El 19 de abril de 2024, el mismo día en que Telefónica cumplirá cien años, la compañía apagará definitivamente su red de cobre en España, que pasará a ser sustituida completamente por fibra óptica. Más allá de ventajas tecnológicas como la velocidad, la estabilidad y la latencia, la compañía logrará con esta medida reducir en un 94% el impacto ambiental de su red fija en España.
Jubilar al cobre, además, sitúa a España como uno de los países pioneros a nivel mundial en la sustitución de un material que ha sido clave para el desarrollo de las comunicaciones en todo el mundo, pero que ya empieza a ser cosa del pasado en pleno siglo XXI. El impacto ambiental de la fibra es 18 veces menor que el cobre ante un consumo de datos equivalente.
Una vez finalizado el proceso, se habrá conseguido una reconversión de la red que incluirá el cierre de un total 8.532 centrales (5.203 cierres ya comunicados a los que ahora se añaden 3.329). Así, en el centenario de la compañía el apagado del cobre será efectivo para todos los clientes minoristas, que podrán disfrutar de una red de altas prestaciones.
Según indica la compañía, desde 2015 se han logrado reducir en España un 96% las emisiones de CO2 de sus operaciones (alcances 1 y 2) y un 12% el consumo energético, aunque el tráfico de datos se haya multiplicado por 4,7 en el mismo periodo.
Entre las iniciativas de gestión para la sostenibilidad, destaca el uso de energía renovable en el 100% de las operaciones, además de distintos proyectos de eficiencia y modernización de la red, como éste de la sustitución del cobre por la fibra. Así, la compañía progresa hacia las cero emisiones netas en toda la cadena de valor en 2040.
“Telefónica es pionera en la aplicación de inteligencia artificial a las redes de última generación, y es una pieza clave en la descarbonización de la economía. El cierre de nuestras últimas centrales de cobre era otro compromiso de Telefónica, y Telefónica siempre cumple sus compromisos y está preparada para el futuro”, asegura el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete.
Efectos colaterales: adiós al “ladrón de cobre”
El apagado de esta red centenaria tendrá también otros efectos colaterales, más allá de los beneficios medioambientales y las mejoras en velocidad y latencia. Toda una industria clandestina tiene los años contados gracias a que los hilos de plástico de la fibra óptica apenas tienen valor de mercado fuera del estricto ámbito de las telecomunicaciones.
El oficio de “ladrón de cobre”, con casi cien años de antigüedad, está a punto de desaparecer. Y no es que moviese cantidades pequeñas. El pasado mes de febrero se produjo la detención de dos bandas criminales por el robo de 100.000 metros de cobre valorados en un millón de euros en las comunidades de Castilla-La Mancha, Castilla y León y Madrid.
A la falta de material -Telefónica ya ha desmantelado 111.000 toneladas de red de cobre, equivalente a la producción anual de una gran mina del rojizo metal- se suma ahora también la caída de su precio, un 4,42% en lo que va de año y del 16% en los doce últimos meses.
Para Fernando Saiz, director de Asuntos Públicos de Movistar Chile, retirar el cobre “contribuirá a la descontaminación visual, el cuidado del medioambiente y será un desincentivo al crimen organizado del robo de cables".