“El principal problema de los guardias civiles en Cataluña es que una parte de la sociedad catalana, muy radicalizada, quiere echarnos y tenemos la sospecha de que el Gobierno parece apoyar esta idea”, ha declarado esta mañana en Barcelona el secretario general de la asociación profesional Justicia para la Guardia Civil (JUCIL), Ernesto Vilariño.
“Desde hace años, y más concretamente desde el inicio del denominado 'procés', los guardias civiles destinados en esa comunidad autónoma malviven debido al rechazo y al abandono que sufren de una parte de la sociedad catalana, la independentista. Bajo esa situación de estrés y de tensión permanente a la que se ven sometidos, cada vez son más los que deciden solicitar otros destinos donde puedan trabajar y residir, ellos y sus familias, sin respirar la crispación que soportan en Cataluña”, ha manifestado Vilariño.
"Grande-Marlaska ya no es consciente de lo que ocurre en un departamento que se le ha ido de las manos", ha afirmado Vilariño.
El secretario general de JUCIL ha recordado que el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, le anunció personalmente en enero de 2022, “que la conversión de Cataluña en Zona de Especial Singularidad, como lo es el País Vasco, se produciría en breve. Ha pasado más de un año y en el Consejo de la Guardia Civil no sabemos nada de ese cambio que supondría incentivos para los guardias civiles destinados en esta área donde soportan unas condiciones de odio hacia ellos y sus familias que no existen en otros lugares de España”, ha dicho Ernesto Vilariño. “Es un incumplimiento del que el principal responsable es el ministro, un cargo político tan tocado que recuerda a un boxeador sonado cuando ha recibido tantos golpes que se mantiene a duras penas en pie, pero que, como le ocurre a Grande-Marlaska, ya no es consciente de lo que ocurre en un departamento que se le ha ido de las manos”, ha argumentado Vilariño.
Una situación inadmisible
Para Ernesto Vilariño, “sería deseable que el titular de Interior hiciera un ejercicio de responsabilidad y honradez con la sociedad y anunciara su dimisión. Vemos su mala gestión, con cierta compasión, pero es imprescindible que en un ejercicio de autocrítica tome la mejor decisión que es ceder su cargo a otra persona más solvente y comprometida con la seguridad de nuestro país. La situación es insostenible y al desgobierno de su departamento se suma sus falsas promesas, incumplimientos y olvido a las carencias de miles de guardias civiles”.
Colonización de competencias
El secretario general de JUCIL ha señalado cómo en los últimos años el Ministerio del Interior ha permitido una colonización de competencias de la Guardia Civil por parte de los Mossos D’Esquadra, como en el Servicio Marítimo, donde a pesar de no tener más competencias que en aguas interiores, los responsables políticos de la policía autonómica han expresado su intención de ir más allá de donde permite la normativa.
“Sufrimos un abandono en el que colabora el Ejecutivo ya que, al no estar dentro del operativo del servicio de emergencias 112 en Cataluña, no se avisa ni al Servicio Marítimo, ni al Seprona, por ejemplo, en las situaciones de emergencia, con el perjuicio que esto ocasiona a los ciudadanos afectados”, ha resaltado Vilariño. “Si a eso le unimos el reciente desmantelamiento del Grupo de Desactivación de Explosivos (Gedex) en Lérida o la eliminación del Grupo de Rescate de Montaña de Puigcerdá nos enfrentamos a una expulsión soterrada con claros tintes políticos”, ha afirmado Ernesto Vilariño.
Falta de medios materiales
Milagros Cívico, secretaria provincial de JUCIL en Barcelona ha hecho referencia por su parte a la situación de los guardias civiles en Cataluña, donde se registra una carencia de personal. De los 3.549 efectivos que se contabilizaban en 2019 (1.960 en Barcelona, 602 en Tarragona, 556 en Girona y 431 en Lleida) la cifra descendió en 256 guardias civiles solo en los dos primeros años del gobierno de Pedro Sánchez.
“Si no hay un aliciente, este destino se va a convertir en un castigo al que solo vendrán guardias forzados y que buscarán el traslado en cuanto tengan ocasión”, ha augurado la representante de JUCIL en Barcelona, Milagros Cívico.
El propio Ministerio del Interior reconocía a finales de 2021 un déficit de 804 agentes sobre el catálogo necesario para cubrir sus funciones. O lo que es lo mismo, el 20% de los puestos del instituto armado en Cataluña está vacante. Y ello sin contar con que muchos de los huecos se cubren cada año con alumnos en prácticas. “El descenso de plantilla ha sido generalizado en las cuatro provincias catalanas, pero mucho más fuerte en Girona y Lleida, donde la presión del separatismo es mayor, que en Barcelona y Tarragona. En Girona el número de efectivos ha bajado a 423, una caída del 23%; mientras que en Lleida los guardias civiles en activo han pasado a 357, un descenso del 18%. El Ministerio admite que los efectivos disponibles en Cataluña son ahora 3.188. Una caída del 9,2%, casi un millar menos de los que necesarios para cubrir las competencias que tiene el Cuerpo en esta comunidad”, ha asegurado Cívico.
“Nadie quiere venir a pasarlo mal”
“Nadie quiere venir a pasarlo mal”, ha justificado Milagros Cívico la falta de interés de los nuevos guardias civiles para incorporarse a destinos en Cataluña. “Porque además de la segunda lengua, el rechazo social lo vas a sufrir, sí o sí”, ha asegurado.
“Si no hay un aliciente, este destino se va a convertir en un castigo al que solo vendrán guardias forzados y que buscarán el traslado en cuanto tengan ocasión”, ha augurado la representante de JUCIL en Barcelona, quien ha añadido que ha lo anterior se unen las carencias generales de la Guardia Civil en España, como por ejemplo “chalecos antibala individuales y un parque de vehículos con kilometrajes brutales que generan una imagen de descuido y abandono”, ha precisado.
Milagros Cívico ha puntualizado que la falta de personal es tan aguda que resulta difícil para los guardias civiles destinados en Cataluña la consecución de licencias para participar en cursos o la petición de comisiones de servicios en otras comunidades autónomas. “Al carecer de la plantilla suficiente, la respuesta a estas peticiones suele ser negativa. A la situación ya difícil que vivimos los guardias civiles en Cataluña se une el agravio comparativo de no poder participar en los recursos de movilidad interior previstos para el Cuerpo”, ha precisado Cívico.