El consumo fantasma desde un hogar puede suponer entre un 6% y el 11% del gasto total anual en electricidad. En tiempos de crisis energética y de subidas en la factura de la luz, este montante, que podría parecer nimio en tiempos de bonanza, cobra especial relevancia. Cualquier ocasión es buena para el ahorro, máxime si hacerlo resulta fácil y sencillo.
Por consumo fantasma entendemos el que realizan los dispositivos que están siempre conectados a la electricidad, listos para que lo encendamos en cualquier momento. Es el caso del microondas, la lavadora o de una televisión gue, aunque apagada, sigue teniendo el LED rojo encendido. Según datos de la OCU esto puede suponer de 3 a 5 euros al año en función del tipo de TV que tengamos.
No es solo una cuestión de ahorro. La conciencia ecológica está cobrando cada vez más relevancia en nuestros días. Si no necesitas algo, ¿por qué estar consumiendo energía?
Para solucionar este problema existen cada vez más soluciones. Además del apagado manual de enchufes y regletas, está la opción de comprar electrodomésticos que no tengan la función de standby. Es algo que antes no se tenía en cuenta, pero que ahora contemplan cada vez más dispositivos. Entre opciones de similares características puede ser un criterio de compra decisivo.
Otra opción, quizá las más sencilla es comprar una regleta anti standby. Estos dispositivos, que son la evolución de la tradicional regleta de toda la vida, disponen de un enchufe principal para el aparato de mayor prevalencia como el ordenador o la televisión y otros enchufes secundarios para los periféricos (impresora, altavoces o consola). Cuando la regleta detecta que no hay demanda de electricidad corta el suministro y lo devuelve si el aparato principal demanda luz de nuevo.
Los hay incluso más evolucionados, que tienen además del enchufe principal y los cinco dependientes, otros dos que no se desconectan de la red. Pueden ser útiles, por ejemplo, para el router, que no se recomienda apagar salvo en periodos de vacaciones o largas temporadas de desuso.
El precio de estos dispositivos oscila entre los 25 y los 35 euros que, si bien suponen un desembolso inicial mayor al de una regleta tradicional, pueden suponer un mayor ahorro a lo largo del año para cualquier economía doméstica. Se calcula que el gasto medio anual del consumo fantasma supone un sobrecoste de 132 euros al año.
Las cuentas son fáciles, una regleta anti-standby puede suponer una horro de 100 euros al año si se aplica correctamente. Según el informe Consumos del Sector Residencial en España (2020-2019) elaborado por el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) el gasto medio anual en cada hogar español es de 3.487 kWh. Un 6,6% de esta cifra corresponde a la función standby de los aparatos electrónicos y de los electrodomésticos.