El día uno de enero de 1939, dos emprendedores, ex compañeros de aula en la Universidad de Stanford, formalizaban la empresa que con el tiempo se convertiría en una de las más importantes del mundo. Eran Bill Hewlett y Dave Packard, los fundadores de Hewlett Packard.
Al contrario que las actrices de la época, no hubo discusiones sobre quién tenía que figurar al principio de la marca. Todo se solventó lanzando una moneda al aire, y fue Bill al que la suerte le vino de cara, pero también a los dos.
Como en tantos casos posteriores, la primera sede fue un garaje, concretamente el de la casa de campo que William Hewlett alquiló en el 367 de Addison Avenue en Palo Alto, el lugar considerado como punto de origen de Silicon Valley.
Una de las financiaciones más importantes fue la de Fred Terman, que destino 538 dólares a la empresa de sus ex alumnos. Era profesor de radio ingeniera en Stanforf y alguien a quien ambos admiraban mucho. En poco tiempo la empresa se convirtió en el mayor fabricante mundial de dispositivos de medición y prueba. Despegaron en los sesenta con las calculadoras, y dieron sus primeros pasos en esta década en el ámbito de la computación con el la 2116, la primera de la serie HP 1000 diseñada para reunir y analizar los datos producidos por instrumentos de HP. Las computadoras HP 1000 han sido utilizadas para aplicaciones CIM, tales como supervisión y control de procesos, administración de alarmas y supervisión de máquinas.
En 1972 llegaría la serie 3000, un sistema multiusuario que dio lugar al gran negocio de la empresa en el ámbito de la computación, desde micro a macrocomputadoras. Desde entonces la empresa no ha parado de crecer: impresoras, ordenadores, software y más de 10.000 productos diferentes relacionados con la electrónica y la computación han formado y forman parte de la oferta de una compañía famosa en el mundo entero.