El conflicto entre Ucrania y Rusia, que comenzó en 2022, ha marcado profundamente a ambos países y ha cambiado a buena parte del planeta, pero últimamente es más fácil escuchar al presidente Zelensky hablar de conversaciones de paz Ucrania-Rusia, ante la llegada inminente de Donald Trump a la Casa Blanca.
Ahora parece que el siguiente paso natural son estas importantes conversaciones de paz, y en ellas, cinco actores principales desempeñarán papeles clave: Ucrania, Rusia, Estados Unidos, la Unión Europea y la OTAN. Cada uno llega a la mesa con sus propios intereses, prioridades y estrategias, lo que promete que estas negociaciones serán complejas, pero cruciales.
Ucrania: la defensa de su soberanía… y dignidad
Desde que comenzó la invasión rusa, Ucrania ha dejado claro que no cederá su territorio ni su independencia y, al igual que la ciudad de Sarajevo hizo en los años noventa, está derramando mucha sangre para mantener su independencia como país. El presidente Zelenski insiste en recuperar todas las zonas ocupadas, incluidas Crimea y las regiones del Donbás, algo que a priori parece muy complicado de obtener. Para Ucrania, unirse a la OTAN es fundamental, ya que lo considera su mejor garantía de seguridad frente a futuras agresiones rusas, pero precisamente Moscú no parece que vaya a permitir esta incorporación a la Alianza Atlántica por nada del mundo.
En cuanto al futuro de Ucrania en la Unión Europea, este proceso no es solo un objetivo político, sino un compromiso para mejorar sus instituciones, luchar contra la corrupción y fortalecer la democracia. Aunque el camino es largo, Ucrania busca consolidarse como parte integral de Europa, y en este sentido sí tiene opciones de conseguirlo.
Rusia: ¿demandas inamovibles?
Por su parte, Rusia ve la expansión de la OTAN como una amenaza directa y el Kremlin, y exige que Ucrania renuncie a unirse a esta alianza y que mantenga un estatus neutral. Los antiguos soviéticos no muestran intención de abandonar Crimea ni las partes del Donbás que controla actualmente y esto será una parte crucial de las negociaciones.
Putin busca infligir una derrota aplastante a Ucrania, la OTAN y al Tío Sam, a quienes acusa de tener como objetivo (descarado) la “derrota estratégica de Rusia”: el desmembramiento del país y un cambio de régimen.
Moscú ha argumentado siempre que sus acciones en Ucrania son defensivas y esenciales para su seguridad y aunque afronta sanciones económicas y una creciente presión internacional, el Kremlin ha dejado claro que no aceptará un acuerdo que ponga en peligro su posición estratégica.
Estados Unidos, el cambio radical con Trump
El rol de Estados Unidos en la guerra de Ucrania ha sido crucial y decisivo. Bajo la administración Biden, el país ha liderado el apoyo militar y las sanciones contra Rusia, fortaleciendo (y permitiendo) la resistencia ucraniana. Sin embargo, el panorama va a cambiar con Trump en el poder, ya que ha prometido negociar un final rápido para la guerra, pero también ha cuestionado el nivel de apoyo financiero y militar que Estados Unidos ha brindado a Ucrania, lo que podría influir en las dinámicas de las negociaciones y en la disposición de las partes a llegar a acuerdos.
La petición de Putin de que Ucrania no ingrese jamás en la OTAN se debería “retrasar” por un periodo de tiempo determinado, pero con vistas finalmente a la adhesión de Kiev a OTAN y Unión Europea (a pesar de que el cumplimiento de los requisitos para ello van a ser muy complicados). Putin querrá aprovechar las negociaciones con Trump para relajar las fortísimas sanciones mundiales que ahora mismo ahogan de cierta manera a Rusia.
Una partición de Ucrania no definitiva tipo a la de Alemania cuando acabó la II Guerra Mundial sería un buen comienzo para todos.
Además de esto, Washington podría exigir que Rusia esté dispuesta a reanudar las conversaciones sobre el control de armas nucleares y la estabilidad estratégica.
Unión Europea: reconstrucción y futuro en Europa
La Unión Europea se ha enfocado durante la guerra en apoyar a Ucrania de manera económica y política, otorgando préstamos significativos y comenzando conversaciones para integrar a Ucrania como miembro. Esto no solo implica reformas en el país, sino también el fortalecimiento de su economía para hace frente a los retos de la reconstrucción de la posguerra.
Uno de los capítulos más difíciles para Ucrania y la Unión Europea será la política agrícola, ya que Ucrania es un productor masivo de granos y aceites comestibles, además de cantidades significativas de carne y productos lácteos. Los estados miembros de la UE (se volverán en contra), que también son actores agrícolas formidables, querrán asegurarse de que la adhesión de Ucrania no desborde la política agrícola común de la UE ni las subvenciones que la acompañan.
Curiosamente, aunque Rusia se opone rotundamente a que Ucrania se una a la OTAN, no ha mostrado la misma resistencia hacia su posible integración en la UE. Esto podría abrir una ventana para acuerdos diplomáticos en el futuro.
OTAN: apoyo militar y futura membresía
La OTAN ha respaldado a Ucrania desde el inicio del conflicto, proporcionando entrenamiento y armas, aunque sin involucrarse directamente en el combate. Pero si EE.UU. detiene la ayuda como ha prometido Trump, llegarían los problemas. A pesar de ello, la OTAN estaría preparada como organización para continuar apoyando a Ucrania sin la participación de los Estados Unidos. La Alianza Atlántica ha transformado el “proceso Ramstein” de organización de asistencia liderado por Estados Unidos, en un proceso centrado en un nuevo mando de la OTAN en Wiesbaden, Alemania, sin la necesidad (total) de los americanos.
La Alianza ha reforzado la seguridad de los países vecinos y ha dejado claro que Ucrania está en camino hacia la membresía. Sin embargo, para evitar una escalada mayor con Rusia, Bruselas ha sido cautelosa al comprometerse con garantías de seguridad absolutas con Kiev.
Lograr un acuerdo en el que todas las partes ganen será extremadamente difícil… pero no imposible. Las conversaciones de paz serán un verdadero ejercicio de equilibrio, donde cada actor buscará proteger sus intereses mientras encuentra un terreno común. Para Ucrania, será crucial garantizar su soberanía y seguridad. Para Rusia, preservar su influencia en la región. Por su parte, Occidente buscará una solución que mantenga la estabilidad global y la credibilidad de sus compromisos.
El desenlace dependerá de la disposición de cada actor para comprometerse y de la presión internacional para evitar una catástrofe humanitaria y geopolítica aún mayor. El mes de enero promete ser muy interesante.