Si hay un sector que sufre directamente los efectos del cambio climático es de las compañías de seguros. En España, según los datos de la patronal Unespa las lluvias torrenciales, las danas, la pasada borrasca Filomena y la erupción del volcán en La Palma han elevado la factura de las aseguradoras hasta los 4.341 millones de euros entre 2017 y 2022.
Es una cifra que recoge ejercicios con costes diferentes, entre los que destacan los 970 millones de euros de 2020, el peor año para las compañías de seguros. Le siguen en la serie histórica el año 2019 (765 millones en gastos); el 2021 (712 millones); el 2018 (685 millones); el 2017 (661 millones) y el 2022, el mejor de la serie con un gasto de 545 millones de euros.
Curiosamente, no fue la borrasca Filomena la que más gastos ocasionó a las aseguradoras, sino la borrasca Gloria, que tuvo lugar un año después y afectó especialmente a Baleares, Cataluña, Murcia y Alicante. Los gastos que originó este fenómeno meteorológico a las compañías de seguros superaron los 305 millones de euros, por los 160 que causó la más mediática Filomena.
No en vano, Gloria fue el temporal más duro que ha sufrido España y el sur de Francia desde enero de 1982, y, en sus tres días de duración, costó la vida a 13 personas, a las que hay que sumar 4 desapariciones. Le siguen en gravedad, además de Filomena, las borracas Gaetán, Hortense e Ignacio, la tormenta Kurt y la tormenta Ana.
En total, una suma de desastres naturales que ha costado a las aseguradoras 4.341 millones de euros. La mayor parte de los pagos, el 62% se produjeron en los hogares, seguidos de la industria, donde representaron el 28,15%. Aunque es una cantidad importante, señalan desde la consultora PwC, la situación sería peor si en España no existiera el Consorcio de Compensación de Seguros, financiado por los clientes del sector, que se hizo cargo del 30% de los daños climáticos.
La mayor frecuencia de estos siniestros tiene dos consecuencias: por un lado la subida de los precios de las pólizas y, por otro, la no cobertura de ciertos riesgos en zonas concretas. Tanto es así que dos compañías aseguradoras, State Farm y Allstate, han dejado de ofrecer cobertura en zonas de riesgos en California.
Entienden estas empresas, gigantes de la industria de seguros en Estados Unidos, que las pólizas que deberían pagar los particulares para cubrir el peligro de incendio en la zona están fuera del precio de mercado. Y no es el único riesgo que valoran la compañía. La alta frecuencia de movimeintos s´simicos y, sobre todo, el incremento de tormentas en poblaciones costeras provocado por el añumento del nivel del mar esrán provocando que California, uno de los motores económicos de EE.UU. Y del mundo,, deje de ser rentable para las ocmpañías aseguradoras
“El cambio climático es, entre otras cosas, el problema más grande en décadas para el mercado de los seguros”, afirma el doctor Marco Tedesco. Este experto de la Escuela Climática de Columbia cree que el modelo empleado actualmente por las aseguradoras es “insostenible” y está destinado al fallo, pues no hay información histórica de regiones que han registrado fenómenos climáticos inesperados.
Crecen los riesgos climáticos
Otro estudio, elaborado por la Oficina Española de Cambio Climático, revela que, aunque el sector de seguros no tendrá problemas significativos para para continuar asumiendo riesgos climáticos de naturaleza extraordinaria o catastróficos en los próximos10 años, el número y la intensidad de estos fenómenos irá creciendo con el paso del tiempo.
Los autores de este informe identifican como principal riesgo climático en España el de inundación, seguido de las tempestades ciclónicas atípicas, con vientos superiores a los 120 km/h y embates de mar. Las principales zonas de España afectadas por estos riesgos son el litoral mediterráneo y el cantábrico.
El estudio señala también que, a lo largo de los últimos años, se ha evidenciado un aumento en la ocurrencia e intensidad de eventos ligados a riesgos climáticos principales, los denominados riesgos secundarios (incendios, inundaciones procedentes de marejadas ciclónicas, etc.).
En ocasiones los riesgos secundarios han ocasionado daños superiores a los generados por riesgos principales, por lo que el informe recomienda diseñar mecanismos que mejoren los modelos predictivos entorno a los riesgos secundarios y así mejorar su cobertura y la resiliencia socioeconómica.
Estos desajustes en los modelos predictivos (cubiertos en el mercado reasegurador internacional), podrían tener impactos negativos en el sector asegurador, que podría ver limitada su transferencia de riesgos al mercado internacional, debido a un impacto económico mucho mayor de lo esperado procedente de los riesgos secundarios.