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Hayat Tahrir Al-Sham. Llega el Talibán 3.0 con piel de cordero

La caída de Bashar al-Assad podría parecer una buena noticia (al igual que lo fue la de Gadafi), pero las consecuencias podrían ser peores incluso que en el anterior.

Experto en migraciones y analista internacional.

4 minutos

Soldados del grupo Hayat Tahrir al-Shamen 2022. Crédito: Amjad Media/Hayat Tahrir al-Shamen.

Con la moda geopolítica que vivimos en Occidente de perjudicar a toda costa los intereses de Rusia, y también de Irán, hemos recibido con regocijo la caída del ex mandatario sirio Bashar al-Assad a manos del grupo yihadista Hayat Tahrir al-Sham (HTS), pero al igual que pasó con al-Qaeda o los Talibán en Afganistán, no todo vale para perjudicar a Moscú y Teherán, y desde luego no es recomendable dejar a un país tan complejo (y cercano a Europa) como Siria en manos yihadistas. La cabeza de su líder, Abu Mohammed al-Jolani, tiene puesto precio de 10 millones de dólares en EE.UU. y la Unión Europea y las consecuencias de la toma de poder de HTS en Siria van a llegar.

Más pronto que tarde los aproximadamente 300.000 cristianos que quedan en Siria darán cuenta de su religión (probablemente se les extienda un nuevo documento de identidad en el que venga reflejada su religión) ante los nuevos gobernantes, las mujeres comenzarán de nuevo a llevar velo y comenzaran a faltar a las escuela y las imágenes de flujos de refugiados podrían volver a las televisiones europeas.

Todo esto sobre la base de que el país (o ya más bien unión de cantones) se podría convertir en un enorme campo de entrenamiento yihadista a corto o medio plazo.

Al igual que los Talibán 2.0 que llegaron a negociar el nuevo régimen de Afganistán en 2021 con sus modernos IPhone y prometiendo mejoras sustanciales y modernidad para el país, Hayat Tahrir al-Sham ha entrado en Siria prometiendo moderación y un gobierno no radical, pero todo indica que, como decimos en España, la cabra acabará tirando hacia al monte.

¿Qué significa el ascenso de Hayat Tahrir al-Sham para el futuro de Siria?

La posibilidad de que HTS controle (y gobierne) completamente Siria es alarmante, y por varias razones. Siria es un país muy diverso, es como un mosaico cultural y religioso. La mayoría de los sirios son musulmanes sunitas, pero también hay minorías como los alauitas (la rama del islam a la que pertenece el presidente Assad), cristianos, drusos y kurdos. HTS sigue una versión radical del islam sunita, lo que podría hacer que persigan a quienes no compartan sus creencias, creando un clima de discriminación y violencia sectaria.

Hayat Tahrir al-Sham ha entrado en Siria prometiendo moderación y un gobierno no radical, pero todo indica que, como decimos en España, la cabra acabará tirando hacia al monte.

 

Por otra parte, la pregunta es ¿pueden realmente gobernar? Aunque HTS ha tratado de mostrarse como un gobierno serio, su historial de extremismo y violencia genera dudas (HTS creó una administración propia en la región de Idlib llamada “Gobierno de Salvación”, que maneja servicios básicos como el comercio, los servicios públicos y el sistema judicial. Sin embargo, su gestión está marcada por el control absoluto y la imposición de normas estrictas basadas en la ley islámica radical). Su dominio podría llevar a persecuciones masivas y a más violencia contra las minorías. Además, otros grupos extremistas podrían sentirse motivados a actuar si HTS se consolida. Por último, tenemos los problemas que podrían surgir fuera de Siria.

Y es que si se desestabiliza Siria, esto podría extenderse a países vecinos como Líbano, Jordania y Turquía (esto no lo va a permitir Erdoğan), países que ya enfrentan millones de refugiados sirios y crisis internas y no podrían soportar otra crisis similar si la guerra se intensifica.

Si HTS llega al poder en Siria, las consecuencias serían devastadoras no solo para los sirios sino para toda la región. La guerra se intensificaría, la crisis humanitaria empeoraría y la posibilidad de paz en el país se alejaría aún más.

¿De dónde viene HTS?

HTS es un grupo extremista que surgió en Siria en 2017 nacido de la unión de varias facciones islamistas, siendo la más importante el Frente al-Nusra, que antes trabajaba directamente con Al-Qaeda. Al principio del conflicto sirio HTS se presentó como un grupo radical luchando contra el régimen de Bashar al-Assad. Pero en 2016 dijeron haber roto sus lazos con Al-Qaeda y cambiaron su nombre para parecer más moderados. Muchos expertos creen que este cambio fue más una estrategia para evitar sanciones internacionales que una transformación genuina.

Sus líderes todavía tienen antecedentes relacionados con grupos extremistas, y a veces colaboran con otras facciones islamistas en Siria. Por eso, tanto Estados Unidos como la Unión Europea los consideran un grupo terrorista.

El líder de HTS es Abu Mohammed al-Jolani, un antiguo miembro de Al-Qaeda que se ha reinventado como un político de guerra. Bajo su mando, HTS controla y gobierna una gran parte de la provincia de Idlib, una región clave en el noroeste de Siria. Desde hace años al-Jolani intenta convencer a los periodistas occidentales de que ha renunciado al yihadismo internacional, llegando a afirmar al periodista francés Wassim Nasr en el 2023 que "él y su grupo ya no están comprometidos con lo que se entiende como yihadismo internacional, eso quedó muy claro. Consideran que ‘solo trajo destrucción y fracaso a sus comunidades”. La cuestión también no es si HTS ha acabado su relación, con Al Qaeda, es si Al Qaeda quiere terminar esa relación con HTS, porque tan solo una declaración de intenciones no es suficiente para tranquilizar a la población Siria y a los Estados que acusan a la organización yihadista como terroristas.

HTS podría convertirse en un refugio para extremistas internacionales atrayendo combatientes de todo el mundo y reactivando el terrorismo global, lo que complicaría aún más la situación de una región de por sí muy compleja.

 

Las reacciones ante el ascenso de HTS en Siria no se harán esperar, y no parece que la comunidad internacional (o Rusia) vaya a levantar el “castigo” a Hayat Tahrir al-Sham y seguirá señalado como grupo terrorista, por lo que también se hace muy difícil imaginar que Occidente vaya a permitir que una organización de este tipo gobierne Siria, ya que el grupo podría convertirse en un refugio para extremistas internacionales atrayendo combatientes de todo el mundo y reactivando el terrorismo global, lo que complicaría aún más la situación de una región de por sí muy compleja.

La caída de Bashar al-Assad podría parecer una buena noticia (al igual que lo fue en su momento la caída del líder libio Muamar el Gadafi), pero las consecuencias en este caso podrían ser peores incluso que en el anterior.