El mundo podría crear baterías más sostenibles con una fuente inusual: los crustáceos. En un artículo que ha publicado la revista Matter, del cual se ha hecho eco Gizmodo, un grupo de investigadores sostienen que han fabricado una batería biodegradable con una sustancia que se encuentra en los caparazones de cangrejos y langostas, la quitina o chitosan, el mismo principio que se encuentra en muchas píldoras adelgazantes que se supone que absorbe la grasa.
Según recuerda la mencionada página web, el proceso más importante en el funcionamiento de las baterías es una sustancia electrolítica que se encuentra entre los dos terminales eléctricos en cada extremo, lo que ayuda a que los iones se muevan de un lado a otro entre los terminales con carga positiva y negativa para generar electricidad.
Las baterías que usamos normalmente están fabricadas con plomo o litio pero acarrean una serie de problemas, desde sostenibilidad hasta la dificultad de conseguir suficiente litio, ya que el ritmo de extracción y refinamiento es muy lento y contaminante.
Baterías de hasta 400 horas de duración
Las baterías de concha de caparazón no explotan ni provocan incendios, al contrario que la quitina o chitosán, como prefiramos llamarlo, que contienen los exoesqueletos de los crustáceos en sus caparazones. La quitina es suceptible de convertirse en un derivado llamado quitosano, que los investigadores han mezclado con zinc hasta conseguir una batería que dura, afirman, hasta 400 horas. Además, en contraposición a los electrolitos de las baterías tradicionales, esta sustancia se descompondrá en el suelo en unos cinco meses, dejando atrás el zinc, que se puede reciclar.
“En el futuro, espero que todos los componentes de las baterías sean biodegradables”, ha manifestado en un comunicado difundido por Sciencedaily el responsable de la investigación, Liangbing Hu, director del Centro de Innovación de Materiales de la Universidad de Maryland. Y añade que “no solo el material en sí es absolutamente sostenible y biodegradable, sino también el proceso de fabricación de biomateriales”.
También contiene chitosan, la "pluma" de los calamares que damos a los canarios para que se afilen el pico y obtengan nutrientes. Se ignora si en el futuro se realizarán acuerdos con las marisquerías para aprovechar todas las cáscaras de las gambas que pelan los clientes.