La invasión rusa de Ucrania ha trastocado el equilibrio geopolítico de Europa, especialmente en el flanco oriental de la OTAN, donde países como Rumanía se han visto obligados a reevaluar su seguridad nacional. Desde el inicio de la guerra, Bucarest ha intensificado sus alianzas militares y reforzado su defensa, temerosa de que una victoria rusa en Ucrania pudiera extender la inestabilidad a sus propias fronteras o, incluso, a la vecina Moldavia.
Rumanía no solo se ha convertido en un aliado estratégico para Ucrania, lo que se ha traducido en que ha brindado soporte militar y logístico a los ucranianos, sino que también ha invertido en una modernización significativa de sus fuerzas armadas y ha incrementado su presupuesto de defensa para 2024, hasta el punto de destinar 19.000 millones de euros en preparación para escenarios de confrontación. Ahora cuenta con el segundo ejército más grande del flanco oriental de la OTAN, lo que refuerza su rol de aliado clave en la región.
Ucrania ha encontrado en Rumanía un socio crucial en su estrategia de defensa en el Mar Negro, región que concentra cada vez más actividad militar debido a los continuos ataques rusos con drones sobre territorio ucraniano y las incursiones en el espacio aéreo rumano. Esta situación ha llevado a que Rumanía se convierta en foco para el despliegue de sistemas de defensa como los misiles Patriot y para el entrenamiento de pilotos y marines ucranianos.
Según el general Gheorghita Vlad, jefe de defensa de Rumanía, el país debe estar “preparado para una posible confrontación con Rusia” en caso de que el conflicto escale. Esta valoración subraya la preocupación creciente sobre el impacto regional que podría tener un conflicto prolongado, especialmente para las democracias emergentes de la zona
Rumanía y Ucrania: del recelo a la colaboración
Las relaciones entre Rumanía y Ucrania se han fortalecido notablemente a raíz de la invasión rusa, de manera que ambos países han pasado de ser vecinos distantes a aliados estratégicos. En ese contexto, en julio de este 2024 Rumanía suscribió un acuerdo de seguridad de 10 años con Ucrania, que proporciona asistencia militar y entrenamientos para pilotos y, pronto, para marines ucranianos
Además, Bucarest ha permitido que Ucrania utilice su puerto en Constanza para exportar granos, producto clave para la economía ucraniana y elemento fundamental para la seguridad alimentaria mundial, tras el bloqueo de sus propios puertos. Oana Popescu-Zamfir, directora del GlobalFocus Center, estima que “la importancia estratégica de Rumanía ha aumentado tremendamente desde el comienzo de la guerra”.
¿De qué maneras concretas está ayudando Rumanía a Ucrania en el ámbito militar? Este país se ha convertido en un pilar de la estrategia de la OTAN en su flanco oriental. La capacidad militar se ha traducido en hechos como el confirmado por un portavoz del Ministerio de Defensa rumano, que corroboró que Ucrania ha recibido un sistema Patriot de parte del Gobierno de su país, y el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, agradeció personalmente esta ayuda. Además, Rumanía ha comenzado a entrenar pilotos ucranianos en el Centro de Entrenamiento Europeo para F-16, inaugurado en 2023, en la base aérea de Fetesti, que será también un centro regional de entrenamiento para los aliados de la OTAN.
Todo ese espíritu colaborativo entre ambas naciones contrasta con el hecho de que, históricamente, las relaciones entre ambos países han sido complejas debido a disputas territoriales y al respeto de los derechos de las minorías, pero hoy día el consenso político en Rumanía es abrumador para respaldar a Ucrania en el conflicto. Como señala Popescu-Zamfir, “nuestros intereses están inexorablemente vinculados con los de Ucrania... estamos del mismo lado porque Rusia está del otro”.
El plan de disuasión: más aviones F-35 y sistemas de misiles
En definitiva, Rumanía está emergiendo como un actor clave en la defensa del flanco sudoriental de la OTAN, especialmente en el contexto del Mar Negro. Mientras Polonia ha centrado su estrategia en fortalecer sus fuerzas terrestres y la compra masiva de equipamiento militar, Rumanía ha optado por un enfoque diferente, con un fuerte énfasis en mejorar sus capacidades aéreas y de defensa aérea. La reciente preocupación por los ataques rusos en las aguas cercanas a Rumanía ha acelerado esta transición. El país ha decidido invertir considerablemente en su sector militar, adquiriendo tecnología avanzada, como aviones F-35, F-16 y sistemas de misiles y defensa aérea, como apuntan en Visual Politik, con el objetivo de fortalecer sus capacidades defensivas y contribuir a la seguridad de la OTAN.
Esta estrategia es una respuesta directa a los recientes ataques rusos en las aguas cercanas a sus costas, como el ataque con misiles a un buque ucraniano cargado de trigo en septiembre de 2024. Rumanía, con un único acceso al Mar Negro, se enfrenta a la creciente preocupación de la inseguridad en la región, lo que ha llevado a una inversión acelerada en su sector de defensa. El país ha incrementado su presupuesto militar, superando el umbral del 2% del PIB, y planea destinar más de 46.300 millones de dólares en los próximos cinco años para modernizar sus fuerzas armadas.
Rumanía, al contrario que Polonia, no pretende convertirse en una potencia naval para medirse con Rusia en el Mar Negro, sino que busca convertirse en el centro de operaciones aéreas de la OTAN, para así pertrecharse con más posibilidades de éxito ante un posible enfrentamiento aéreo con Rusia. Como parte de esta nueva dirección, Rumanía está desarrollando la infraestructura necesaria para convertirse en el epicentro de la defensa aérea de la Alianza Atlántica en Europa, con la creación de una nueva base aérea en la antigua base soviética de Mikhail Kogălniceanu, cerca de la frontera con Ucrania.
La construcción de esta base es un paso crucial en los planes de la OTAN para consolidar su presencia en el flanco oriental. La base MK, que en su momento fue prácticamente abandonada, será transformada en la mayor base aérea de la Alianza en Europa, por encima incluso de la famosa base alemana de Ramstein. Se espera que más de 10.000 soldados sean ubicados allí permanentemente, y se invertirán más de 2.500 millones de euros para mejorar la infraestructura, lo que incluye hangares reforzados y plataformas de despliegue rápido.
Esta base no solo fortalecerá la capacidad aérea de la OTAN, sino que también tendrá un impacto estratégico considerable, al estar situada a tan solo 97 kilómetros de la frontera con Ucrania y cerca de Crimea, lo que coloca a la base a tiro de la flota rusa en el Mar Negro, particularmente la base de Sebastopol. A pesar de la preocupación de Rusia, que ya ha emitido amenazas sobre esta nueva instalación, el fortalecimiento de la base aérea en Rumanía responde a un cambio en las prioridades estratégicas de la OTAN, que considera que el control aéreo es más crucial que el control naval en esta fase del conflicto.
En cuanto a la guerra naval, la OTAN y Rumanía han centrado sus esfuerzos en la disuasión más que en la construcción de una poderosa flota. Si bien la amenaza de la flota rusa en el Mar Negro ha disminuido significativamente debido a las grandes pérdidas sufridas por Moscú, la estrategia rumana se enfoca en fortalecer su capacidad de defensa costera con misiles antibuque, una opción mucho más económica y efectiva.
Datos sobre la fuerza actual del ejército rumano
Para comprender cuál es el músculo actual del ejército rumano, resulta de gran interés este artículo de The Eastern Frontier Initiative, rubricado por Mihnea Lazăr, que explora la capacidad militar de Rumanía ante una posible agresión rusa sin el respaldo de la OTAN. A raíz de un análisis del Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), Lazăr señala que Rumanía podría tener que combatir al menos a dos divisiones militares rusas: la 25, en la frontera norte, y la 18, en la región de Dobrogea. Estos cuerpos incluyen unidades de tanques y artillería, y operan con tácticas como el uso de tropas “sacrificables” para proteger a sus fuerzas regulares.
En cuanto a la estructura militar rumana, el ejército de este país dispone de 8 brigadas de maniobra, 5 bases aéreas y una defensa aérea con solo dos baterías Patriot operativas, las cuales, según Lazăr, resultan insuficientes frente a los modernos drones y misiles hipersónicos que Rusia podría emplear. En cuanto a equipamiento, Lazăr destaca la reciente adquisición de 18 drones Bayraktar y 21 drones Watchkeeper israelíes, aunque señala carencias en otros sistemas modernos de defensa, ya que los tanques y vehículos blindados datan de la era soviética.
Lazăr también señala que la defensa antiaérea rumana depende de sistemas estadounidenses y franceses, pero carece de protección contra enjambres de drones, lo cual exige la compra de sistemas de defensa adicionales a corto y medio plazo. Además, resalta la falta de naves de guerra capaces de ofrecer defensa antiaérea, lo que subraya las limitaciones de la armada rumana frente a los desafíos tecnológicos actuales.
El general que advierte sobre Moldavia como objetivo ruso
En una entrevista para Radio Free Europe, que tuvo lugar el pasado 1 de febrero, el entonces nuevo jefe del ejército rumano, el General Gheorghita Vlad, advirtió sobre el peligro que representa Rusia para toda Europa. “La población de Rumanía, como toda la población de la Unión Europea, debe estar preocupada”, dijo Vlad, quien expuso su opinión de que, si Rusia gana en Ucrania, su próximo objetivo podría ser Moldavia, y podrían apreciarse tensiones en los Balcanes occidentales. De acuerdo al criterio de este general, “el presidente [Vladimir] Putin intensificará sus políticas en el futuro inmediato”.
Además, Vlad resaltó la necesidad de un marco legal en Rumanía que posibilite el entrenamiento militar de voluntarios civiles, dado que considera insuficiente la actual fuerza profesional de 80.000 soldados rumanos para los desafíos geopolíticos actuales. “Un número adecuado para el ejército profesional de Rumanía debería estar integrado por alrededor de 120.000 personas”, explicó. También mencionó que el Ministerio de Defensa ha propuesto una ley para un servicio militar voluntario de plazo fijo, dirigido a jóvenes de entre 18 y 35 años, independientemente de sexo, nacionalidad o religión, quienes recibirían entrenamiento y una remuneración.
Sin embargo, líderes políticos rumanos respondieron con cautela ante los comentarios de Vlad. Por ejemplo, el presidente Klaus Iohannis, declaró que “Rumanía nunca ha estado mejor protegida que ahora como miembro de la OTAN”, mientras que el primer ministro Marcel Ciolacu subrayó que “Rumanía no va a entrar en ninguna guerra” y destacó la presencia de fuerzas europeas y estadounidenses en el país como garantía de seguridad.
Munición para derribar aviones rusos
En este marco, Rumania está intensificando su defensa en respuesta a la amenaza de incursiones rusas en su espacio aéreo, de manera que está ampliando sus adquisiciones de municiones y solicitando a la OTAN una respuesta contundente. El Consejo Supremo de Defensa Nacional (CSAT) del país justificó esta iniciativa por las “acciones agresivas de Rusia en la región”, afirmando que planean “la mayor adquisición de municiones de combate y la acumulación gradual de reservas estratégicas”, según detalla Euractiv. El ministro de Defensa rumano, Angel Tîlvăr, enfatizó la necesidad de una “respuesta robusta y coordinada” de la OTAN ante las constantes incursiones rusas con drones y misiles, especialmente en el espacio aéreo de Rumania y otros países del flanco oriental de la OTAN.
La situación en Rumania preocupa al grupo B9 (o los Nueve de Bucarest, que se formó a raíz de la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014; se trata de una agrupación política que incluye a Bulgaria, la República Checa, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Polonia, Rumania y Eslovaquia), que recalcan la importancia de mejorar las defensas aéreas europeas, incluyendo capacidades avanzadas para detectar y neutralizar amenazas de baja altura y velocidad, según la agencia rumana Agerpres.
Asimismo, el exsecretario general adjunto de la OTAN, Mircea Geoana, ha declarado que, aunque la organización no percibe un ataque intencional de Rusia, considera que estas incursiones “son irresponsables y potencialmente peligrosas”, según recoge Business Insider.
En síntesis, Rumanía está fortaleciendo sus alianzas y modernizando sus capacidades militares ante el empuje ruso en la guerra que las tropas lideradas por Vladimir Putin están librando en Ucrania. Este robustecimiento militar rumano refleja su rol como baluarte de la OTAN en una Europa marcada por la incertidumbre y la inestabilidad.
Las acciones rumanas en la última década han subrayado su compromiso con la defensa colectiva y su voluntad de resistir cualquier amenaza directa o indirecta a su soberanía. A medida que el conflicto en Ucrania se prolonga, el posicionamiento rumano podría ser decisivo para frenar la expansión rusa en la región y para asegurar la estabilidad en el flanco oriental europeo.