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Las dudas de Silicon Valley entre la desregulación de Trump o los derechos del usuario de Harris

El candidato republicano cuenta entre sus apoyos a Elon Musk y Peter Thiel, mientras que la candidata demócrata suma el respaldo de los mandamases de Netflix, Linkedin y los Dallas Mavericks.

Periodista

8 minutos

Imagen de archivo de las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2020 en el centro de Portland.

La pugna entre Kamala Harris y Donald Trump por ganarse el apoyo de Silicon Valley con vistas a las elecciones presidenciales estadounidenses, que se celebrarán el próximo 5 de noviembre, tiene el potencial de marcar el futuro del desarrollo tecnológico y económico a escala planetaria. ¿Por qué es tan importante lo que se produce y decide en Silicon Valley para nuestras vidas? Se trata de un centro global de innovación tecnológica, donde se han desarrollado avances clave en software, hardware y biotecnología que transforman industrias. Las empresas y startups de la región impulsan el crecimiento de la inteligencia artificial, la computación en la nube y las tecnologías digitales que mejoran la vida diaria de cientos de millones de personas. Por ejemplo, los servicios de mapas y navegación de nuestro teléfono, que ayudan a encontrar rutas rápidas y evitar tráfico, son el resultado de la tecnología desarrollada en Silicon Valley. También de ahí ha salido el formidable desarrollo de las compras en línea, de manera que las principales plataformas del sector, que posibilitan comprar casi cualquier cosa desde el hogar y recibirla en pocos días, dependen de la innovación en logística y tecnología digital que surgió en esta región. La capacidad para atraer talento y capital de todo el mundo de Silicon Valley lo convierte en un motor crucial del progreso tecnológico para la humanidad.

Trascendencia de los apoyos

Los apoyos que la candidata demócrata y el candidato republicano puedan recabar con vistas a los comicios presidenciales que se celebrarán en el país de las oportunidades resultan trascendentales. Silicon Valley ha sido históricamente un bastión demócrata. Tanto es así que el conjunto de las referencias de esta meca tecnológica ha sido en el pasado un aliado crucial en las campañas de figuras como Barack Obama, Hillary Clinton y Joe Biden. Sin embargo, las políticas antimonopolio y las regulaciones tecnológicas de la administración Biden han generado tensiones en el sector, con un cisma cada vez más visible. Mientras Harris mantiene el apoyo de importantes figuras como Reed Hastings (cofundador, presidente y director ejecutivo de Netflix), Reid Hoffman (cofundador y presidente ejecutivo de LinkedIn) o Mark Cuban, conocido en el ámbito deportivo por ser el propietario de los Dallas Mavericks de la NBA, que ha construido un imperio empresarial a partir de sus inversiones en varias empresas tecnológicas, como HDNet, Broadcast.com y AXS TV, quienes valoran su enfoque en la protección del consumidor y la estabilidad económica, el creciente descontento con las regulaciones ha llevado a que otros empresarios clave, como Elon Musk (fundador de empresas como Paypal, Tesla, SpaceX y Solar City) y Peter Thiel (que ayudó a fundar PayPal y Palantir Technologies), se alineen con Trump.

¿Por qué Trump está sumando apoyos tan relevantes?

El candidato republicano ha logrado atraer a un sector significativo del valle tecnológico gracias a su promesa de desregular la inteligencia artificial y las criptomonedas, áreas en las que muchos inversores ven un gran potencial de crecimiento si se reducen las restricciones gubernamentales. Su propuesta de convertir a EE.UU. en la “capital cripto del planeta” ha resonado entre empresarios como Musk y J.D. Vance, el aliado de Peter Thiel, que ejerce como candidato a vicepresidente en el Partido Republicano. En esencia, esta facción republicana defiende la idea de que la intervención gubernamental frena la innovación y que el libre mercado, sin restricciones, es el mejor camino para el progreso tecnológico. El apoyo a Trump también refleja el desencanto con las políticas fiscales de los demócratas, quienes han propuesto aumentar los impuestos a las grandes fortunas, algo que muchos en Silicon Valley consideran perjudicial para las startups.

Los republicanos cortejan a los dirigentes de Silicon Valley

James David (J.D.) Vance, candidato a vicepresidente del Partido Republicano, es una figura clave en la estrategia adoptada por Donald Trump de apostar por la desregulación del funcionamiento de las tecnológicas, la IA y el mundo de las criptomonedas. Aunque Vance se presenta como defensor de la clase trabajadora, su trayectoria está profundamente conectada con la élite tecnológica de Silicon Valley, hasta el punto de que ha trabajado para Peter Thiel (cofundador de Paypal, además de inversor en grandes tecnológicas) y ha fundado su propia firma de inversión en startups, un movimiento que también ha sido bien recibido por figuras clave del sector como Chamath Palihapitiya, un ingeniero y capitalista de riesgo canadiense-estadounidense, fundador y CEO de Social Capital. Vance ha defendido de manera vehemente la desregulación de la inteligencia artificial, una postura que le ha reportado el apoyo de inversores tecnológicos que ven en la regulación una amenaza para la innovación.

Simultáneamente, como parte central de la estrategia republicana para seducir a los principales responsables tecnológicos de Silicon Valley, Trump ha captado la atención de ese universo con su promesa de convertir a Estados Unidos en la “capital cripto del planeta”. Aunque antes era escéptico sobre las criptomonedas, ahora está dispuesto a liderar este movimiento, atrayendo de esta manera a figuras clave del sector con la promesa de un enfoque desregulado que podría desafiar el dominio de los sistemas financieros tradicionales. Esta estrategia, junto con su postura sobre la inteligencia artificial, podría tener consecuencias significativas para la economía global.

El respaldo de Musk: posible erosión en la imparcialidad

Entre los principales respaldos de Trump, figura Elon Musk, quien lidera un grupo de empresarios tecnológicos, entre los que se encuentran empresarios influyentes del sector como Marc Andreessen (fundador de Netscape, empresa pionera en la economía digital, y cofundador de Horowitz, una firma de capital de riesgo) y Ben Horowitz (cofundador en su momento y CEO de Opsware, anteriormente Loudcloud, e inversor de Airbnb y Facebook, entre otras), que apoyan la candidatura republicana, motivados por su postura contra las regulaciones y su promesa de recortar impuestos, lo que consideran beneficioso para las startups y el capital de riesgo.

Musk ha ganado notoriedad a escala mundial por su papel clave en la creación y dirección de varias empresas tecnológicas de calado. Entre sus compañías más destacadas se encuentran Tesla, centrada en la fabricación de vehículos eléctricos que fomentan las energías renovables; SpaceX, una empresa aeroespacial que está desarrollando tecnologías para la exploración y colonización espacial; y Neuralink, que investiga la interacción entre el cerebro humano y la tecnología. Además, también está involucrado en The Boring Company, que busca mejorar el transporte a través de túneles subterráneos, y es el propietario de X Corp (anteriormente Twitter), donde ha transformado el enfoque de la plataforma social. El caso es que Musk ha expresado públicamente su respaldo a Trump y parece estar influyendo en el candidato republicano en temas asociados con la eficiencia gubernamental y el recorte de gastos públicos. Esta relación se ha intensificado desde que Musk conversó, el pasado 12 de agosto, con Trump en su plataforma X; un encuentro en el que sugirió la creación de una “comisión de eficiencia gubernamental” para auditar el uso de los fondos federales. En respuesta, Trump afirmó que, de ganar las elecciones, nombraría a Musk para liderar esta comisión. Ambos comparten pues una visión crítica del gasto público, lo que ha estrechado su amistad política. Sin embargo, esta alianza plantea riesgos de conflictos de intereses, ya que empresas de Musk, como SpaceX y Tesla, han recibido importantes contratos y subvenciones del Gobierno federal estadounidense. Los expertos que bendicen esta alianza señalan que la reducción de la burocracia y el despilfarro público podría facilitar un entorno más favorable para la innovación y el crecimiento empresarial en el sector tecnológico.

Aunque la cercanía de Musk con Trump también plantea riesgos éticos, ya que las empresas de Musk dependen en gran medida de contratos gubernamentales. Si Trump es elegido y Musk asume un rol en el Gobierno, esto podría erosionar la confianza pública en la imparcialidad de la Administración, además de generar controversia sobre el impacto de las políticas tecnológicas y ambientales que puedan favorecer los intereses de las empresas de Musk en detrimento del bienestar social y el desarrollo humano sostenible.

Los responsables de Netflix y LinkedIn, con Harris

Mark Cuban, propietario de los Mavericks de Dallas, contrastado inversor tecnológico y defensor de la administración demócrata, busca contrarrestar la narrativa de que las políticas de Biden y Harris son perjudiciales para los emprendedores. Frente a ese relato, Cuban defiende las políticas demócratas que promueven la reducción de precios en sectores clave como la vivienda, los alimentos y los medicamentos, argumentando que estas medidas benefician a la economía y a los emprendedores. También ha participado en un esfuerzo para convencer a la comunidad de criptomonedas de apoyar a los demócratas. Durante una entrevista virtual con Chuck Schumer, este senador demócrata, líder de la mayoría del Senado estadounidense, prometió a Cuban y su audiencia impulsar una legislación favorable a las monedas virtuales antes de 2025.

En esencia, Kamala Harris está recibiendo un respaldo fabuloso del sector tecnológico. Sirva este dato para ilustrar esa tendencia: 600 inversores de capital de riesgo han recaudado 150.000 dólares para su campaña. Entre la nómina de benefactores de la candidata demócrata despuntan nombres como los de Reed Hastings, CEO de Netflix, y Reid Hoffman, fundador de LinkedIn.

Batalla por la captación de respaldos

¿Cómo explicar entonces la extraordinaria resonancia que están teniendo las propuestas tecnológicas de Trump entre algunos de los principales empresarios y dirigentes de Silicon Valley? Pete Buttigieg, secretario de Transporte de EE.UU., tiene su propia teoría al respecto: “Son hombres muy ricos que han decidido apoyar al Partido Republicano, que tiende a tratar muy bien a los hombres ricos”. Frente a ese relato, el fundador de LinkedIn, que ha apoyado a Harris en múltiples ocasiones, la describe como “la mejor futura presidenta”, mientras que el CEO de Netflix donó siete millones de dólares a la campaña de Harris tras la retirada de Biden de la carrera presidencial y declaró: “Hay partido otra vez”.

Este esfuerzo incluye activismo financiero y político, con figuras destacadas como Sheryl Sandberg, ejecutiva tecnológica y filántropa, que dijo estar “encantada” de apoyar a Harris en una publicación de Instagram, y Ron Conway, capitalista de riesgo y filántropo, que se ha expresado en unos términos parecidos, haciendo explícito su apoyo a Harris.

¿Cómo dirimir quién está ganando esta batalla de captación de respaldos y fondos en la meca tecnológica? El fundador de Linkedin lo tiene claro: “Esta es una ola creciente... Ya cuento con más personas y más figuras icónicas en el campamento de Kamala Harris que las que han hablado a favor de Trump. Kamala Harris es la persona adecuada en el momento adecuado”. Esta resonancia parece estar irradiando en todas las capas del entramado tecnológico de la zona sur del área de la Bahía de San Francisco. Por ejemplo, Leslie Feinzaig, una inversora de menor perfil y votante independiente, creó el sitio web VCs for Kamala (VCs en el ámbito tecnológico se refiere a Venture Capitalists, capitalistas de riesgo), que son inversores que financian startups y empresas emergentes con alto potencial de crecimiento a cambio de una participación accionarial) para contrarrestar la influencia de los partidarios de Trump en la conversación política. Su iniciativa ha sido bien recibida, con más de 800 VCs uniéndose al esfuerzo. Se trata de un conjunto de inversores que manejan 300.000 millones de dólares en activos bajo gestión.

Durante su tiempo como fiscal general de California, Harris fue vista como una aliada de la industria tecnológica, aunque algunos críticos argumentan que no hizo lo suficiente para frenar la consolidación del poder en pocas empresas. Su historial incluye acuerdos sobre protección de privacidad y esfuerzos para combatir la pornografía de venganza (la distribución de imágenes o videos de contenido sexual explícito sin el consentimiento de la persona que aparece en ellos, generalmente con la intención de causar daño, humillación o venganza) pero también se la ha criticado por no desafiar más a las grandes tecnológicas.