A pocos meses de convertirse en la capital mundial del fútbol, Qatar continúa en el punto de mira, ya que después de la controversia en torno al anuncio de confiscación de banderas LGTBIQ+ durante el transcurso de la Copa del Mundo de fútbol, se produce un nuevo capítulo –en este caso afecta a la mujer– en el marco de otro Mundial, el de pádel, que también se celebrará en el emirato el próximo otoño.
La federación catarí de tenis y squash, QTF, renunciará a presentar una formación en el cuadro femenino del torneo. De este modo, y como ya hiciese en 2021, la entidad que preside Nasser al-Khelaïfi privaría a sus mejores jugadoras de una competición que, merced a su rol de país anfitrión, les correspondía disputar por pleno derecho.
La gran acogida del pádel entre las mujeres cataríes ha sido uno de los principales motivos del crecimiento y desarrollo que ha experimentado esta disciplina en el emirato durante el último lustro. "Este deporte es físico y, al mismo tiempo, adecuado para las mujeres cataríes. Por eso, muchas de ellas lo practican", ha afirmado Yasmian Ghanem.
Exgolfista profesional y organizadora de diversos eventos como el torneo femenino VIP Padel Qatar, Ghanem considera que más allá de la competición anual que organiza el comité olímpico del emirato, las palistas necesitan más torneos donde poder foguearse y "hacer más competitiva" esta disciplina.
Más allá de esta ausencia de un calendario estable de competiciones, el día a día de una jugadora de pádel no resulta sencillo en un emirato regido por la sharía, la ley islámica que impide a las mujeres quitarse su abaya delante de un hombre.
Entrenan y juegan en clubes o pistas a las que solo pueden acceder otras mujeres. Jugadoras como Noora Al Kuwari, Mashael Shahbik, Heba Al Ansari o Sarah Mekki deberán conformarse con ver el Mundial desde la grada, mientras que compatriotas como Jabor al-Mutawa, Abdulla al-Hijji o los hermanos Saadon al-Kuwari sí que podrán volver a ejercer de anfitriones ante los mejores jugadores del planeta.