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Interior

Patrullas ciudadanas, un fenómeno que trata de frenar la delincuencia en España

Se trata de una iniciativa sin cobertura legal que cada vez se organiza más frecuentemente para evitar la delincuencia en el centro de las ciudades.

Periodista y escritor.

5 minutos

El Metro es el lugar elegido por muchos carteristas para robar aprovechándose de las aglomeraciones. Foto: Europa Press.

Las patrullas ciudadanas están de moda, entre otros motivos por el efecto viral que provocan sus acciones en las redes sociales. Barcelona, Madrid, Córdoba, Valencia y Sevilla, entre otras localidades, han generado grupos de vecinos que intentan evitar los robos. Este fenómeno replica el modelo de los Guardian Angels que nació en el Bronx neoyorquino en 1979 para intentar frenar el aumento de la delincuencia y la poca efectividad de la Policía.

Uno de los objetivos de estas patrullas consiste en descubrir los movimientos de los carteristas. La sensación generalizada es que estos delincuentes campan a sus anchas por el centro de las grandes ciudades y también en los medios de transporte. Entre los patrulleros se encuentran hombres y mujeres de distintas nacionalidades y profesiones, jubilados también. Ataviados o no con uniforme oficioso, llaman la atención de los viandantes o pasajeros del transporte público para limitar los efectos de estos enemigos de lo ajeno. Al grito de “¡Pickpocket!” o “carterista”, alertan de la presencia de los maleantes.

El clan de las bosnias

Una reciente operación policial ha revelado que tras los carteristas se esconden organizaciones criminales. El pasado mes de julio, la Policía Nacional desmanteló en Madrid y la Comunidad Valenciana el clan de las bosnias, el más activo en España, en la Operación Tavan. Las detenciones de 17 integrantes de la banda, ladrones y jefes incluidos, sirvió para evidenciar que la actividad de esta gente está organizada de manera similar al entramado económico que utilizan las mafias. En el proceso judicial interviene la Fiscalía Anticorrupción y de Crimen Organizado y el Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional.

La estructura de la banda incluía un núcleo duro en Madrid y Valencia, que organizaba además campañas intermitentes en Andalucía. A ‘trabajar la calle’ salían las mujeres, pero los capos del negocio eran los hombres de la casa, que frecuentemente residen, aparte de en su nación de origen, en otros países europeos como Italia y Francia.

Imagen de la desarticulación del clan de las bosnias. Foto: Policía Nacional.

La Patrulla Madrid

Javier, uno de los fundadores de la Patrulla Madrid en 2023 corrobora esta visión sobre la red mafiosa: “No son ladrones al uso, detrás hay bandas criminales organizadas que están asolando Europa, porque se intercambian los carteristas. Entre ellos se conocen, son familias enteras. Si no están en Milán, se van a Venecia, de Venecia los traen a Barcelona, de Barcelona vienen a Madrid y cuando no lo pueden hacer en Madrid se van a Toledo o a Sevilla. Son itinerantes y los trasladan cuando están quemados. Lo que vemos en la calle es el último eslabón”.

La Patrulla Madrid nació en 2023 de la mano de Javier (guía turístico) y Álex (empresario dedicado principalmente a la hostelería). “Somos 35 voluntarios, hay de todo, jubilados, estudiantes, comerciantes, gente de distintas nacionalidades, totalmente altruista, aclara Javier.

Presume la Patrulla Madrid de no haber tenido ningún problema con las fuerzas de seguridad, aunque sí algún roce con los carteristas, reconoce Javier: “Hay subidas de tono y en una ocasión nos sacaron un punzón”. “Los ciudadanos cada vez nos tratan mejor, cada vez hay más gente que se enfrenta a ellos y que les delata cuando están robando”, añade.

Faltan policías

Desde el sindicato policial JUPOL explican a Escudo Digital que este fenómeno constituye “una consecuencia lógica a la sensación de impunidad de ciertos delitos que perciben los ciudadanos”. “Además, creemos que la aparición de este tipo de patrullas ciudadanas responde a la falta de policías que existe en ciertas zonas de España”, añaden.

La existencia de estos grupos organizados contra los carteristas, fruto de la alarma social, invita a la reflexión sobre lo que está ocurriendo, en qué fallan las instituciones y las leyes. Pero también debe quedar claro que su presencia y su actuación no tienen ningún tipo de amparo legal.

Ni la Constitución ni la legislación española protegen este tipo de actividades. La seguridad ciudadana corresponde al Estado. En el Metro (donde también hay vigilancia privada) y en los autobuses, por ejemplo, ya existen unidades policiales especializadas en combatir este modelo de delincuencia.

Javier, de la Patrulla Madrid, sabe que su actividad carece de escudo legal: “Somos conscientes de ello, pero si nadie se mueve no se va a hacer nada. Si nos cayera una multa, haríamos un ‘crowdfunding’ y en un día recaudamos el dinero necesario”.

Impunidad

JUPOL asegura que “la impunidad con la que actúan estos delincuentes se debe en muchos casos a las penas irrisorias que la Justicia aplica a ciertas modalidades delictivas, en las que en muchas ocasiones cuesta más tiempo practicar las diligencias que el tiempo en el que están los delincuentes en el juzgado hasta que son puestos en libertad”. “La falta de penalización a la reiteración delictiva aumenta esa sensación de impunidad”, apuntan.

Carteristas en el Metro de Barcelona.

Marcos Chamorro ha sido víctima en varias ocasiones de las habilidades de estas mafias, la última el pasado mes de agosto, en el centro de Madrid. “Me han quitado la cartera con distintos métodos. He vivido en carne propia y comprobado también como testigo cuáles son sus estrategias: el empujón, alguien que te abraza sin venir a cuento…”, relata.

La Patrulla Madrid ha comprobado que los carteristas, en su mayoría mujeres, están cambiando su estrategia, afirma Javier: “Muchas de ellas se hacen pasar por embarazadas, llevan tripas falsas. Ahora, debido a la presión, han modificado su modus operandi. Ya no se mueven en su mayoría en transporte público. Se ve que los dirigentes de las mafias les han dicho que utilicen automóviles de alquiler, o Uber o Cabify.

Justicia blanda y lenta

Desde JUPOL declaran que “llevan años insistiendo en la necesidad de restaurar el principio de autoridad que se ha venido dañando en los últimos años y que permitiría acabar con esa sensación de impunidad hacia ciertos delitos que percibe la sociedad y evitaría que se produjeran este tipo de situaciones”.

Sobre este asunto, Chamorro estima que “la Justicia es blanda y lenta; hasta que sale el juicio pueden escapar y regresar pasado un tiempo prudencial”. “Cuando pones la denuncia, los policías se quejan porque se sienten atados de pies y manos y pueden hacer poco por ayudarte”, añade.

“Me llama la atención ―expresa― la reincidencia, porque tenemos la sensación de que los delincuentes andan en libertad, que los carteristas viven en Jauja, a pesar de su largo historial de antecedentes. No se solucionan las denuncias. Mi percepción es que España es el paraíso de los carteristas”.

Javier también se queja de la Justicia, “un fracaso total”. “Nos gustaría cambiar las leyes para que no se permita la multirreincidencia. Además, nos hemos encontrado muchos ladrones que tienen órdenes de expulsión irrealizadas del país. El 99% de los delitos que estamos viendo en el asunto de hurtos son cometidos por extranjeros, dice.

Entiende Chamorro que las patrullas ciudadanas “surgen como una necesidad ante los robos en los cascos históricos de las ciudades turísticas, en el Metro”. “Pero el hecho de que un ciudadano tenga que realizar una tarea que corresponde a la Policía o a las compañías de seguridad no me parece buena noticia”, sentencia.

Redes sociales

La protección de datos y de la difusión de la imagen limita la difusión de los cazacarteristas descubriendo a los malos, pero la Patrulla Madrid insiste en difundir sus actividades en redes sociales. Javier sostiene que además “hay que tener en cuenta la legislación sobre el interés general y de seguridad ciudadana. “Por ejemplo, cuando se escapa un violador o un terrorista de las cárceles, se publicita su cara para que todo el mundo la vea”, añade. “Nosotros pensamos ―considera― que la gente debe conocer la cara de estos delincuentes para que estén precavidos y evitar así que sean robados”. Por eso publican videos y fotos de carteristas para alertar a los ciudadanos. La cuenta de Instagram de la Patrulla Madrid alcanza los 369.000 seguidores. Los comentarios suelen agradecer la labor que está realizando.