Un informe de la Universidad IE de Madrid ha explorado la percepción de los ciudadanos europeos sobre las ventajas y desventajas del uso de la IA en sectores clave como la seguridad pública, elecciones políticas y servicios públicos. Esta investigación, recientemente publicada, encuestó a más de 3.000 personas y a más de 40 funcionarios públicos de 10 países europeos. La encuesta de European Tech Insights 2024 de este año incluyó a Estonia, Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, Polonia, Rumanía, España, Suecia y el Reino Unido. El informe destaca una creciente demanda para que los gobiernos consulten a los ciudadanos antes de aplicar IA en los servicios públicos.
Si se mira el informe de European Tech de forma general (o sea, de manera sesgada…), casi un 75% de los europeos apoyarían el uso de Inteligencia Artificial por parte de la policía y el ejército, incluyendo el reconocimiento facial y los datos biométricos para la vigilancia. Pero se pueden ver las enormes diferencias de opinión a este respecto entre los europeos cuando se observa que el mayor apoyo al uso de IA por parte de la policía y el ejército se registró en Rumanía (84,7%), Polonia (84%) e Italia (78,8%), mientras que la mayor oposición se expresó en España (31,7%), Francia (32,1%) y el Reino Unido (31,4%). Las diferencias son muy notables. La encuesta también mostró que el respaldo a estas aplicaciones aumenta con la edad, es decir, cuanto más mayores somos, más confiamos en estas tecnologías (¿intrusivas?).
La investigación también abordó el uso de la IA en el servicio público, incluyendo las elecciones, así como las actitudes hacia las tecnologías emergentes, y ha sido curioso comprobar que casi el 61% de los europeos no somos conscientes de que los gobiernos están utilizando IA para brindar servicios públicos. Aunque esta ignorancia también se diferencia por países y es más alta en países de Europa Occidental como Alemania, el Reino Unido y Suecia. Mientras que los rumanos, estonios y polacos en su mayoría están al tanto del uso de la IA por parte de sus gobiernos.
Puede afectar a las elecciones
Otro dato interesante es que dos tercios de la población consideran que sus gobiernos necesitan digitalizarse más rápido para mantenerse competitivos frente a China y Estados Unidos, y que en general los europeos aprueban los esfuerzos para utilizar tecnología que mejore la prestación de servicios públicos. De lo más llamativo quizás es que una gran mayoría (86.5%) quisiera que sus gobiernos obtuvieran la aprobación de los ciudadanos antes de aplicar la IA en la prestación de estos servicios.
Pero no todo es apoyo a las nuevas tecnologías, pues los avances preocupan a los ciudadanos europeos y se tienen en cuenta las ventajas y desventajas del uso de la IA Más del 40% de la población general y la mayoría de los funcionarios públicos (73,9%) afirman sentirse inquietos ante el posible mal uso de la IA en las elecciones. España se muestra de los países más preocupados por este posible mal uso de la Inteligencia Artificial.
El informe European Tech Insights 2024 destaca también, y esto es importante, que un 30,8% de los europeos considera que la IA ha afectado su comportamiento de voto, aunque otra vez depende del país ya que Polonia y Suecia registran las mayores percepciones de influencia. Además, un 27% de los menores de 45 años confía en las predicciones de la IA sobre resultados electorales, superando a las encuestas tradicionales, aunque esta confianza disminuye en generaciones mayores. La preocupación por la seguridad electoral es bastante alta, con un 67% temiendo posibles alteraciones por hackers, con Polonia y Alemania como los países más inquietos por este tema.
Pros y contras del uso de la IA en sectores estratégicos
Pero hay un precio a pagar por estas nuevas “comodidades” que ofrece la IA y por supuesto existen varios inconvenientes de su implementación en la seguridad pública, pudiendo generar preocupaciones sobre la privacidad y la vigilancia masiva, afectando la confianza en el gobierno. Existe también a este respecto el riesgo de errores en la identificación que afecten a personas inocentes.
En las elecciones políticas, la dependencia en la tecnología aumenta la vulnerabilidad a ciberataques que puedan comprometer la integridad del proceso electoral. Los ciudadanos pueden desconfiar de la imparcialidad de los algoritmos usados. Y por último, en los servicios públicos la recopilación de datos biométricos plantea riesgos de seguridad en caso de brechas de datos, lo que podría exponer información sensible. También podría aumentar la exclusión digital para sectores menos familiarizados con la tecnología.
Parece ser que la tendencia general es “olvidarse” de los inconvenientes expuestos a cambio de la comodidad y rapidez que plantean estos avances tecnológicos en muchas áreas del día a día.