducirá y verificarásus claves de seguridad.
Esta prevención “hará que la universalización de uso sevea frenada en el futuro”. O bien, como recomendaban en televisión, elrecurso fácil y clásico de envolver las tarjetas en papel aluminio. Convienerecordar que bastan unos 20cm de proximidad para que un ladrón pueda leer unchip. Y tampoco olvidemos, que ahora mismo, y aunque sea de forma transitoria(por el Estado de Alarma), el pago mínimo con tarjeta, sin necesidad de pin, hapasado de 20 a 50 euros.