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África acelera el desarrollo del gasoducto transahariano

Claves de los acuerdos suscritos por Argelia, Nigeria y Níger para agilizar e impulsar el TSGP, un proyecto estratégico para fortalecer la seguridad energética y el desarrollo regional, también de Europa.

Periodista

8 minutos

El gasoducto transahariano impulsará la economía de África.

Argelia, Nigeria y Níger firmaron en Argel hace ahora un mes unos acuerdos cruciales para impulsar la realización del gasoducto transahariano (TSGP), un proyecto que discurrirá a través de un territorio conformado por más de 4.000 kilómetros y que permitirá transportar gas nigeriano hacia Europa a través de Níger y Argelia. Esta ambiciosa iniciativa, con un coste estimado de 10.000 millones de dólares, no solo busca diversificar el suministro de gas a Europa, sino que también tiene el potencial de contribuir significativamente a la seguridad e integración regional en el continente africano. La reactivación del TSGP se produce en un contexto geopolítico marcado por una creciente demanda internacional de gas y petróleo, especialmente tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia en febrero de 2022.

Según informaba la agencia Algérie Presse Service (APS), el TSGP deberá mover “miles de millones de metros cúbicos de gas”, que se exportarán a la Unión Europea mediante el gasoducto Transmed o en forma de GNL (Gas natural licuado, que se va a trasladar en fase líquida a una temperatura de -160ºC, por lo que se considera un líquido criogénico). En este contexto, el ministro argelino de la Energía, Mohamed Arkab, que ha participado en la actualización del estudio de viabilidad de este formidable proyecto, afirmaba que se han asegurado de habilitar “los medios necesarios para acelerar la realización de este gran proyecto en un plazo razonable y con costes competitivos, con el fin de garantizar el abastecimiento de los mercados energéticos”, al tiempo que resalta la urgencia de definir los recursos y estrategias necesarios para garantizar el abastecimiento energético.

Este visionario proyecto, que ya contaba con un protocolo ministerial firmado en julio de 2022 por los Gobiernos de Abuja (Nigeria), Argel (Argelia) y Niamey (Níger), fue inicialmente planteado en 2009. Es una iniciativa que aspira a encontrar un equilibrio entre el abastecimiento a Europa y el suministro a los países del Sahel.

El suministro de gas a través del gasoducto ampliará la capacidad energética de Europa.

Como eje inspiracional de este reportaje, tomamos como referencia este artículo de Le Monde, que ofrece una visión detallada de cómo esta infraestructura energética se perfila como un elemento clave para la seguridad y la integración regional en el continente africano, con consecuencias tremendamente vertebradoras y positivas para Europa en el ámbito de la seguridad energética.

Claves del proyecto de diversificación del suministro 

A continuación, se espigan los factores más relevantes que ayudan a entender las ventajas, limitaciones, retos y posibilidades que habilita este proyecto de suministro energético de carácter transnacional.

Ampliación de la capacidad energética de Europa

El TSGP permitirá a Europa acceder a importantes reservas de gas natural de origen africano, de manera que diversificará así sus fuentes de suministro energético. Este proyecto resulta crucial en el contexto actual, donde Europa busca reducir su dependencia del gas ruso tras la invasión de Ucrania. La diversificación no solo fortalece la seguridad energética europea, sino que también abre nuevas oportunidades económicas para los países africanos involucrados.

Hasta hace tres años, Europa dependía en gran medida de la energía rusa debido a la abundancia y competitividad del gas natural proveniente de ese país, así como a la infraestructura desarrollada durante décadas para su transporte. Rusia suministraba alrededor del 40% del gas consumido en la Unión Europea, a través de gasoductos clave como Nord Stream y Yamal-Europa. Esta relación comercial se basaba en acuerdos a largo plazo que garantizaban precios relativamente estables y un suministro constante, lo que hacía que muchos países europeos privilegiaran la opción rusa sobre otras fuentes más costosas o menos accesibles. Sin embargo, esta dependencia también representaba un riesgo estratégico, hasta el punto de que funcionaba como un arma geopolítica, como quedó de relieve tras la invasión de Ucrania en febrero de 2022 y las sanciones impuestas a Moscú, lo que obligó a Europa a buscar alternativas energéticas con urgencia.

En este contexto, el gasoducto transahariano ha cobrado relevancia como una posible solución para diversificar el suministro energético del continente. Este proyecto, que conectaría los yacimientos de gas de Nigeria con Argelia y desde allí con Europa, tiene el potencial de transportar hasta 30.000 millones de metros cúbicos de gas anuales. Su construcción permitirá a la UE reducir su dependencia de Rusia, reforzando los lazos energéticos con África y aprovechando los vastos recursos de gas natural del continente.

El terrorismo yihadista es una de las amenazas para este gasoducto.

Combinado con otras iniciativas, como el aumento del gas natural licuado importado desde Estados Unidos y Qatar, así como la aceleración de la transición hacia energías renovables, este proyecto facilitaría un modelo energético más resiliente y diversificado. No obstante, su viabilidad aún afronta desafíos importantes, como la inestabilidad en la región del Sahel, la necesidad de grandes inversiones y la competencia con otros proyectos energéticos. Aun así, si se supera estos obstáculos, el gasoducto transahariano podría desempeñar un papel clave en el reequilibrio energético de Europa en los próximos años.

Incremento en la seguridad regional africana

La construcción del gasoducto atraviesa regiones conocidas por su inestabilidad y la presencia de grupos terroristas. Sin embargo, el proyecto podría mejorar la seguridad regional al incentivar la cooperación entre los países involucrados, de manera que aumente la presencia de fuerzas de seguridad a lo largo de la ruta. La seguridad es un aspecto crítico para la viabilidad del proyecto, y los tres países han expresado su compromiso de garantizar la protección de la infraestructura.

Pero ¿qué problemas concretos amenazan esta iniciativa? Los desafíos securitarios del gasoducto transahariano se centran en la amenaza de grupos yihadistas activos en la región del Sahel, como Boko Haram, el Estado Islámico en el Gran Sáhara (EIGS) y Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), que han llevado a cabo ataques contra infraestructuras estratégicas en el pasado. Además, la inestabilidad política en algunos de los países involucrados, con golpes de Estado recientes y conflictos internos, podría dificultar la coordinación y ejecución del proyecto. La protección del gasoducto requerirá una estrecha cooperación entre los Gobiernos de Nigeria, Níger y Argelia, con la posible participación de actores internacionales en materia de seguridad. Asimismo, será clave el desarrollo de sistemas de vigilancia avanzados y la movilización de recursos para garantizar que la infraestructura no se convierta en un blanco de sabotajes o extorsiones por parte de grupos armados.

Motor de desarrollo económico y empleo en la región

El TSGP tiene el potencial de impulsar el desarrollo económico en los países por los que pasa. La construcción del gasoducto creará empleos y estimulará la economía local. Además, los ingresos generados por la exportación de gas natural contribuirán al crecimiento económico de Nigeria, Níger y Argelia. Este proyecto puede ser un catalizador para el desarrollo de infraestructuras adicionales y la mejora de los servicios públicos en la región.

Factor de integración energética en África

El gasoducto no solo conectará África con Europa, sino que también mejorará la integración energética dentro del continente africano. Al facilitar el transporte de gas natural entre países africanos, el TSGP puede contribuir a la creación de un mercado energético regional más robusto e interconectado. Esto es crucial para la estabilidad energética y el desarrollo sostenible de la región.

Impacto como agente activo de la reducción de la desertificación

El uso de gas natural como fuente de energía es menos contaminante que otras alternativas. Al aumentar el uso de gas natural en África, el TSGP puede contribuir a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y, por ende, a mitigar la desertificación. Este impacto ambiental positivo es un beneficio adicional del proyecto, que alinea los objetivos energéticos con los compromisos climáticos.

Catalizador de la cooperación internacional entre África y Europa

La implementación del TSGP requiere una estrecha cooperación entre los países involucrados y diversos inversores internacionales. Este proyecto puede fortalecer las relaciones diplomáticas y comerciales entre Nigeria, Níger, Argelia y otros socios estratégicos. Además, la cooperación internacional es esencial para superar los desafíos de financiación y seguridad que enfrenta el proyecto.

El gasoducto fortalecerá las relaciones entre Europa y África.

Una iniciativa que necesita solventar importantes desafíos de financiación

Uno de los principales obstáculos para la realización del TSGP es la forma de nutrirlo económicamente. El proyecto tiene un coste estimado de más de 10.000 millones de dólares, y asegurar la inversión necesaria es un desafío histórico. Sin embargo, la actual crisis energética en Europa ha renovado el interés en el proyecto, y se espera que nuevos acuerdos y alianzas puedan facilitar la obtención de fondos.

Entre las posibles fuentes de financiación, destacan los acuerdos con la Unión Europea (UE), que ha manifestado su interés en diversificar su suministro energético y podría ofrecer apoyo financiero a través del Global Gateway, su programa de inversiones en infraestructura. Además, el Banco Africano de Desarrollo (BAD) ha señalado la importancia del gasoducto para la integración económica regional y podría aportar financiación junto con el Fondo Soberano de Nigeria. También se baraja la participación de empresas energéticas internacionales, como TotalEnergies y Eni, que han aumentado sus inversiones en África en busca de nuevas fuentes de gas para cubrir la demanda europea.

Principales alternativas y competencia al TSGP

El gasoducto transahariano no es el único proyecto en consideración para conectar África con Europa. También existe un importante proyecto articulado entre Marruecos y Nigeria, que están explorando la construcción de un gasoducto atlántico que recorrería la costa occidental de África. Esta competencia puede impulsar la innovación y la eficiencia en ambos proyectos, aunque también plantea desafíos en términos de coordinación y prioridades regionales.

En síntesis, la realización del gasoducto transahariano (TSGP) resulta de vital importancia para posibilitar la seguridad energética global y el desarrollo sostenible. Este proyecto no solo diversificará el suministro de gas a Europa, reduciendo su dependencia del gas ruso, sino que también impulsará el desarrollo económico y mejorará la seguridad en los países africanos involucrados. La infraestructura permitirá el acceso a miles de millones de metros cúbicos de gas, fortaleciendo la integración energética en África y contribuyendo a la estabilidad regional. Además, el uso de gas natural como fuente de energía menos contaminante puede ayudar a mitigar la desertificación en África Occidental, de manera que alinee los objetivos energéticos con los compromisos climáticos en este territorio. Dicho de manera más breve: el TSGP representa una oportunidad única para mejorar la seguridad energética y los horizontes de desarrollo tanto para Europa como para África.