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Tecnología

¿Acaso somos conscientes de la contaminación que provoca internet?

Solo uno de cada diez españoles cree que disfruta de bienestar digital.

Periodista y escritor.

4 minutos

El uso de internet provoca una importante huella de carbono por la contaminación digital.

¿Somos más felices ahora que estamos hiperconectados con el mundo real y el virtual como nunca antes? ¿Contribuyen nuestros hábitos digitales a mantener respuestas emocionales equilibradas? ¿Se puede ver afectada la salud mental por la dependencia que genera el uso de dispositivos electrónicos? ¿Sabemos todo lo que contaminamos con nuestras prácticas en internet? Son preguntas que frecuentemente se hacen los expertos sobre los efectos de la sobreexposición a pantallas y ciberespacios.

Acaba de presentarse el I Estudio de Bienestar Digital de ING, donde se muestra que solo el 10% de los españoles consideran que tienen bienestar digital. Otro de los datos destacados del informe es que más del 54% creen importante tener un protocolo de desconexión laboral, pero solo el 16% cuentan con él; y solo el 5,6% comprenden el concepto de contaminación digital.

El impacto de la contaminación digital en la salud y el medio ambiente

El propósito del estudio consiste en abordar la contaminación digital y su impacto en la salud y el medio ambiente para concienciar sobre el consumo excesivo (se podría decir abuso) de herramientas digitales y alentar soluciones para un uso más responsable de la tecnología.

Dentro de la estrategia ESG de ING se encuentra el nuevo territorio de comunicación denominado Bienestar Digital, que incluye acciones y mensajes vinculados con la ecología digital y el bienestar mental en el ámbito digital y de uso de internet. El propósito de medición del impacto de este nuevo territorio entre la población se ha decidido desarrollar en un tracking especifico, de carácter bianual, con una duración inicial de 2 años. Se pretende que pueda ser capaz de medir la capacidad del territorio y la posibilidad de influir a diversos niveles.

Según los datos de la investigación, realizada entre los meses de mayo y junio de este año a una muestra de 1.000 personas entre 18 y 65 años, el 63% de los españoles consideran fundamental apagar el móvil en momentos clave, pero solo el 39% lo hace habitualmente.

Solo el 5,6% de los españoles comprenden el concepto de contaminación digital.

Los jóvenes entre 18 y 25 años, los menos convencidos

El estudio revela que la inclinación hacia los criterios ESG (factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo) es abrumadoramente positiva, aunque con matices que dependen de la edad. El 38% de los encuestados afirman estar convencidos; el 30,5%, sensibilizados; y el 19,7%, en proceso. Los jóvenes entre 18 y 25 años son los menos convencidos.

Otra de las conclusiones es que se confirma que el bienestar mental es un problema más recurrente en la sociedad que la contaminación que causa internet.  La contaminación digital se ha convertido en una guillotina simbólica que pende sobre la cabeza del planeta. Como muestra, algunos ejemplos: si internet fuera un país, estaría entre el tercero y sexto más contaminante del mundo en emisiones; cuatro horas viendo videos en el móvil contamina de igual manera que un coche que recorre 50 kilómetros; cada giga de descarga consume 200 litros de agua para refrigerar los servidores; enviar un email con archivo adjunto equivale a dejar encendida una bombilla durante 24 horas. La huella de carbono que deja tras de sí el entorno digital va en la línea contraria de la lucha contra el desastre climático.

Las consecuencias de la red de redes en el bienestar mental, según el estudio, son conocidas en profundidad por el 17,2%, tienen conocimientos básicos el 48,6%, han oído hablar de ello el 25,2% y no lo conocen el 9%. En cuanto a la contaminación digital causada, el 5,6% afirman que lo conocen en profundidad, el 33,5% poseen conocimientos básicos, el 28,7% han oído hablar de ello y el 32,2% no lo conocen.

Percepciones

La baja notoriedad de estos problemas perfila una oportunidad de diferenciación con el discurso clásico de ESG. El porcentaje de conocimiento de cada asunto muestra una radiografía social: desigualdad (79%), reciclaje (79%), sequía (78%), desperdicio de alimentos (78%), pobreza extrema (72%), energías no renovables (70%), bienestar mental (66%), impacto ambiental de los alimentos (63%) y contaminación de internet (39%).

Existe una relación entre la salud emocional y el abuso de dispositivos.

La percepción de la importancia de bienestar digital mental se percibe como ‘Bastante o muy importante’ para el propio encuestado en un 61,8%, para el planeta en un 52% y para la sociedad en un 57,7%. En cuanto a la contaminación que ocasiona internet, el 40,7% lo considera ‘Bastante o muy importante’ para ellos, el 51,7% para el planeta, y el 45,5% para la sociedad. La gran mayoría de las personas sienten que tienen margen de mejora en su bienestar digital. De hecho, muchos parecen haber comenzado el camino hacia ese propósito.

El estudio se enmarca en el proyecto Bienestar Digital: La vida digital que SÍ. Menos contaminante, menos estresante de ING con el que la entidad bancaria pone a disposición de la sociedad distintas herramientas para promover un consumo digital responsable y equilibrado. También forma parte de la iniciativa el I Decálogo de Bienestar Digital, realizado con la asesoría de Manuel Armayones, doctor en Psicología e investigador en la  relación entre la salud y el uso de las tecnologías, y Esther Paniagua, periodista, autora y profesora especializada en el impacto social y medioambiental de la digitalización.

Estos consejos de buenas prácticas buscan reducir los efectos de la contaminación digital: tomar conciencia, apagar el móvil en momentos clave, practicar limpiezas digitales, evitar divagar en redes sociales, personalizar o silenciar las notificaciones, evitar la luz azul antes de dormir, reducir las descargas y envíos, evitar el consumo impulsivo y el abuso de ciertas herramientas, elegir servicios responsables y desconectar para reconectar.