Después de décadas de estancamiento, la energía nuclear en Estados Unidos está viviendo un momento decisivo. En 2024, el país norteamericano incrementó su capacidad nuclear por segundo año consecutivo, una tendencia que no se registraba desde los años 90. Este resurgimiento está respaldado por legislación reciente, como las políticas del Congreso estadounidense para acelerar el desarrollo nuclear, y por inversiones significativas de gigantes tecnológicos como Amazon, Google y Microsoft, que buscan fuentes limpias y confiables para atender la creciente demanda energética.
Sin embargo, el panorama no está exento de desafíos: el principal es superar el rechazo histórico que genera esta clase de energía en la población mundial. El caso es que la opinión pública desconfía de la energía nuclear principalmente por los riesgos asociados a accidentes graves, como los de Chernóbil (1986) y Fukushima (2011), que tuvieron devastadoras consecuencias humanas y ambientales. Estos eventos han generado un temor colectivo hacia la posibilidad de fugas radiactivas y contaminación a largo plazo, a pesar de los avances tecnológicos en seguridad.
Estos avances en seguridad nuclear incluyen sistemas de enfriamiento pasivo, que funcionan sin necesidad de energía externa, y reactores de cuarta generación, diseñados para ser más eficientes y con menores riesgos de sobrecalentamiento. Además, se han implementado protocolos de monitoreo en tiempo real y materiales más resistentes para prevenir fugas radiactivas incluso en condiciones extremas.
El caso es que la energía nuclear puede ayudar a mitigar el cambio climático porque genera grandes cantidades de electricidad sin emitir dióxido de carbono durante su operación, lo que reduce la dependencia de combustibles fósiles. Además, su capacidad para proporcionar energía constante y fiable complementa a las fuentes renovables intermitentes, lo que facilita la transición hacia sistemas energéticos más sostenibles.
Por qué EE. UU. vuelve a apostar por la energía nuclear
En los últimos años, la energía nuclear en Estados Unidos ha experimentado un resurgimiento notable tras décadas de estancamiento. Según Michael Goff, secretario asistente interino de la Oficina de Energía Nuclear del Departamento de Energía de EE. UU., los planes son de largo alcance: “Tenemos metas ambiciosas para los próximos 10 años”. Sin embargo, este renacimiento podría ser la última oportunidad para revitalizar la industria nuclear en el país. En esas coordenadas, Goff advierte de que la industria debe “realmente cumplir” con los estándares de seguridad y funcionamiento fiable para evitar otro fracaso en su implantación generalizada en territorio estadounidense, como ocurrió con intentos previos en los años 80 y en la década de 2000.
La oposición a la energía nuclear en EE. UU. tiene raíces profundas, desde los riesgos ambientales hasta incidentes históricos como el accidente de Three Mile Island en 1979 y el de Chernóbil en 1986. Jessica Lovering, directora ejecutiva del Good Energy Collective, señala en The Atlantic que entre las reticencias a la implantación de la energía nuclear juegan un papel central “las preocupaciones de seguridad, así como factores económicos”. En ese sentido, cabe señalar que la construcción de reactores fue considerada como una mala inversión en su momento, “debido a los altos costes y retrasos, y el auge del gas natural barato en los años 2000, que eliminó cualquier incentivo para nuevos proyectos”.
El factor del resurgimiento: ventaja para el medio ambiente
En ese repertorio de reticencias a la implantación y popularización de la energía nuclear, desempeñan un papel importante grupos ambientalistas como Greenpeace y Sierra Club. Sin embargo, el cambio climático ha impulsado un giro en la percepción. Según la directora ejecutiva del Good Energy Collective, “la crisis climática ha hecho que más personas entiendan que la energía nuclear puede ser más segura y eficiente que los combustibles fósiles”. Esta tendencia también se refleja en el ámbito académico universitario estadounidense, donde los grados en ingeniería nuclear han aumentado desde 2013.
El cambio climático ha transformado la percepción de la energía nuclear en las últimas décadas, que hoy día es apreciada como una fuente confiable y libre de emisiones. Kathryn Huff, exlíder de la Oficina de Energía Nuclear y actual profesora en la Universidad de Illinois, asegura que “el motivo por el que la gente se interesa en la energía nuclear ahora es el cuidado del medio ambiente que ofrece”. En esa dirección funcionan informes como el de las Naciones Unidas en 2018, que destacan que, para limitar el calentamiento global, será esencial incluir la energía nuclear como parte de un sistema energético descarbonizado.
El apoyo a la energía nuclear sigue creciendo, con iniciativas como las de la administración Biden, que ha concedido incentivos fiscales en la Ley de Reducción de la Inflación. Además, el aumento en la demanda de electricidad, impulsada por tecnologías como la inteligencia artificial, ha llevado a empresas como Microsoft a buscar fuentes limpias y confiables. Según Matt Bowen, investigador de energía nuclear en la Universidad de Columbia, “estas inversiones son inéditas en la historia reciente”. No obstante, los expertos advierten de que las expectativas de resultados inmediatos podrían ser el mayor riesgo para esta nueva etapa nuclear.
¿Cuál es el futuro de las tecnologías nucleares en la UE?
En este contexto, resulta crucial conocer las claves de futuro de las tecnologías nucleares en la Unión Europea. Esta realidad nuclear europea está marcada por tendencias diferenciales como el auge de las startups nucleares, la integración de tecnologías digitales y su potencial para contribuir a la descarbonización de sectores difíciles de electrificar. Un informe del JRC, el servicio científico de la Comisión Europea que ofrece evidencia científica independiente y asesoramiento para respaldar las políticas de la Unión Europea, destaca la importancia de anticipar políticas que aprovechen estas oportunidades, incluyendo el desarrollo de pequeños reactores modulares (SMRs) y la autonomía estratégica en la producción de combustible nuclear, especialmente en el contexto de las tensiones geopolíticas actuales. Estas tecnologías no solo podrían mejorar la eficiencia energética, sino también reducir significativamente las emisiones en industrias como el acero, el cemento y el transporte pesado, mediante soluciones como la producción de hidrógeno limpio y reactores de alta temperatura.
Sin embargo, nuevo impulso nuclear también comporta desafíos de calado, como la gestión de residuos radiactivos y los riesgos asociados a la inteligencia artificial en el sector. El informe subraya la necesidad de adoptar modelos de economía circular y de explorar el uso de la energía nuclear en el espacio, áreas donde la UE podría posicionarse como referencia. A largo plazo, el éxito dependerá de atraer talento joven y desarrollar competencias innovadoras que garanticen un uso seguro y eficiente de la energía nuclear, alineado con los objetivos del Pacto Verde Europeo y las metas climáticas para 2030.
Claves del nuevo auge de la energía nuclear a escala mundial
La realidad es que la energía nuclear está experimentando un resurgimiento a escala planetaria. Este renacer está impulsado por tres fuerzas principales: la creciente demanda de electricidad, su carácter como fuente de energía limpia y fiable y un renovado apoyo normativo. En ese sentido, la Agencia Internacional de la Energía prevé un aumento sostenido de la demanda energética, especialmente en países como China e India, debido a factores como la inteligencia artificial, los vehículos eléctricos y el cambio climático. Según Brandon Rakszawski, director de Gestión de Producto de VanEck, “la energía nuclear contribuirá de forma importante a satisfacer la demanda mundial de electricidad en el futuro”.
La energía nuclear se presenta como una opción estratégica en la transición energética global gracias a sus bajas emisiones de carbono y su capacidad de generación constante, superando en estos aspectos a las energías eólica y solar. Rakszawski destaca que “las emisiones de la energía nuclear son notablemente inferiores a las de algunas fuentes de energía renovables”, al tiempo que subraya su relevancia en la lucha contra el cambio climático y los retrasos en la creación de capacidad renovable. Estas claves refuerzan su papel como una solución fiable para atender la creciente necesidad energética global.
El respaldo de los Gobiernos ha sido crucial en el resurgimiento de la energía nuclear. Países como Estados Unidos, Japón y China han tomado medidas significativas, como la prolongación de la vida útil de plantas nucleares o inversiones en investigación de fusión nuclear. Japón, por ejemplo, debate en los últimos tiempos si debe reactivar reactores tras el impacto de Fukushima. Mientras tanto, India y Noruega planean proyectos innovadores, desde pequeños reactores modulares hasta acuerdos internacionales para la construcción de plantas. Rakszawski resume la importancia del sector nuclear al señalar que ofrece “exposición completa al ecosistema de la energía nuclear”, desde la minería de uranio hasta la ingeniería y el mantenimiento.
¿Qué es el SMR?
En el repunte de la energía nuclear, están haciéndose populares los Reactores Modulares Pequeños (SMR, por sus siglas en inglés), que son una innovación en la tecnología nuclear que busca hacer más accesible, flexible y segura la generación de energía. Con una capacidad de hasta 300 MW(e) por unidad, que puede clasificarse como de pequeña escala, estos reactores modulares son ideales para suministrar energía a regiones aisladas, complementar fuentes renovables o facilitar proyectos de descarbonización industrial.
Tienen aproximadamente un tercio de la potencia de los reactores nucleares tradicionales, lo que los hace ideales para regiones con menor demanda energética o infraestructura limitada. Su diseño modular permite una fabricación estandarizada y transporte más sencillo, lo que reduce costes y tiempos de construcción.
Además, los SMR están diseñados con avanzados sistemas de seguridad pasiva y menor impacto ambiental, posicionándolos como una solución prometedora para diversificar el suministro energético y apoyar la transición hacia fuentes más limpias. Un ejemplo destacado es el modelo NuScale Power, desarrollado en Estados Unidos, que ha recibido aprobación regulatoria para su diseño y ya está en proceso de construcción en Idaho. Otros países como Canadá y Argentina también están explorando activamente la implementación de SMR para cubrir sus necesidades energéticas.
Por qué Microsoft quiere abrir la planta de Three Mile Island
En este marco, cobra una importancia crucial la noticia de que Microsoft ha firmado un acuerdo de 20 años con Constellation Energy para reabrir la planta nuclear de Three Mile Island, en Pensilvania, cerrada desde 2019. Aunque la Unidad 1, que se prevé reactivar en 2028, es independiente de la unidad implicada en el accidente de 1979, el plan ha generado controversia local. Según Joe Dominguez, director ejecutivo de Constellation, este proyecto representa “un símbolo poderoso del renacimiento de la energía nuclear como un recurso limpio y confiable”. La reapertura, que requiere aprobación regulatoria, busca modernizar las instalaciones con una inversión de 1.600 millones de dólares y generar 800 megavatios de electricidad, suficientes para 800.000 hogares. Bobby Hollis, vicepresidente de Energía de Microsoft, destaca, en declaraciones que recoge la BBC, que esta alianza es “un hito en nuestros esfuerzos por descarbonizar la red y cumplir con nuestro compromiso ambiental”.
¿Cuándo será viable la fusión nuclear?
Terminamos con un horizonte de esperanza hablando de la viabilidad de la fusión nuclear, que aún se encuentra en etapas experimentales, y los expertos estiman que, en el escenario más optimista, un prototipo funcional de central de fusión podría estar operativo a principios de la década de 2030. Este avance tecnológico representa un hito en el camino hacia una fuente de energía prácticamente ilimitada, segura y sin emisiones significativas de gases de efecto invernadero. A diferencia de la fisión nuclear, la fusión no genera residuos radiactivos de larga duración ni plantea riesgos de accidentes catastróficos, ya que utiliza como combustible isótopos del hidrógeno, como el deuterio y el tritio, que son abundantes en la naturaleza.
La fusión nuclear será fundamental para el cuidado del medio ambiente porque podría proporcionar una solución sostenible a la creciente demanda de energía sin agravar la crisis climática. Su capacidad para generar electricidad constante y fiable sin depender de las condiciones climáticas la convierte en una alternativa ideal a los combustibles fósiles y complementa las energías renovables intermitentes, como la eólica y la solar.
Sin embargo, dado que esta tecnología no estará disponible a corto plazo, es imprescindible continuar reduciendo las emisiones de carbono mediante la implementación de fuentes de energía limpias ya existentes, como la nuclear convencional, la solar y la eólica, para mitigar los efectos del cambio climático mientras se desarrollan soluciones a largo plazo como la fusión.