VioGén es el sistema de seguimiento integral en los casos de violencia de género del Ministerio del Interior y lleva en funcionamiento desde 2007. Un policía local de un municipio del sur de Madrid, perteneciente a la Unidad de Violencia de Género durante tres años, explica a Escudo Digital cómo funciona: “Es la base de batos a nivel nacional de todos los casos que existen en violencia de género a la que tienen acceso Policía Nacional, Policías Autonómicas, Policías Locales y Guardia civil. Ahí aparece la información de cada caso, con su número de identificación también para víctima y agresor, y las medidas judiciales establecidas. La orden viene asignada con un riesgo, pero el agente tiene que realizar una entrevista a la víctima (telefónica o personal) para confirmar ese riesgo, aumentarlo o disminuirlo”.
¿Se pueden predecir las agresiones?
En una vuelta de tuerca, el Ministerio del Interior decidió poner en marcha un sistema para predecir las agresiones reincidentes y mejorar la protección de las víctimas. La empresa SAS Iberia ha diseñado para ello un software de analítica avanzada e Inteligencia Artificial que analiza las denuncias por violencia de género que figuran en la gran base de datos de VioGén. Entre las variables que analiza el programa, que cruza los millones de datos existentes, figuran hasta 50 factores, como por ejemplo el estrato socioeconómico del núcleo familiar o el grado de vulnerabilidad de las víctimas.
En la misma línea se sitúa el proyecto dirigido por Ángel González Prieto, profesor de Matemáticas de la Universidad Complutense. El equipo ha diseñado un modelo matemático con un algoritmo que traza un patrón de reincidencia en el maltrato.
Pulseras telemáticas y patrón de voz
La imposición de dispositivos telemáticos del sistema de seguimiento en un caso de violencia de género la decide el juez, aunque la víctima lo puede solicitar si considera que está en riesgo. El agresor o inculpado debe llevar una pulserita o brazalete, que es un transmisor de radiofrecuencia que recibe la segunda unidad tanto del agresor como la víctima. También es portador de esa segunda unidad, un dispositivo GPS con las funcionalidades un teléfono móvil y receptor de la señal de radiofrecuencia. La víctima lleva un aparato como la segunda unidad del agresor, que sirve para detectar la señal del transmisor del inculpado o condenado.
La Inteligencia Artificial también permite la detección en una llamada telefónica un caso de violencia de género, aunque la mujer no lo verbalice. Y en eso está trabajando el 061 en Andalucía, en un proyecto pionero ("Certeza de Voz"), con el que se busca diseñar un patrón común de llamadas basado en mujeres que, aunque no explicitaron maltrato, cuando fueron atendidas por sanitarios mostraban señales de violencia machista.
Para que el algoritmo puede indicar que existe una alerta al operador del 061, en el desarrollo del proyecto participan personal de medicina, enfermería, ingenieros y psicólogos, junto al Instituto Andaluz de la Mujer.
El análisis de esas llamadas atiende a las palabras y las expresiones usadas por las mujeres, pero también el tono de voz, los silencios, todos los detalles que pudieran esconder emociones. El objetivo final es que la Inteligencia Artificial pueda detectar una posible violencia de genero con solo escuchar la voz. Una vez se alcancen las conclusiones tras las primeras fases, se preparará una hoja de ruta y un protocolo de ayuda para su desarrollo en los centros de emergencias.
Robot conversacional
La Policía Local de Valencia participa en el proyecto europeo IMPROVE, que tiene como objetivo mejorar la detección de la violencia de género y la protección de las víctimas mediante un robot conversacional que activado por Inteligencia Artificial podrá ofrecer asesoramiento inmediato.
La Concejalía de Protección Ciudadana del Ayuntamiento de Valencia se ha unido a una iniciativa que desarrolla distintas herramientas con las que incrementar las denuncias y la detección de la violencia de género. Los expertos cifran en un 80% el porcentaje de víctimas que no denuncia. Para acabar con esta invisibilidad, las distintas administraciones con responsabilidad en la erradicación de la violencia de género alientan programas que puedan revertir la situación.
En el proyecto IMPROVE participan 16 organismos de ocho países (entre los que se encuentran Alemania, Francia o Portugal). Se trata de un robot conversacional multilingüe que brinda a las víctimas asesoramiento inmediato, evaluación de riesgos y orientación sobre servicios y recursos disponibles. El plan es que un futuro pueda funcionar como aplicación que se pueda descargar en los dispositivos y que responda a las dudas de la misma manera que lo haría un agente.
Esta iniciativa busca también contribuir a que los responsables de seguridad consigan más y mejor información para la toma de decisiones, para la adopción de medidas que persigan la solución del problema.