La terrible escasez de microchips informáticos, que tantos problemas ha originado a diferentes sectores, como el del automovil, remite. Se estima que ha producido interrupciones en la cadena de suministro durante más de dos años, pero la situación va a mejorar, según un estudio realizado por Bain & Company.
Los sectores de la automoción y la industria, entre los más afectados por la escasez de chips, serán los que menos tiempo necesitarán para recuperarse, según datos de consultora. Los cuellos de botella se reducirán de forma progresiva entre finales de 2022 y principios de 2023.
En el extremo contrario, la escasez se alargará en otros sectores hasta 2024, como el de las consolas de videojuegos y los servidores informáticos. El motivo es la "demanda disparada" durante la pandemia de Covid-19 y la dificultad para lograr los recursos financieros necesarios para construir fábricas que produzcan con la rapidez requerida para satisfacer esta demanda.
Los productos electrónicos, incluidos los teléfonos móviles y las tablets, también se recuperarán de la escasez de chips durante el próximo año. Estos productos dependen de las obleas (wafers) de 6, 8 y 12 pulgadas, cuyo suministro está aumentando, aunque también requieren de otros tipos de semiconductores que han estado más disponibles.
El final de la escasez de chips dará un respiro a las industrias que requieren de ellos, pero los ejecutivos reconocen que los problemas en la cadena de suministro no dejarán de producirse. "Las empresas que actúen con rapidez para reforzar su capacidad de recuperación se situarán en la mejor posición para responder a lo que venga", afirman desde Bain & Company.
Algunas empresas asumen el diseño de microchips en sus propias instalaciones
En este sentido, dado que la escasez de chips persistirá en un futuro, influido por la incertidumbre de la guerra y las últimas olas de la pandemia, muchas empresas están construyendo una estrategia de suministro de semiconductores flexible y con visión de futuro.
Las empresas, según informa Europa Press, están adoptando un enfoque doble que realiza inversiones "audaces" para hacer frente a las interrupciones en las cadenas de suministro a corto plazo y prepararse para resistir a a largo plazo.
En el primer caso, las empresas están rediseñando productos ya existentes con los que eliminar el riesgo de escasez. Además, se está apostando por redirigir la demanda hacia la oferta existente, retirando los productos que dependen de componentes escasos y acelerando el cambio hacia otros a cuya demanda pueden hacerle frente.
A largo plazo, las empresas están "constantemente" perfeccionando sus productos para aumentar su resistencia, comenzando en las primeras etapas del desarrollo del producto y antes de que se produzca una interrupción del suministro. Para este objetivo, las compañías trabajan con herramientas digitales con las que adelantarse a la falta de productos en la cadena de suministro.
Otras soluciones están siendo pagar a los proveedores para que subvencionen su producción y garanticen un volumen de producto acordado. También se está optando por asumir el diseño de semiconductores en sus propias instalaciones, lo que requiere el desarrollo de nuevas capacidades.