Los vehículos aéreos no tripulados (UAV, por sus siglas en inglés), comúnmente conocidos como drones, han adquirido una gran relevancia en los últimos años, impulsados por los importantes avances tecnológicos que han albergado. Gracias a estos progresos, han mejorado sus características –contando con un tamaño más reducido, una menor detectabilidad o un coste de producción más económico– y se han popularizado a medida que también han potenciado su uso en diferentes sectores.
Su comercialización abarca desde juguetes hasta armas y se estima que el mercado global de drones alcanzará los 90.000 millones de euros en 2030. Así lo señala un informe de Prosegur Research, el Insight&Trends Center de Prosegur, aunque lo más destacado de este estudio es el análisis que realiza sobre los principales usos detectados en drones con fines criminales.
"La sofisticación de los drones por parte de empresas públicas y privadas, enmarcado en el desarrollo y la evolución tecnológica, va a condicionar el uso criminal de estos, limitando las capacidades de mitigación de fuerzas de seguridad ante usos malintencionados de estos dispositivos", avisa el informe, que lleva por título "Los zumbidos del mundo criminal".
El documento también advierte que diversas organizaciones criminales y terroristas ya han incorporado los drones a sus operaciones, que van desde cárteles de droga a milicias. En concreto, específica que se han identificado cuatro tipos de utilización de drones, los cuales abarcan distintas tareas y a continuación detallamos siguiendo su información.
Obtención de información e imágenes privadas
Las cámaras y sensores que incorporan los drones facilitan la obtención de información de víctimas o potenciales víctimas por parte de delincuentes. De este modo, pueden proporcionarles datos de interés e imágenes privadas, y también pueden utilizarlos para llevar a cabo labores de vigilancia, control y seguimiento de víctimas.
Además de violar la privacidad de las personas, las imágenes obtenidas a través de un dron pueden ser empleadas para labores de chantajes y/o extorsiones, así como en el desarrollo de robos y asaltos, tanto de individuos como de propiedades. Por otro parte, el uso de drones en labores de vigilancia por parte de empresas privadas o individuos ha derivado en críticas por supuestos usos abusivos de espionaje.
Uso delictivo en el transporte de mercancías
El uso de drones en operaciones de tráfico abre la puerta a la actuación criminal, ya que minimiza el nivel de riesgo que corren los delincuentes y acelera los procesos de entrega. La sofisticación adquirida por los drones en este sentido potencia que el transporte de mercancías se use para desplazar explosivos, materiales contaminantes e incluso bacterias y otros materiales que repercuten sobre la salud.
En este caso, Prosegur Research destaca especialmente los casos de tráfico de drogas o contrabando en lugares especialmente vigilados como las fronteras, además de los ejemplos de contrabando en prisiones para entregar teléfonos móviles o armas.
Ataques físicos
Una ventaja que ofrecen los drones y que explotan las organizaciones criminales es su utilización como método de ataque físico. Es decir, estrellar drones contra personas o sus propiedades con el objetivo de causarles daños, lo que a su vez permite no comprometer la integridad física de ningún integrante de la organización criminal o terrorista.
Durante los últimos años se ha registrado un incremento en el uso de drones caseros modificados para cargar explosivos improvisados: granadas de mano, granadas de 40mm y pequeños proyectiles de mortero por parte de cárteles de la droga o varias insurgencias activas en las guerras de Siria o Ucrania. En este último conflicto también se ha podido apreciar en las últimas semanas un incremento de los ataques del ejército ruso al país ucraniano, con especial foco en la ciudad de Kiev.
Ciberataques
En cuanto a los ataques lógicos, es reseñable la amplia capacidad de comunicación de los drones con diferentes dispositivos, lo que posibilita una gran diversidad de ciberataques ágiles y difícilmente detectables.
Uno de los más comunes es establecer la configuración de una red Wi-Fi móvil falsa o un punto de acceso no autorizado, con el fin de interceptar el tráfico de red de los smartphones en alcance para capturar información confidencial de los usuarios. Además, los drones también son capaces de inhabilitar redes Wi-Fi, radios u otros dispositivos, así como hacerles realizar un ataque de desautentificación local (local deauthentication). En esta línea, el Insight&Trends Center de Prosegur alerta que si estos ataques se realizan sobre empresas que desarrollan actividades esenciales o especialmente sensibles, puede suponer un ataque terrorista de alto impacto para la ciudadanía o una potente fórmula de extorsión.