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Los vaivenes políticos en Francia frenan la nueva Ley de Programación Militar

Las estimaciones presupuestarias no contemplan el aumento previsto para Defensa de 3.000 millones de euros anuales.

Coronel de Ejército de Tierra en situación de Reserva

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Un avión Mirage 2000 de Francia. Foto: Europa Press.

A comienzos del mes de abril del pasado año, el ninistro francés de Defensa, Sébastien Lecornu, presentaba la LPM para el periodo 2024-2030. Se trata de la decimotercera desde su instauración por parte del general De Gaulle. La ley, aprobada por la Asamblea Nacional dos meses después, supuso un aumento de un 40% en el sexenio que regula lo que supone un gasto de 413.000 millones de euros de aquí hasta 2030. En términos cuantitativos, la nueva ley supondrá un 33% en dotación presupuestaria más que su predecesora que en el periodo para el periodo 2019-2025 que asignó 295.000 millones de euros a Defensa.

Aprobada con una amplia mayoría de 408 votos a favor de los partidos del centro derecha francés, 87 en contra de la izquierda y 53 abstenciones, la nueva LPM desarrolla en 71 artículos las grandes líneas de inversión de la Defensa nacional francesa. En la argumentación para la necesidad de su promulgación, el ministro Lecornu declaró que el país se debe preparar para una guerra a gran escala con bajas entre los combatientes y que la nueva LPM “permitirá adaptar las actuales capacidades de la Fuerzas Armadas francesas ante un conflicto de gran amplitud y alta intensidad. Supone modernizar los Ejércitos y erigir una economía de guerra”, en una clara referencia a una reafirmación nacional de la necesidad de un aumento decidido en recursos para la Defensa.

De esa manera, la nueva LPM identifica la crisis ucraniana como comienzo de un nuevo ciclo estratégico que hará que los conflictos del futuro vayan más allá de los ámbitos conocidos hasta ahora de la lucha armada en la que la guerra híbrida adquirirá un papel protagonista combinada en su caso con operaciones de combate de alta intensidad. La LPM establece también que el nuevo multidominio de la conflictividad supondrá que la competencia en los espacios híbridos comunes haga imprescindible su control para prevenir, detectar, atribuir y contrarrestar de mejor manera estos ataques deliberadamente ambiguos. Además, la ley pone el acento en el riesgo de que la invasión rusa de Ucrania pueda desembocar en una escalada nuclear colapsando las arquitecturas de control de armamento en una persistencia de un aumento de la proliferación a nivel global.

Mejora de capacidades

En términos de inversión, hay que destacar en primer lugar la mejora de capacidades para la disuasión nuclear, piedra angular de la Defensa francesa. Sus dos componentes serán modernizados. Para el componente aéreo supondrá la entrada en servicio del renovado misil aire-tierra de mediano alcance mejorado (ASMPA-R) y la fabricación de su sucesor, el misil nuclear aire-tierra de cuarta generación (ASN4G). También se trabajará en un futuro portaaviones, desde donde podrán operar mejor los cazas Rafale armados con misiles con ojivas nucleares y los de nueva generación del programa FCAS (Future Combat Air System). El componente oceánico se beneficiará de inversiones que supondrán la entrada en servicio de un nuevo submarino de misiles balísticos de propulsión nuclear de tercera generación (SSBN-3G) y de la modernización del misil balístico M51. También se actualizarán los medios de comunicaciones estratégicas de las fuerzas nucleares.

El plan es que para 2030 las Fuerzas Armadas cuenten con 355.000 efectivos militares y civiles.

En cuanto a capacidades convencionales, hay que destacar también que la nueva LPM supondrá para L’Armée de Terre la adquisición de nuevos vehículos de combate del programa Scorpion (Griffon, Jaguar, Serval, Mepac y Leclerc renovado), piezas de artillería Caesar recibiendo además nuevos helicópteros Tigre, NH90 y HIL (Light Joint Helicopter). Para la Marine Nationale está previsto en el ciclo de esta LPM la adquisición (y por supuesto fabricación por parte de la estatal Naval Group) de un nuevo portaviones de propulsión nuclear que sustituya al Charles de Gaulle. También se iniciará la adquisición de 3 buques de asalto anfibio, 3 fragatas de defensa e intervención, 7 patrulleras de alta mar y 6 submarinos de la clase Barracuda de propulsión nuclear (SSN) que serán completados en programaciones de sucesivas LPM. Por su parte L’Armée de l’Air et de l’Espace continuará adquiriendo aviones Rafale en su versión mejorada F5, que alargará la vida del caza francés hasta el 2070 pretendiendo ser la punta de lanza del programa FCAS en Francia y de transporte estratégico A400 hasta alcanzar los cincuenta que tiene comprometidos con el fabricante Airbus.

Esfuerzo con los drones

En lo que respecta a los UAV o drones, la LPM los ha identificado como capacidad esencial del combate futuro que aportará a los Ejércitos un aumento de su capacidad de detección y acción en espacios remotos con UAV de contacto portando armamento operado a distancia. La Armada continuará su esfuerzo de “dronización” iniciado durante la anterior LPM desde plataformas submarinas y de superficie. El Ejército de Tierra estará equipado con más de 3.000 drones en 2025, incluidos los sistemas tácticos de drones (SDT). Por último, la Fuerza Aérea y Espacial francesa recibirá su primer sistema Eurodrone para 2030 con el objetivo de completar 6 sistemas en una próxima programación. Un total de 5.000 millones de euros se destinarán a los drones durante el periodo de la ley con la incorporación de las primeras unidades de “enjambres” en 2030.

Particularmente importante serán los recursos asignados a la Defensa Aérea del territorio y antiaérea en zonas de operaciones para lo que se ha asignado 5.000 millones de euros que se centrarán en la modernización de los sistemas de misiles antiaéreos y antimisiles; la renovación de los sistemas de armas para la defensa de corto y mediano alcance y la inversión en la lucha antidrón. Al final del periodo de esta LPM, las Fuerzas Armadas dispondrán de los sistemas de misiles SAMP-T NG, VL MICA y MISTRAL en sus versiones terrestre y naval. Se invertirán 5.000 millones de euros durante el periodo 2024-2030 para reforzar este segmento.

Hay que destacar también los 6.000 millones de euros previstos para la “guerra espacial” materializándose en el aumento de las capacidades SEOT (vigilancia, observación y captación de señales terrestres), SDA (vigilancia y reconocimiento espacial) y lo que es novedoso, adquisición de medios de defensa activa con láser para la protección en los niveles bajos de la atmosfera tanto desde plataformas terrestres como aéreas. Todo ello se dirigirá desde un Centro de Mando, Control, Comunicaciones y Computación de Operaciones Espaciales (C4OS) con medios para gobernar las operaciones hacia, en y desde el espacio.

Con respecto a la ciberguerra, la LPM apuesta por continuar el desarrollo de una ciberdefensa de primer nivel, robusta y creíble frente a competidores estratégicos, capaz de garantizar, a largo plazo, la resiliencia de las actividades críticas de los Ejércitos y la interoperabilidad con los Aliados. Se creará un Centro de Excelencia para estructurar los contenidos, los métodos y los equipos en beneficio de las misiones de ciberdefensa encomendadas a las Fuerzas Armadas invirtiéndose para ello 4.000 millones de euros durante el periodo 2024-2030.

Protección de las infraestructuras submarinas

En ese sentido, los fondos marinos son también son un nuevo campo de conflictividad de la misma manera que el espacio ultraterrestre, el ciberespacio y el cognitivo. Los recursos asignados contribuirán a la protección de las infraestructuras submarinas, a los intereses del país en la exploración y explotación de los recursos minerales y energéticos, al tiempo que representarán una amenaza creíble para un adversario potencial. Entre las capacidades a desarrollar, la de control del fondo marino capaz de utilizar recursos de intervención (robots y drones) hasta una profundidad de 6.000 metros. será prioritaria. También se incluirá en esta partida el futuro sistema de contramedidas contra las minas marinas que modernizará la actual capacidad de guerra antisubmarina.

El juego de equilibrios en el Parlamento francés limita las posibilidades del aumento de inversión previsto.

Durante el periodo 2024-2030 se gastarán 16.000 millones de euros en municiones. Estos años deberían permitir a los Ejércitos consolidar y reponer las existencias de municiones. La LPM también promoverá una transición necesaria hacia capacidades futuras con mayores alcances en profundidad y municiones mejoradas con direcciones de tiro automáticas u operadas a distancia. En la dotación de la ley también figura la modernización de los misiles antibuque y de crucero de largo alcance, las capacidades de supresión de la defensa aérea enemiga (SEAD), los misiles tierra-aire y aire-aire (familia Aster-MICA y METEOR) así como los torpedos pesados F21 y la gama de misiles anticarro (ACCP, MMP).

También el mantenimiento en condiciones operativas de los actuales equipos militares franceses que abarca el entretenimiento, la reparación, así como la distribución de repuestos tendrán 49.000 millones de euros durante el periodo de la ley. La cuantía se ha incrementado un 40% en relación a la última LPM y se basa en la necesidad de disponer de una robusta cadena de mantenimiento que incluya complejos industriales civiles, puesta de manifiesto en el conflicto en Ucrania en el contexto de un conflicto de alta intensidad.  También es uno de los ejes de esfuerzo de la LPM desde las primeras etapas de la vida de un programa la reducción de los costes de adquisición y mantenimiento en condiciones operativas a través de un esfuerzo combinado del Estado y la industria.

Innovación

Por lo que respecta al I+D+i, los créditos concedidos a la innovación deberán consolidar la superioridad tecnológica nacional y garantizar el dominio de nuevos campos de conflicto: espacio, fondos marinos, campo de la información, cibernético, etc. Con el objetivo de fortalecer la soberanía y bajo la coordinación de la Agencia de Innovación en Defensa, la innovación también requiere la movilización de actores externos como las universidades o las grandes compañías de la industria de defensa francesa (French defense Technological and Industrial Base - DTIB).

La aceleración de la innovación implicará demostradores y prototipos ambiciosos como por ejemplo en el campo de las armas de energía dirigida. También se produndizará en la exploración de tecnologías disruptivas, como los enjambres de drones, basados en unidades del Ejército, como el Battle Lab Terre. Estas sinergias permitirán desplegar rápidamente nuevas capacidades dentro de las Fuerzas Armadas como la llegada de las primeras unidades robóticas al Ejército antes de 2030. Para alcanzar estos objetivos se destinarán 10.000 millones de euros durante el periodo del LPM.

Con respecto al personal, para 2030 las Fuerzas Armadas contarán con 355.000 efectivos militares y civiles (275.000 militares en servicio activo y civiles y 80.000 reservistas). En línea con la transformación de las Fuerzas Armadas, la LPM establece que el logro de este objetivo se basará en la preservación del atractivo de la carrera militar. Para ello, una política de remuneración específica en consonancia con la Nueva Política de Remuneración Militar (NPRM) apoyará ese enfoque. Se intensificarán los esfuerzos para tener más en cuenta las limitaciones del Estado en materia militar, en particular mejorando las condiciones de vida en las instalaciones militares y las familias. En ese sentido, la atención prestada a los heridos y a sus familias mediante la simplificación administrativa, la indemnización al nivel adecuado por los daños sufridos y un mayor apoyo será una esfera importante de su desarrollo. Hay que destacar en este ámbito que la aportación para las operaciones en el exterior será de 13.000 millones de euros durante todo el periodo de la ley.

Sin embargo, los resultados de las recientes elecciones europeas fueron una auténtica sacudida para Francia y supusieron una sonora derrota para la mayoría presidencial que el partido de Macron disponía hasta la fecha. Recompuesta parcialmente la situación con unas elecciones generales adelantadas, el presidente Macron no ha tenido más remedio que conformar un nuevo Gobierno de coalición en el que ha mantenido a su ministro de Defensa Sébastien Lecornu. Pero la oposición, la nueva coalición dominante en la Asamblea Nacional el Nuevo Frente Popular (NFP) con 182 diputados, vigila estrechamente al Gobierno y ya ha anunciado una posible moción de censura al Ejecutivo macronista de Barnier. Muchos de esos diputados del NFP son los mismos que votaron no a la LPM el pasado año. Todo apunta a que la nueva LPM va a sufrir su primer traspié en las cuentas para el 2025 donde se prevé que el presupuesto de Defensa sea muy similar al 2024. Ello significará que el aumento estimado de 3.000 millones de euros anuales que se contemplaba en la LPM para los sucesivos ejercicios presupuestarios hasta el 2030 no se va a producir en el próximo año.